viernes, 15 de noviembre de 2013

El expolio tributario: Rubalcaba, aprendiz de Montoro.

Juan R. Rallo muestra cómo el bien vendido y mal llamado Estado del Bienestar no es otra cosa que un monopolio, siendo su tendencia la misma, esto es, peores servicios ofrecidos pero cada vez más costosos al ciudadano, mientras sus gestores (PP, PSOE, IU...) se garantizan su bienestar a costa de los ciudadanos.

Desmonta el discurso típico y populista, cada vez más escuchado (subimos los impuestos a ricos para mantener esto) para desviar la atención y que se acepte su constante robo a los ciudadanos (a todos, especialmente a los de clase media, que es de donde se obtiene la masa impositiva importante), poniendo como ejemplos las recientes propuestas del PSOE, para acaparar más poder y recursos a costa de la libertad y prosperidad de los ciudadanos.
Artículo de El Economista:
"Todo monopolio tiende a sangrar al consumidor prestándole un servicio cada vez peor y más caro. El Estado de Bienestar es de facto un monopolio: el contribuyente no puede escapar de financiar sus gastos por la muy coactiva vía tributaria.
Y, como tal, el Estado de Bienestar ha terminado castigándonos con los efectos típicos de todo monopolio: impuestos crecientes y servicios deteriorados para garantizar el bienestar del Estado a costa del de los ciudadanos.
Sus alternativos gestores desde luego no lo ocultan: PP y PSOE sólo se han dedicado a multiplicar las cuchilladas fiscales que despellejan a los españoles bajo la irrenunciable premisa de que nuestro sobredimensionado y burbujístico sector público no se toca.
Es verdad que el PSOE en su reciente Conferencia Política ha sacado a relucir su faceta más bolivariana al promover un ataque impositivo sin cuartel contra el ahorro y la acumulación de capital en España -nueva exacción sobre el patrimonio, fiscalidad salvaje sobre las rentas del capital e incremento de un ya demasiado elevado Impuesto de Sociedades-, pero no es menos cierto que en esta bacanal confiscadora sólo están continuando el guion escrito por el peronismo montoriano y rajoyesco. Y es que, de momento, es el PP y no el PSOE quien ostenta el deplorable récord de haber sido la formación política que más ha redoblado el expolio tributario sobre los españoles.
¿Cómo esperar de Rubalcaba siquiera un disimulado ademán de moderación ideológica cuando Rajoy le ha devorado el terreno liberticida al mismísimo Cayo Lara?

Rapiñas al ciudadano

PP, PSOE e IU forman parte del mismo lobby estatólatra que pretende mantener a cualquier precio el control del Estado sobre casi todas las facetas de nuestra vida: nuestra formación, nuestra salud, nuestra jubilación, nuestro transporte, nuestra cultura o nuestro entretenimiento. Por eso no sienten el más mínimo reparo en anunciar reformas tributarias íntegras cuyo objetivo manifiesto no es otro que el de la más descarnada de las rapiñas sobre el ciudadano medio.
No se dejen engañar por las consignas que lanzan mientras dicen desfilar contra los superricos: todos los políticos son conscientes de que la parte mollar de los ingresos tributarios procede de las personas corrientes y de que, por tanto, su hiperestado sólo puede mantenerse desplumando a esas personas corrientes.
Al cabo, el griterío demagógico contra los acaudalados es sólo una forma de desviar la atención de su auténtico golpe; una forma de entretener al perro guardián con algo de carnaza mientras se roba la vivienda. Fijémonos, si no, en las propuestas particulares de la Conferencia Política del PSOE.
Aunque el foco se haya dirigido en su más que cierta propuesta de incrementar la tributación sobre los ricos, lo cierto es que las estocadas sobre el ciudadano medio son notables y generalizadas: primero, se defiende la creación de un impuesto sobre los depósitos que, evidentemente, terminaría repercutiéndose sobre los depositantes; segundo, se propugna el incremento de la tributación no sólo sobre las muy denostadas Sicav, sino sobre los mucho más suculentos vehículos que canalizan la mayor parte del ahorro financiero de los españoles: fondos de inversión y los planes de pensiones.
Tercero, también se propone suprimir las deducciones por aportación a planes de pensiones, de las que claramente se beneficia el pequeño ahorrador; cuarto, se busca eliminar el método de estimación objetiva de los rendimientos de actividades económicas, al que se acogen exclusivamente autónomos y pymes; quinto, se ambiciona la introducción de impuestos sobre "consumos nocivos" que, de nuevo, castigarían especialmente al ciudadano medio; y sexto, se pretende acabar con la actual reducción de un 40% de los rendimientos irregulares del trabajo (dietas por traslado, indemnizaciones laborales, planes de pensiones de empresa, seguros de dependencia, etc.).
En última instancia, lo que PP y PSOE (y obviamente IU) están representando no es más que un vistoso ritual populista con el propósito de legitimar ante la mayoría de la población el infierno fiscal que están construyendo y que desean seguir construyendo en España durante los próximos años. Cada uno a su manera, lavando el cerebro a su electorado para que terminen agachando la cabeza.
Pero no nos confundamos: entre los disparates pauperizadores del PSOE de Rubalcaba no hay ninguna maldad que Montoro no haya cavilado antes. La casta avanza unida en su objetivo de achicar el mercado para agrandar el Estado. A costa de todo: de nuestra libertad y de nuestra prosperidad."

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