lunes, 23 de diciembre de 2013

Ser austriaco es más fácil que nunca

Ryan McMaken sobre la expansión de la escuela austriaca y las mayores facilidades presentes para su conocimiento, algo harto difícil hasta hace bien poco, así como la importancia que tiene el conocimiento de la misma y sus enseñanzas.


Artículo del Instituto Mises Hispano:

"En abril de 2011, dos años antes de cumplir 100 años, la Fed realiza su primera conferencia de prensa en la historia en respuesta a la creciente crítica por su falta de transparencia. En otras palabras, la Fed pensaba que tenía que salir a la luz y defenderse. Y, sin duda como parte del mismo esfuerzo de relaciones públicas, recientes publicaciones de la Fed revelan un esfuerzo concertado por perpetuar el mito de que el Sistema de la Reserva Federal no es un banco central en absoluto, sino un sistema de bancos que sirve a “nuestras comunidades locales”.

Para quienes estudiamos en departamentos de economía a finales de la década de 1990, la reverencia de la Fed como institución era incuestionable. Sin embargo hoy, aunque la mayor parte del público no la entienda, la Fed se ha convertido en un sinónimo de acuerdos secretos y capitalismo de compinches entre un creciente segmento de la población.

Por supuesto, nada de esto se produjo por accidente. El papel de la Fed en las destructivas burbujas punto como e inmobiliaria en décadas recientes y su papel en la intensificada prodigalidad monetaria de años recientes han permanecido cómodamente en las sombras como ha pasado con la mayoría de la historia secular de la Fed. Lo que resulta diferente esta vez es que, con la ayuda de la red, la campaña 2012 de Ron Paul y, por supuesto, el Instituto Mises, la Escuela Austriaca de economía ya no es una minoría oscura e ignorada.

Aunque nadie describiría hoy a la Escuela Austriaca como dominante, el hecho de que ya no pueda ser ignorada queda claro en las muchas formas en que un Bruce Bartlett o un  Paul Krugman en el New York Times se desvían para atacar a los austriacos o puede verse sencillamente en las críticas desdeñosas a la Escuela Austriaca que los economistas ortodoxos se sienten obligados a incluir en sus comentarios a colegas y alumnos.

Como sabe cualquiera que haya trabajado en la universidad, esta es fundamentalmente autoritaria y resistente al cambio, así que el hecho de que se quede atrás frente a la población en general no debería ser una sorpresa. Pero la creciente popularidad de la Escuela Austriaca en gente joven normal bien informada y jóvenes intelectuales es sin duda alentadora.

A pesar de todo esto, sigue siendo fácil perder de vista cuánto se ha progresado.

Hace una década, aunque el Instituto Mises había puesto los cimientos para la expansión actual de la Escuela Austriaca, seguía siendo invisible para un alumno universitario ordinario. De hecho, en la universidad a finales de la década de 1990, nunca encontré a ningún investigador austriaco hasta que me apunté a un curso de macroeconomía con Fred Glahe, un economista austriaco en la Universidad de Colorado. Aún poco familiarizado con los austriacos un año después, Glahe me recomendó acudir a un evento llamado Universidad Mises y allí acudí obedientemente.

Aun así, después de una semana de U Mises, y después de quedar completamente convencido de esta nueva forma de ver la economía, todavía tuve que volver a la vida diaria en la que no había estudiantes austriacos con los que hablar. Sin medios sociales, perdí el contacto con casi todos los estudiantes que encontré en U Mises, y después de empezar el programa de doctorado en la Universidad de Indiana, descubrí rápidamente que ser seguidor de la Escuela Austriaca era en realidad una propuesta de soledad. El Instituto Mises era realmente la única forma de conectarse entonces con el gran movimiento austriaco y era un salvavidas.

En esos días pensábamos que la red ya había cambiado radicalmente las cosas, pero ni siquiera entonces imaginábamos YouTube con sus vídeos en streaming,, los medios sociales, las descargas de libros a la velocidad del rayo, los ebooks, smartphones y una serie de otros medios y tecnologías que hoy nos permiten mantenernos conectados al movimiento austriaco todos los días, todo el día, si queremos.

Por supuesto, toda esta tecnología sería inútil sin el conocimiento necesario para aprovecharla. La red y la tecnología pueden utilizarse igual de fácilmente para promover un enorme crecimiento del gobierno. Pero hoy, como siempre, el Instituto Mises continúa formando la espina dorsal intelectual del movimiento, proporcionando los libros, artículos académicos, revistas de investigación, acontecimientos, vídeos, seminarios web, clases y artículos diarios que reúnen diariamente a investigadores y lectores.

Y la audiencia es mayor que nunca.

Estaba en mi último año de instituto cuando murió Murray Rothbard, y como la mayoría de los austriacos de mi edad o más jóvenes, nunca conocí a Rothabrd o Mises o Hayek o cualquiera de las grandes figuras asociadas con el movimiento. Y aunque sería un placer conocer a esa gente, los austriacos más jóvenes no se basan en relaciones personales con los gigantes del movimiento. La Escuela Austriaca es mucho mayor que eso y es más “mainstream” y fácil de incorporarse de lo que quizá muchos de sus antiguos practicantes nunca creyeron posible.

Como ha señalado Tom Woods, los defensores de otras escuelas de pensamiento se quejan de que mientras que cualquiera interesado en Rothbard puede sencillamente leer todos sus libros gratos en línea, los seguidores de, por ejemplo, Milton Friedman deban comprar sus libros. Esto, se nos dice, da a Rothbard y a los austriacos una ventaja injusta.

Y sea injusto o no, sin duda es una ventaja. Habiendo enseñado en la universidad durante ocho años, sé que es risible esperar que un alumno universitario vaya a una biblioteca y vague por las estanterías para encontrar el libro que recomiendas. Si no está en línea o si la graduación del alumno no depende de él, no lo leerá. Pero gracias al Instituto Mises, se leen los libros correctos y ahora incluso pueden discutirse, verse, oírse y enseñarse en línea y en el campus Mises, también entre amigos.

Apunté antes que la Fed pasa por tiempos difíciles en términos de opinión pública. Eso es bueno en sí mismo, pero la Fed mantendrá poco peligro real mientras no se entienda la naturaleza de la economía. Aquí es donde es esencial el Instituto Mises. Si la Fed fuera eliminada bajo el régimen intelectual hoy imperante, sin duda sería reemplazada por otra institución similar. Lo mismo puede decirse de todas las demás agencias e instituciones públicas.

La política y la insatisfacción pública con instituciones como la Fed o el gobierno de EEUU no bastan. La gente se ha burlado y reído de los gobiernos actuales durante décadas y se han realizado muchas elecciones y aun así el gobierno federal no corre el riesgo de verse disminuido por demanda popular.

Nos corresponde a nosotros a los investigadores de la Escuela Austriaca ayudar a la gente a entender la naturaleza de la bestia y cómo sería el mundo sin ella. El cambio real y duradero solo proviene de la educación y de los movimientos intelectuales detrás de ella y con una revolución en las ideas.
Ayúdanos a continuar la revolución.

Publicado el 17 de diciembre de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí."

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