viernes, 4 de marzo de 2016

Ataque de regionalismo: la Universidad de Valencia pone trabas lingüísticas a la ciencia

Sergio Ferrer se hace eco del último ataque del nacionalismo en Valencia. 

En este caso es la ciencia y el nivel educativo de la sociedad los que se ven atacados y afectados por estas nuevas restricciones lingüísticas características del aldeanismo (estrechez intelectual o tosquedad de una sociedad cerrada en sí misma) que se da en los dirigentes valencianos (PSPV y Compromís). Este geocentrismo (que no es que haya surgido ahora, puesto que las trabas lingüísticas ya se producían con el PP, siendo ahora intensificadas) lo que produce es una discriminación y una barrera al talento, en lugar de ser (como debiera ser la universidad) universal y abierta al mundo. 

Más aún en un ámbito como el de la ciencia, con elevado movimiento de investigadores, y donde el idioma preferente y básico es el inglés (justo el que no se fomenta en la educación española y que nos supone una verdadera barrera al progreso y a la internacionalización. 

Y es que una cosa es que sea mérito y otra requisito, poniéndola por encima de la formación y el talento que es lo esencial en educación e investigación. Se trata de que den clase los mejores, no rechazar a un Nobel por trabas o impedir a un alumno brillante hacer una tesis doctoral (ni siquiera sin deber dar clase) u obtener una beca por dichas trabas. Tiene que primar el talento, no la lengua. 

Esperemos que las protestas sean escuchadas, por el bien de la sociedad. 
Artículo de El Confidencial: 



"Incluso un premio Nobel tendría dificultades para enseñar ciencia en algunas de las mejores universidades de España". Así comenzaba una carta publicada a finales de enero por dos investigadores de la Universidad de Valencia (UV) en la revista 'Nature'. El texto alertaba del riesgo que supone el cambio de legislación del centro levantino, que desde septiembre exige a los profesores un nivel C1 de valenciano -dominio operativo eficaz-, para la salud de la ciencia española. Esta semana, un grupo de profesores de la Facultad de Economía superaba las 1.500 firmas recogidas con el objetivo de eliminar el nuevo requisito.
"Hasta ahora, el nivel de valenciano era un mérito, como ser doctor o haber publicado. No tenemos problemas con eso, pero si se exige, resulta discriminatorio", aclara a Teknautas el investigador de la UV e impulsor de la recogida de firmas, Juan Sanchis. El profesor de Economía subraya que es valencianoparlante y ha impartido miles de horas de clase en esa lengua. El problema, en su opinión, es que el requisito es "una barrera" para el fichaje de talento e incluso para el retorno de estudiantes a los que el cambio en la normativa ha pillado en el extranjero. "La universidad tiene que ser universal y estar abierta al resto de España, de Europa y del mundo", añade.
El cambio en la legislación supone un escollo en un campo tan internacional como es la ciencia, donde el movimiento de investigadores entre centros es constante. El biólogo de la UV y coautor de la carta publicada en 'Nature', Pau Carazo, defiende como necesarias las políticas que fomentan el uso del valenciano, pero considera "absurdo" sacrificar la excelencia en investigación. "La gente debe entender que el idioma de la ciencia es el inglés, nos guste o no, y deberíamos promoverlo", asegura a este periódico.
El problema, según Carazo, es que otras CCAA que disponen de varias lenguas oficiales resuelven mejor el asunto. La Universidad de Barcelona (UB), por ejemplo, exige el conocimiento "adecuado" del castellano junto al nivel C de catalán, según se lee en las bases [PDF] de selección de personal académico. Pero a diferencia de Valencia, permite acceder a la plaza sin él, siempre y cuando el solicitante se comprometa a obtenerlo en un máximo de dos años.
La universidad catalana también facilita las herramientas necesarias para ayudar al candidato [PDF] con esta tarea. "Tiene todo el sentido del mundo y además es mucho más eficaz a la hora de salvaguardar el uso de la lengua", añade Carazo. De esta forma, se consigue que los fichajes 'externos' tengan la oportunidad de aprender otros idiomas: "Si viene un tío muy bueno de Holanda, tiene que dar clases como sea", comenta.
En Valencia, la filosofía ha sido la misma hasta septiembre de 2015, cuando entró en vigor la nueva legislación aprobada por el consejo de gobierno del centro en 2012 [PDF] y la más "drástica" que Carazo conoce. "O tienes el nivel o te hacen el examen al momento, pero no te dan la oportunidad de aprender el idioma después", aclara. Teknautas ha intentado ponerse en contacto con el rectorado de la UV para saber su posición al respecto, pero al cierre de este artículo no ha obtenido respuesta.





Ni castellano ni valenciano

Carazo considera que la meta de cualquier universidad debería ser que den clase los mejores. Por eso le preocupa que, si el sistema dura un par de décadas, se fomente la endogamia "que reduce la calidad de los docentes e investigadores". Esto también afecta al conocimiento del castellano. El biólogo explica que desde este año la convocatoria de las becas FPU exige competencia en castellano o en el idioma regional, y lamenta el caso de una estudiante extranjera "brillante" que no pudo presentarse a una beca por ello.
"En este caso es más sangrante porque van a hacer la tesis doctoral, ni siquiera imparten clases. Como mucho unas pocas horas a partir del tercer año, que podrían darse en inglés como ya ocurre en otros centros europeos". En este sentido, los centros de investigación de Cataluña no cuentan con restricción lingüística porque el idioma regional solo se pide a los docentes. Carazo también asegura que en la UB, en ocasiones, la necesidad de hablar catalán puede eliminarse si el candidato es excepcional. En otras palabras, en última instancia prima el talento sobre la lengua.
"En una universidad de ciencias, si quieres fomentar un idioma entre los estudiantes debería ser el inglés, sin por supuesto menoscabar el castellano y el valenciano", concluye Carazo. Sanchis explica que, ahora que él y sus compañeros han conseguido las 1.500 firmas, intentarán reunirse con el rectorado para negociar. "Si no quieren hablar, nos planteamos la vía judicial", advierte. Atraer talento externo a la universidad española siempre es complicado, pero algunos centros cuentan con más trabas que otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear