16)Un repaso por la historia deportiva del mítico Sabonis con declaraciones de otros genios sobre él así como videos sobre sus acciones.
Aquí os muestro este excelente artículo:
"Sus rivales siempre se rindieron ante su juego. La política supuso un muro que finalmente pudo derribar para llegar a la NBA. Las lesiones le impidieron ser aún más grande. En la ACB dejó una huella imborrable. Hoy en día es presidente del Zalguiris de Kaunas.
Una de las mejores maneras de evaluar la trascendencia de un jugador, además lo puramente estadístico, sería contabilizar los títulos que consiguió, o aún mejor, que hizo conseguir a sus equipos a lo largo de su carrera, y a su vez la opinión que merezcas tanto de tus compañeros como especialmente tus rivales, que son los que más te sufren. Si en esa ecuación sumamos nueve medallas olímpicas, 5 ligas nacionales y dos Euroligas, además de jugar durante siete años en la NBA, y una legión de jugadores que se rinden a tus pies nos da como resultado: Arvydas Sabonis; un coloso del deporte de la canasta, que de no haber sido por varias lesiones que le mermaron notoriamente su físico, estaríamos hablando seguramente de uno de los pocos jugadores que podrían haber alcanzado el olimpo de los dominadores absolutos como Chamberlain, Rusell, Abdul Jabbar u O’Neal.
Además, el vivir en una época convulsa políticamente—tema de la URSS- fue otra de las barreras en su contra ya que le impidió marcharse en su máxima plenitud al continente americano, donde podría haberse colmado de gloria. Sin embargo, a pesar del hecho de jugar al 30% de sus posibilidades –esto según su médico- durante muchos años debido a graves lesiones, fueron infinidad de rivales los que le elogiaron hasta la extenuación, colocándole por delante de otros más con más reputación, aunque la mayoría no gozaron de las cualidades de la que dispuso el lituano. Precisamente, esa lesión provocó que hubiera un antes y un después en la carrera del gigante de 2’20.
De “Magic” Johnson se decía que jugaba de base con el cuerpo de un ala-pívot, de Sabonis que actuaba de pívot con la mentalidad de un base. O quizás, mejor que la de muchos bases, ya que además de hacer mejores a sus compañeros y elegir siempre las opciones más correctas, supo utilizar la cabeza cuando su físico ya no le permitía imponer su ley.
Si pensamos en un jugador completo, es menester presentar a Sabonis como uno de los primeros de la fila. Técnica, tiro, inteligencia, habilidad, altura, fuerza, bote, juego de espaldas, juego de cara, carácter, liderazgo, altura, salto, rapidez, potencia. Cuando las lesiones le hicieron mella ya no gozó de estas tres últimas, pero añadió a su excelso repertorio una innata comprensión del juego, lo que se tradujo a su vez en una gran visión y un destacada habilidad para encontrar al compañero mejor situado, y esto lo destacó un experto por excelencia en la materia como “Magic”: “Sabonis da los pases cuando más tráfico hay en la zona y eso sólo lo puede hacer alguien especial”.
ANTES DE LA LESIÓN
Especial es un adjetivo que siempre le acompañó desde sus inicios en Lituania, cuando a los 17 años debutó con el Zalguiris de Kaunas, el equipo de su ciudad natal. Desde sus primeros partidos, demostró que era un pívot alejado de lo común. Con esa altura, su movilidad era máxima, además de su salto, su fuerza, y rápidamente se convirtió en el líder de ese equipo, al que llevó a ganar 3 ligas soviéticas , una lituana y una Euroliga en los ocho años en los que militó en sus filas, aunque sus éxitos con su selección fue lo que provocó su máxima repercusión.
Con sólo 18 años, la URSS le llama para disputar el Mundial de 1982 de Colombia donde los soviéticos se cuelgan el oro. El gigante comenzaba desde muy pronto a saborear las mieles del éxito. Así, tras otro oro, esta vez en el Eurobasket de Alemania con aquella todopoderosa selección en la que el ya ejercía como líder, el mundo de la canasta dirigió su mirada hacia el otro lado del charco donde se encontraba un pívot tan dominante como los Abdul Jabbar u Olajuwon de la época.
Sus actuaciones no cayeron en saco roto y el draft americano, muy dado a rechazar a jugadores europeos en aquel momento, no tuvo más remedio que escoger a Sabonis, aunque el camino hacia la aventura americana se convirtió en un carretera repleta de baches. Fueron los Atlanta Hawks los que tendieron las redes sobre él en 1985. Sin embargo, una pobre cuarta ronda para un jugador como él parecía insultante. Estaba claro que aún no se confiaba al cien por cien en sus posibilidades. Además, aún no había cumplido los 21 años, por lo que el viaje a la tierra de las oportunidades debía esperar.
AÑO DECISIVO: 1986
1986, ese fue el año que marcó de por vida la carrera del lituano ya que experimentó el cielo y el infierno en lo deportivo. Primero, llevó al Zalguiris a ganar la Euroliga y fue seleccionado de nuevo en el draft, pero esta vez por parte de los Portland Trail Blazers y en primera ronda, lo que sí se correspondía con su estatus. El sueño se veía de cerca, pero esta vez fue la política su mayor obstáculo ya que el gobierno de la URSS le prohibió salir del país.
No obstante, fue ese verano en el Mundial de España de 1986 cuando mostró la mejor versión de su carrera ante EEUU, liderada por un joven David Robinson, que comprobó que fuera de Estados Unidos había jugadores indefendibles capaces de matearle en la cara y ponerle tapones. Perdieron en la final ante los americanos, pero ”Sabas” ya se había creado un nombre. Sin embargo, tras años de esplendor, una nube negra pasó por encima de él. El interminable lituano sufre poco una grave lesión en el talón de Aquiles, de donde ya venía sintiendo dolor. A esto se añadió una caída por las escaleras de su casa en plena recuperación, que provocó que la herida cicatrizara mal. El gigante quedó desesperado, consciente de que quizás ya no volvería a jugar más. Los médicos de los Portland Trail Blazers le trataron una lesión, a priori intratable, y ese fue la razón de su fuerte compromiso con la entidad de Oregon cuando en un futuro se decidiera por probar en la NBA.
VIDA DESPUÉS DE LA LESIÓN
Tras cerca de un año y medio sin jugar, el de Kaunas realizó una intensa recuperación para volver a ser el que era, y si era posible llegar a las Olimpiadas, donde su baja se convirtió en un problema de estado ya que sin él se vislumbra un podio en el que los soviéticos no estaban encima. Tras varios partidos con el Zalguiris en los que se parecía recuperado llegó a las Olimpiadas de Seúl de 1988. Las dudas se cernían alrededor de él tras una lesión tan complicada, pero no sólo era el talón, sino que las rodillas también comenzaban a ser un hándicap en su contra. Aún así, evidenció que con un cuerpo más mermado que antes era capaz de dominar el juego con la misma solvencia. Llegaron las semifinales y el enfrentamiento del Mundial se repitió.
La revancha era el anhelo soviético ante la EEUU de un más experimentado David Robinson y el cuento acabó como correspondía. Sabonis volvió a demostrar al ‘almirante’ que estaba un peldaño por encima de él aún recién salido de la operación. Los números de ambos fueron parejos, aunque el lituano puede presumir de dejar en evidencia al de los Spurs al clavarle tres tapones en tres jugadas consecutivas. Tras el campeonato, Robinson no tuvo otro remedio que aceptar su inferioridad: “Sabonis está jugando en otra dimensión”. Fue aquí cuando los norteamericanos se dieron cuenta de no se pasearían en ningún campeonato y que para ganar debían acudir con sus máximas estrellas.
Llegó la final, el duelo no podía ser más atractivo. La batalla está servida entre la URSS de Sabonis y Kurtinaitis y la Yugoslavia de Petrovic y Kukoc. Los pívots yugoslavos Divac y Radja, figuras por aquel entonces, no tendrán gran recuerdo ya que se cargaron de faltas intentando frenar al indefendible y los balcánicos acabaron sucumbiendo ante un combinado prácticamente invencible. La URSS se volvía a colgar el metal más preciado.
Años después, esto fue lo que declararon los que fueron relegados a actores secundarios en aquella película. Radja, a las preguntas de los periodistas: “Ustedes no conocen a Sabonis. Yo lo vi por la tele entre 1982 y 1986 y créanme, era el mejor pívot del mundo. De haber llegado entonces a la NBA hubiera sido 10 años seguidos All- Star”. Por su parte, Divac, que fue cuestionado a posteriori sobre quién había sido mejor si él o Sabonis, tras reír declaró: “No hay color. Puedo decir sin miedo que fue mejor jugador que O’Neal, Ewing y Olajuwon”.
ESPAÑA
Un año más tarde, en 1989, la historia emprende un rumbo inesperado. Sabonis acude a la llamada de un equipo medio en España ya que el gobierno le permitió salir por fin del país. Un Sabonis en entredicho por sus cada vez más evidentes cojeras comenzó su andadura en Valladolid, donde se dudaba de las posibilidades físicas del soviético. Sin embargo, la respuesta del lituano fue rápida y contundente mostrándose un pívot fuera de toda especulación, aunque cohibido en minutos por sus dolencias, que se fueron calmando poco a poco gracias a los intensivos cuidados médicos.
Tras tres años, es el Real Madrid el que confía en él para reinar en Europa. Como resumen, un balance de dos ligas y una Copa de Europa en tres años, la última que figura en las vitrinas de los blancos. Un detalle de su dominio fueron los 66 puntos de valoración que logró ante el Coren Ourense a domicilio, récord en la ACB, del que se acaban de cumplir quince años. Su entrenador por aquel entonces Zeljko Obradovic dijo que “sólo lo podía conseguir que él”, además de reconocer que fue “el mejor jugador” que había pasado por sus manos.
NBA
Ya habían pasado 14 años desde su debut en Europa. En ese momento se presentó de nuevo la oportunidad de la NBA y esta vez no dejó pasar ese tren en el último viaje posible. En 1995, y a pesar de contar ya con 31 años, emprendió la aventura americana en los Blazers, que guardaban sus derechos, aunque su físico no era el idóneo para destacar en la NBA. Aquí fue donde Arvydas desarrolló un talento innato para entender el juego. Además de seguir siendo ciertamente dominador bajo los tableros, su inteligencia fue su mejor arma contra la edad. Se paraba, agarraba el balón a una mano y esperaba el momento adecuado para dar el mejor pase al compañero mejor situado.
Esta faceta chocó directamente con el estilo de juego americano, basado en el yo primero, por lo que se le consideró un espécimen poco visto y por ello tremendamente valorado. Los Blazers, huérfanos de un dominador desde los tiempos de Bill Walton, habían encontrado una pieza muy valiosa en vías de extinción. Ese año fue segundo rookie del año por detrás de Damon Stoudamire, aunque con total certeza aquel novato pudiera haber dado clases de fundamentos al 95% de la mejor liga del mundo.
Precisamente, fue Walton el que se deshizo en elogios hacia él, afirmando que ya le conocía de antes: “Vi a Sabonis en el Europeo de Stuttgart de 1985 y les puedo asegurar que aquel jugador, junto a Lew Alcindor (Abdul-Jabbar), era el mejor baloncestista joven que he visto en mi vida. Era para darle un millón de dólares, raptarlo y traerlo a la NBA. Lakers, Pistons y Bulls tendrían en estos momentos unos anillos menos”, manifestó sin titubear. Una vez retirado Sabonis, el padre del actual jugador de los Lakers reconoció que “había sido el mejor pívot pasador” que había visto en su vida.
Su carrera duró otros siete años más en las que, entre tanto bueno, se puede destacar sus duelos sin vuelta de hoja con un dominador Shaquille O’Neal en plenas condiciones, y con ganas de comerse el mundo. Sabonis, a pesar de contar ya con 37 años, protagonizó duelos fraticidas con él. Incluso ‘Shaq’ pareció por momentos vulnerable ya que contaba con muchas dificultades para superar al veterano, quien tiraba de dureza y experiencia evidenciando a su vez que ya prácticamente jugaba cojo. El actual jugador de los Cavaliers, dado a menospreciar a sus rivales, se quitó el sombrero ante el de Kaunas: “Es el jugador más fuerte contra el que me he enfrentado nunca y contra el que más me ha costado anotar”, afirmó un Shaquille que se las ha visto con los mejores. Sabonis también tenía una buena opinión sobre Shaq: “es como un tren de mercancías”.
VUELTA A CASA
Tras cruzar el charco y toda una carrera a sus espaldas, decidió volver a su equipo de toda la vida, el Zalguiris de Kaunas, donde, lejos de arrastrarse, continuó dando rienda suelta a su magia un año más hasta que se retiró. Tras ello, el ídolo local compró el club de sus amores, donde hoy en día sigue ejerciendo de presidente, además de contar con diversos negocios. Además, su legado puede continuar ya que sus hijos forman parte de la cantera de Unicaja. Difícilmente podrán tener un mejor profesor que su padre, habilidoso en todas las facetas, en parte porque en sus inicios, en los que pensó en dejar el baloncesto ya que no le satisfacía, comenzó como base.
Nuestro protagonista anda de aquí para allá, pues su mujer reside en Torremolinos (Málaga) junto a sus cuatro hijos (entre ellos, una niña es la menor). Los que más destacan en el baloncesto son Tautvydas, más conocido como‘Tuti’ (2.03), el año que viene irá a caballo entre el equipo EBA y el Adecco Oro, y Domantas, más conocido como ‘Doma’, que también ha jugado en categoría infantil en el club andaluz.
Este fue Arvydas I El Grande, el pívot más dominante que jamás ha dado Europa y a la vez gran pasador, algo que no suele contar con nexos de unión. La pregunta que surge en este caso es, ¿a dónde hubiera llegado si le hubieran respetado las lesiones?, ¿qué hubiera ocurrido si su país le hubiera dejado marchar en 1986, antes de lesionarse de gravedad? y ¿cómo un jugador puede hacer tanto en tan mal estado? En definitiva, un crack que se quedó a las puertas de ser considerado una divinidad de la canasta, aunque en lo terrenal se mantuvo en la cumbre experimentando la gloria en innumerables ocasiones."
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