Octava entrega de Carlos Rodríguez Braun sobre las falacias entre Empresa y Política.
En este caso, sobre la socialización de las pérdidas, y la creencia de que el responsable son las empresas o el mercado libre, que no puede ser más falso, pues solo se puede dar esto cuando actúa el Estado.
Por otra parte, es interesante también el comentario que realiza sobre la privatización de beneficios.
Artículo de Expansión:
Otra forma de ver el auxilio estatal a las empresas es cuando se acusa al sector privado de recurrir al Estado ante situaciones adversas para socializar pérdidas.
Esta acusación parece fundada y solvente. En efecto, resulta indudable que numerosas empresas socializan pérdidas mediante la intervención política y legislativa. El proceso ha tenido lugar con frecuencia a lo largo de la historia, y ha vuelto a suceder en la actual crisis económica, como lo demuestran los onerosos rescates bancarios y las copiosas ayudas recibidas por diversos lobbies empresariales como el de la industria del automóvil.
Muchas cosas, en efecto, pueden ser objeto de dudas razonables, pero en ningún caso cabe dudar de la existencia de empresarios que trasladan a la sociedad no sólo sus pérdidas reales sino también sus pérdidas potenciales, o sus costes de todo tipo, a través de monopolios, protecciones, privilegios y subvenciones concedidas por el Estado. La socialización de pérdidas, por tanto, es incuestionable. Y, sin embargo, la acusación genérica contra las empresas es falaz.
Competencia
La falacia radica en creer que este comportamiento se explica por la naturaleza competitiva de los mercados, cuando es al revés: ninguna empresa puede socializar sus costes y pérdidas en condiciones de competencia. Sólo pueden hacerlo si actúa el Estado.
Como indicamos varias veces en esta serie, el Estado es una institución única porque puede obligar a los ciudadanos a pagar bajo amenazas violentas. Sólo él puede hacerlo. Y por eso sólo él puede socializar las pérdidas de las empresas privadas.
No estoy intentando disculpar a las empresas que sistemáticamente se arremolinan en torno al poder para obtener prebendas que acaba pagando siempre el contribuyente. Lo que subrayo es que no podrían hacerlo si el Estado no interviniese tan ampliamente en la economía.
Esa intervención ha sido denunciada por los economistas liberales desde los tiempos de Adam Smith, y ha sido objeto de numerosos análisis tanto desde la teoría de la elección pública, a partir de los trabajos de James Buchanan, como desde la lógica de la acción colectiva, por recordar el título del famoso ensayo de Mancur Olson. Hay, por tanto, socialización, que puede desarrollarse tanto fuera como dentro de la ley, pero no tiene que ver con la sociedad libre ni con el mercado, sino con el Estado.
Un error emparentado con el de atribuir la socialización de costes y pérdidas a la naturaleza misma del mundo mercantil o empresarial se comete cuando, además de censurar dicha socialización de pérdidas, se reprocha a las empresas por privatizar beneficios. Pero en el mercado es imposible que una empresa obtenga beneficios sin beneficiar también a quienes contratan con ella: la lógica del mercado es la suma positiva, simplemente porque en su ausencia no habrá contratos voluntarios. Otra vez, esto no sucede con el Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario