Lo cual tiene que ver más con una cuestión de política interna y hay que añadir que forma parte de su alianza con otro país, Irán (gran rival de Arabia Saudí), del cual se financió, por cierto, financiando su programa de TV (y la formación de su partido, incluso desde paraísos fiscales que de cara a la galería critica).
Pero él, en sus propias palabras, no le importa "cabalgar en contradicciones y hacer política", aunque sea con regímenes teocráticos que vulneran los derechos humanos . Por encima de todo esto está que Irán, en su alianza con Venezuela (empleando también el narcotráfico) pretendían financiar (en propias palabras de Iglesias) mensajes de izquierda para desestabilizar a sus adversarios, diciendo que si lo aprovechaban o no (la respuesta es por supuesto sí).
Lo que es evidente y reconocido es la alianza Venezuela-Irán (protagonista con Arabia de la nueva guerra fría en Oriente) y sus nexos con Podemos (en la defensa del mensaje del socialismo del siglo XXI e Islam como forma de desestabilizar a gobiernos nacionales y alcanzar el poder ante la discordia y división creada, técnica por cierto marxista para acabar con el sistema capitalista para llevar a cabo el socialismo mediante la exaltación, la crispación y la movilización de masas.
Artículo de Elmed.io
"La monarquía saudita es ese villano al que todo el mundo gusta de odiar [...]
es una forma de lograr un aplauso fácil.[...] Reflexionar sobre los atentados de Cataluña y concluir que fueron culpa de Arabia Saudita es no reflexionar.
Una de las personas que ha planteado la relación entre Arabia Saudita y los atentados en Cataluña ha sido Pablo Iglesias. Sus argumentos apuntan a que el Pacto Antiterrorista, que su partido no firmó, es inútil si la lucha contra el yihadismo no tiene en cuenta el papel global de Arabia Saudita y Qatar. Pablo Iglesias pone como condición para incorporarse al mismo que España reconsidere sus relaciones diplomáticas y comerciales con ambos países. Esto es, pone una condición sobradamente imposible de cumplir para tener la excusa con la que justificar su ausencia. Ausencia que, si ya tuvo un costo político y resultó difícil de explicar cuando se creó el Pacto, más lo tiene ahora, con un atentado yihadista en suelo español. [...] Para un partido como Podemos, introducir a Arabia Saudita en el debate forma parte de un socorrida táctica retórica soviética conocida como whataboutism. Ante cualquier crítica, se responde: “¿Y qué me dices de…?”
[...] quien haya elaborado el argumentario podemita demuestra tener muy poco conocimiento de las dinámicas del yihadismo europeo. Pablo Iglesias afirma la necesidad de controlar “los flujos financieros y de los paraísos fiscales”, que dice son “claves en la financiación de las redes terroristas”. Considerando que el terrorismo ha pasado a una fase de yihad atomizada con células autosuficientes, hablar de controlar “los flujos financieros y de los paraísos fiscales” tiene más que ver con buscar el aplauso de la opinión pública [...]
Amedy Coulibaly entró armado con un fusil de asalto comprado en el mercado negro en un supermercado judío de París en enero de 2015 y mató a cinco personas. Financió su atentado con un préstamo personal de unos pocos de miles de euros concedido por una entidad que se anuncia en televisión. Mohamed Lahouaiej, que mató a 86 personas e hirió a más de cuatrocientas en Niza en julio de 2014, sólo tuvo que alquilar un camión de 19 toneladas para perpetrar la masacre. Para Anis Amri sólo fue cuestión de robar un camión a punta de pistola y matar a su conductor antes de arrollar a 67 personas –de las que murieron once– en un mercadillo navideño de Berlín en diciembre de 2016. Rakhmat Akilov robó un camión de reparto en el centro de Estocolmo en abril de 2017. Arrolló a 19 personas, de las cuales murieron cinco.
De haber entrado en vigor alguna ley que controlase con más firmeza los flujos de dinero de las petromonarquías del Golfo Pérsico y los paraísos fiscales, no se habría evitado ningún atentado de los registrados en Europa desde 2012. Y es que estamos asistiendo a una ola de atentados low-cost de clara inspiración en la Intifada de los Atropellos y la Intifada de los Cuchillos sufridas por Israel.
El argumento habitual para establecer una conexión entre Arabia Saudita y la yihad global actual es el apoyo a los muyahidines durante los años 80. No fue una experiencia muy positiva para las autoridades saudíes. Una vez liberado el genio de la lámpara, no hubo forma de volver a meterlo dentro. Hoy, Arabia Saudita ni siquiera es aliada de los Hermanos Musulmanes. Cuando fueron derrocados en Egipto, Riad apoyó al general Sisi. En la guerra de Siria, Arabia Saudita se cuidó de apoyar a los grupos más radicales, cosa que hizo Qatar, novata en estas lides.
Otra idea tramposa es confundir el extremismo del islam ultraconservador de Arabia Saudita con el extremismo del Estado Islámico, secta apocalíptica que busca hacer saltar por los aires las fronteras de Oriente Medio, niega legitimidad a los líderes terrenales árabes y ha tratado de instaurar un califato.
Quienes culpan a Arabia Saudita de la amenaza terrorista en Europa convenientemente pasan por alto una dimensión del problema. No dedican mucho tiempo a pensar qué pasa con la población musulmana, que es el público que recibe el adoctrinamiento ultraconservador saudí. Acusan a Arabia Saudita de crear el caldo de cultivo para el extremismo pero sólo prestan atención a los que dan el paso al yihadismo. El resto y los valores que profesan son convenientemente olvidados."
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