viernes, 19 de febrero de 2021

El burdo motivo político por el que muchos medios evitan usar la palabra ‘ultraizquierda’

Elentir analiza el burdo motivo por el que muchos medios y partidos políticos evitan usar la palabra "ultraizquierda", pero no tienen reparo a llamar ultra... a cualquier marco ideológico distinto al suyo. 


Artículo de Contando Estrelas: 



En España algunos medios llevan décadas poniendo el prefijo “ultra” a casi todo: ultraderechaultracatólicoultraconservador, incluso ultraliberal

Te llaman ‘ultra’ si discrepas de la izquierda de forma democrática y pacífica…

Con esas expresiones, la mayoría de los principales medios de comunicación de España, tanto públicos como privados, han venido etiquetando como “ultras” incluso a posiciones políticas plenamente legítimas y democráticas. Basta que te declares contra una salvajada como el aborto para que te cuelguen la palabreja al instante. Lo mismo si amas a España, si defiendes la libre elección de lengua o el libre mercado. El periodismo progre viene etiquetando como “ultra” todo aquello que se salía de su marco ideológico, no para describir posiciones extremistas, sino para demonizar a posiciones políticas más razonables, defendibles y presentables que las del pensamiento único progresista.

… pero no te lo llaman si incendias las calles desde posiciones izquierdistas

Esta semana hemos visto a la extrema izquierda incendiando las calles y agrediendo a la Policía, una vez más. No quiero imaginar lo que estarían diciendo ahora medios y políticos de izquierdas si quienes hemos participado durante años en todo tipo de manifestaciones afines a la derecha hubiésemos actuado así. Nos estarían llamando de todo y estarían pidiendo nuestra ilegalización y encarcelamiento. De hecho, todas las manifestaciones en las que he participado durante años han sido pacíficas, y tanto medios como políticos progres nos han llamado “ultras” una y otra vez por el mero hecho de sostener posiciones políticas o ideológicas que no eran de su agrado. Sin embargo, extremistas de izquierdas siembran el caos y la violencia, y los medios que hablan de “ultraizquierda” se cuentan con los dedos de una mano.

Ni siquiera llaman ‘ultraizquierda’ a los que defienden tesis totalitarias

Detrás de esa reticencia a presentar a alguien de izquierdas como un extremista hay algo más que una mala costumbre periodística. Se nos ha estado vendiendo durante años que discrepar de la izquierda te convertía en “ultra” -de hecho, que hoy te llamen conservador o de derechas, a secas y sin prefijos, es tan difícil como encontrar un trébol de cuatro hojas-, y en ese marco ideológico no cabe la posibilidad de presentar a la izquierda como fanática y extremista, aunque una gran parte lo sea. Sin ir más lejos, basta con revisar en cuántas ocasiones los medios llaman “ultraizquierda” a políticos y organizaciones que defienden una ideología totalitaria como es la comunista y apoyan a dictaduras de ese signo.

Incluso los terroristas son rara vez etiquetados como ‘ultraizquierda’

Alguien podría pensar que los medios están reservando ese término para el momento en que la ultraizquierda mate a alguien. Pues tampoco. La ultraizquierda ha asesinado a cientos de personas en España, niños incluidos, durante décadas. Basta con recordar que de ese extremo del mapa político han surgido grupos criminales como ETA, los GRAPO, el FRAP, el EGPGC y Terra Lliure, por sólo citar a los que han cometido asesinatos. Durante años he leído noticias sobre esas bandas terroristas y son muy pocos los medios que las etiquetan como “ultraizquierda”. Es el colmo.

Ese sesgo tan burdo no es periodismo: es propaganda y desinformación

Da la sensación de que para muchos periodistas la izquierda es una ideología propia de seres de luz que no merece ser identificada con ninguna forma de extremismo, ni siquiera cuando hablamos de bandas asesinas o de partidos totalitarios de ese signo. Detrás de esa tendencia, o más bien de ese sesgo, ya no podemos seguir viendo un simple despiste. Negarse a llamar “ultraizquierda” o “extrema izquierda” a eso es una forma de blanquear a esos fanáticos y totalitarios. Y ese blanqueamiento está contribuyendo al resurgimiento del comunismo, que hace 30 años parecía sepultado bajo los cascotes del Muro de Berlín. Basta ya de blanquear al extremismo de izquierdas: si tu medio no tiene reparos en decir “ultraderecha” pero evita hablar de “ultraizquierda”, lo que haces no es periodismo, sino propaganda y desinformación.


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