Un interesante artículo sobre las lamentaciones sobre el cierre de Canal 9 y qué hay que replantearse.
Artículo del blog Desde el Exilio:
"Normalmente siento una enorme pena por quien pierde su empleo. No me importa cuál sea su orientación ideológica, o su situación personal. Perder el trabajo es una situación compleja, de la que cuesta salir. Pero en el caso de Canal 9 esta emoción se mezcla con la de incredulidad ante que sean ahora cuando protesten por los años de mala gestión y de manipulación. Las críticas llegan tarde y carecen de credibilidad.
Aquí mismo tienen un análisis de lo sucedido durante estos años: Un circo montado por socialistas, que cuando dejaron el poder ya tenía un déficit de 5 millones, mantenido y potenciado por populares. Como consecuencia de estos años y de que un juez considerara nulo el ERE para salvarlo por defectos de forma, 1660 trabajadores perderán su empleo.
Y a pesar de los pobres argumentos de Antón Losada, es lo menos malo que podía ocurrir.
Al margen del drama personal, que uno debe respetar profundamente, el espectáculo que se está montando alrededor de esta situación es lamentable.
- Tenemos a unos trabajadores, los de Canal 9, periodistas y trabajadores especializados en otras cuestiones lamentándose de la parcialidad de sus informativos. De las absurdas órdenes obedecidas. De sus silencios. De renunciar a sus principios y mentirse a sí mismos porque era más importante llevar un sueldo a casa. Durante décadas. Visto así, Canal 9 ha sido lo mejor que ha podido pasar a los trabajadores: Tres cuartas partes de la plantilla nunca, reitero, nunca, debieron entrar en la plantilla, y sin embargo entraron. Y han estado trabajando y cobrando un sueldo por ello. Lo único que ha ocurrido es que la vaca ha estado dando leche hasta ayer.
- Tenemos a otros trabajadores, los del resto de medios de comunicación públicos, que están en la misma situación que sus compañeros de Canal 9. Exactamente la misma. Y que están lamentando profundamente la situación por la que pasan sus compañeros. ¿Se puede saber qué lamentan? ¿Que pierdan el empleo? ¿Y no lamentan sus años perdidos de independencia, de trabajo honesto, de despilfarro, de tener que aguantar a trabajadores que nunca debieron entrar en la empresa? ¿Qué están lamentando? ¿De veras están, estamos, lamentando que el caro e ineficiente órgano de propaganda del Estado, siempre servil al partido político en el poder, tenga que cerrar, sólo porque sus 1660 trabajadores, que eran quienes daban vida a ese instrumento de manipulación social, acaban en la calle?
Mención especial a Canal Sur. Sus 1600 profesionales pueden ser todo lo solidarios que quieran hacia sus colegas valencianos y estar tranquilos. El artículo 210 del Estatuto de Andalucía garantiza que seguirán siendo públicos, y por tanto, los políticos (de ayer, hoy y siempre) podrán seguir haciendo propaganda y manipulando la información todo lo que quieran. A costa, por supuesto, de su independencia y dignidad profesionales. Y del dinero de los sufridos andaluces, no se me olvide.
- Y, finalmente, tenemos al resto de trabajadores del mundo periodístico, que ven sus plantillas recortadas ERE tras ERE. Y que, por desgracia, siguen sobreviviendo por el apoyo del Estado a través de publicidad oficial, o porque lo compra/subvenciona la institución pública de turno. Realmente, al margen del drama personal y la lógica empatía, ¿qué están lamentando? ¿Que el modelo de colaboración estatal que les está manteniendo a costa de ser serviles esté al borde de la quiebra?
Realmente, ¿qué está muriendo? ¿Qué estamos lamentando? ¿El fin del negocio del periodismo tal y como lo conocemos, o el del negocio de la propaganda política?
Por la derrota de la propaganda política no merece la pena derramar una lágrima. Y si el periodismo político no puede vivir sin la propaganda, igual es el propio negocio del periodismo el que hay que replantear."
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