Brian LaSorsa muestra en este artículo mediante un toque de humor irónico, cinco formas de crear un monopolio, todas ellas con la inestimable interferencia y ayuda del Estado, y que supone un enorme agravio a la competencia, y por supuesto, un ataque al consumidor y a su bienestar.
Artículo del Instituto Mises Hispano:
"Es difícil mantener una situación de monopolio en un mercado libre cuando tienes que ocuparte de toda esa competencia y todo eso.
Entre los precios bajos de otras empresas y los nuevos productos actualizados que entran cada día en el mercado, es casi como si el Tío Gilito fuera algo del pasado. ¡Pero no nos preocupemos!
A los políticos de todo el mundo les gustaría ofrecer la oportunidad de brillar a quien se empeñe en controlar todo un sector. Y esto vale para todos: agencias públicas, compinches y todos sus amigos; así que presentamos las cinco mejores formas de crear un monopolio y asegurarte de que nunca más tendrás que competir.
1. Regulaciones. Cuando el coste de hacer negocios es alto, hazlo más alto. Las pequeñas empresas no pueden sobrevivir a las regulaciones impuestas por el gobierno, mientras que empresas más grandes pueden indudablemente soportar la carga, al menos temporalmente. Impuestos, mandatos y especialmente “regulaciones de seguridad” (por ejemplo, pruebas clínicas de la FDA) eliminarán tu competencia antes de que tenga tiempo de preguntar qué significan las nuevas normas. Contrata luego un cabildero en Washington. Estoy seguro de que ideará una buena razón por la que el sector debería seguir líneas de acción más estrictas y caras.
2. Subvenciones. No existe un almuerzo gratis. Pero cuando lo paga el gobierno, el almuerzo sin dudasabe a gratis. Las subvenciones ofrecen un enfoque alternativo, centrado en el consumidor, para adquirir un estatus de monopolio. Los estímulos de ingresos arbitrarios del gobierno te permitirán reducir precios hasta casi la nada, al tiempo que mantienes la rentabilidad. Puedes regalar un producto (que solía valer) 10$ y, con la ayuda de 1 millón de dólares en subvenciones de la capital de nuestra nación, mantenerte a flote. Sin embargo tus competidores tendrán que afrontar la realidad. Aunque puedan conseguir rebajar los pecios a 1$ la unidad, ¿qué cliente renunciará a lo gratuito? La subvención tampoco tiene que ser permanente. Bastarán unas pocas semanas para que tu competencia deje de abonar sus cheques y otros préstamos sin ingresos transaccionales.
También puedes seguir esta ruta sin las inyecciones de ingresos del gobierno si tienen un plan de contingencias en forma de rescate. Tanto tú como tus competidores iréis a la quiebra, pero solo uno (cruza los dedos para ser tú) recibirá el rescate.
3. Nacionalización. ¡Grita a los cargos públicos! Esto es para ti. La forma más fácil y directa de crear un monopolio es simplemente hacerlo ley. El control federal de todo un sector (parecido a lo que hemos hecho con el Servicio Postal de Estados Unidos) es en la práctica la prohibición de competencia desde el sector privado. Pero nunca menciones a Correos. Es un ejemplo terrible (aunque realista) de monopolio público, con su ineficiencia, déficits perpetuos y falta general de consideración de ningún sentido de mejora en el envío de correo. Por el contrario, habla a todos de que quieres monopolizar “por el bien del pueblo” y luego acerca del Departamento de Educación o alguna otra operación del sector público al que la gente no le guste criticar delante de otros.
4. Aranceles. Los vecinos pueden ser molestos. Algunos son ruidosos y otros extraños, pero los peores en absoluto son los que compiten contigo en el mercado (y te ganan). En el bello sudoeste, el vecino es México. Las empresas al sur de la frontera producen ciertas cosas mucho más barato que las empresas estadounidenses y tienen el descaro de pensar que pueden exportar sus productos baratos a Estados Unidos a capricho. No estamos de acuerdo. Si las empresas mexicanas venden azúcar a 2$ la libra y tú lo vendes a 3$, no les dejes satisfacer a los consumidores como si fueran los amos del lugar. Asegúrate de que pagan una tasa de importación de 1,01$ y seguro que ganarás a los nuevos negocios por un centavo durante un tiempo. Mejor aún, propón una prohibición completa a la vente de bienes extranjeros en tu estado, ciudad y pueblo hasta que estés aislado del resto del mundo, de forma que nadie tenga la oportunidad de comprar a nadie excepto a ti.
5. Propiedad intelectual. Si tienes una buena idea, ¿por qué dejar que algún otro tenga la misma idea? Toma esa idea, escríbela con las palabras más generales posibles y envíala directamente a la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, donde funcionarios (ojalá) te concederán el derecho exclusivo de uso. Y no te preocupes, si alguien piensa en eso más tarde… mala suerte. Tú llegaste primero. Incluso si alguien en el otro extremo del planeta llega a la misma idea independientemente… mala suerte. Tú llegaste primero. Aprovecha todo lo que puedas tu monopolio. Pon un precio enorme en esa bestia y siéntete libre de ignorar la calidad. ¿Qué van a hacer los consumidores: comprar tu producto exclusivo en otro lugar?
Te deseamos lo mejor en tu empresa. Te lo mereces."
Publicado el 31 de octubre de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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