Artículo de La Vanguardia (vía Evernote):
"Cada cierre puede entenderse como un paso hacia una economía mejor y más avanzada.
Una oleada de cierres reaviva el fantasma de la crisis industrial”. “150 salas de cine cierran sus puertas en España”. “España suma el 36% de los cierres de las oficinas bancarias de la eurozona”. Constantemente se anuncia en los medios de comunicación el fin de la actividad de empresas, de fábricas, de librerías, incluso de aeropuertos u otras infraestructuras. Según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, hasta julio de este año se han cerrado 4.966 empresas. Si, como parece, la tendencia continúa en lo que queda de año, España acabará el 2013 con unas 9.000 empresas que cierran sus puertas.
En la gran mayoría de ocasiones el fin de un negocio se presenta como una mala noticia. Y en realidad un cierre, aunque es cierto que es un indicador negativo y la causa de muchos problemas personales, puede ser visto como algo más que una mala noticia. Cada punto final a un negocio puede ser interpretado como un paso hacia una economía mejor.
En una encuesta se preguntó a un grupo de emprendedores sobre los motivos por los que cerraba la empresa que dirigían. La mayoría respondió que el negocio no era ya rentable o que nadie creía en su viabilidad y, por tanto, se les negaba la financiación necesaria. Así, podría entenderse que el cierre es el reconocimiento implícito de que algo no funciona, que se han explorado todas las alternativas posibles y que el negocio carece ya de recorrido.
Si se ha tomado finalmente la decisión de cesar en la actividad de, por ejemplo, una fábrica es porque se ha llegado a la conclusión de que es mejor cerrarla que mantenerla abierta, porque se dejará de perder dinero, porque se ganará más fabricando lo mismo en otro lugar o fabricando otro producto que sustituya al actual o porque se reconoce que hay otros fabricantes que realizan mejor el mismo producto o más barato. La casuística es infinita, pero quiero insistir en esa vertiente positiva implícita en cada cierre: perder menos, ganar más, hacer algo nuevo, dejar que otro mejor o más eficiente se gane la vida.
También es posible que el cierre de una empresa sea consecuencia de un empobrecimiento general de la sociedad, que hace inasequible al público el producto ofrecido. Incluso en este caso, la bajada de persianas sigue siendo una buena noticia, es la aceptación de una situación: alguien ha recibido el mensaje y ha tomado la medida correcta y necesaria, dejar de hacer un producto que no se vende.
La apertura suele ser el complemento de un negocio que se acaba. La economía es un sistema vivo en el que aquello que no es eficiente ni viable acaba desapareciendo. Bajo esta premisa, cada cierre puede entenderse, quizá, como un paso hacia una economía mejor y más avanzada."
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