Artículo de Hacer.org:
"Roberto Álvarez, en un artículo en Diario de Cuba, traza hoy las semejanzas del castrismo con el fascismo europeo y el putinismo postsoviético. Según su análisis, estos son los rasgos que sirven para equiparar el sistema cubano actual al fascismo:
- Abrumador protagonismo de las fuerzas armadas en la gestión económica, así como la represión brutal de la oposición política. La “apertura” va convoyada con una masiva intervención de las fuerzas armadas en la conducción de la economía. Algo muy parecido a lo que hicieron Mussolini y Hitler. En Italia y en Alemania ello fue decisivo para construir una gigantesca maquinaria bélica e industrial con la cual expandir el fascismo por Europa.
- Los militares se están apropiando de empresas y estamentos económicos claves no solo de cara al presente, sino como parte del diseño del postcastrismo, con la anuencia de los Castro, para cuando ambos hermanos, por razones biológicas, abandonen el escenario político.
- El capitalismo de Estado fascista no suprimió la propiedad privada, pero las industrias fueron de hecho militarizadas y obligadas a producir lo que el Gobierno les ordenaba, y quedaron ensambladas al Estado. Los pequeños y medianos negocios fueron sometidos a las directrices fascistas. El gobierno nazi fijaba y regulaba los precios, los salarios, los dividendos e inversiones, y limitaba la competencia. Es decir, eliminó el mecanismo regulador del mercado (la “mano invisible” de Adam Smith).
- En Cuba, generales, coroneles, sus familiares y allegados, y los grandes jerarcas de la burocracia civil partidista y estatal, se entrenan hoy como gerentes de las únicas industrias y actividades que son rentables, o que podrían llegar a serlo.
- Un adelanto del futuro de los militares en Cuba es el Grupo Corporativo GAE, perteneciente al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y al Ministerio del Interior. El GAE opera restaurantes, hoteles, instalaciones turísticas, transporte aéreo, marítimo y terrestre, más de 300 tiendas recaudadoras de divisas (las “shoping”), y otros muchos establecimientos. Tiene tentáculos bancarios por todo el mundo y emplea en la Isla a miles de trabajadores. GAE no rinde cuentas a nadie y sus ingresos no van directamente al presupuesto nacional, sino que pasan por un limbo financiero que es primeramente “ordeñado” casi de forma secreta por la Junta Militar y el generalato, para garantizar las nuevas inversiones de los militares y la dolce vita de que gozan en la actualidad.
- Tal y como las bandas de camisas pardas y negras de Hitler y Mussolini, respectivamente, en Cuba las brigadas fascistas de “respuesta rápida” hostigan y dan palizas a opositores políticos y periodistas independientes, incluso si se trata de mujeres indefensas.
- De la Rusia de Vladimir Putin el castrismo no toma nada en materia política, inversiones extranjeras o libertad para los negocios; toma solo el posicionamiento ya citado por parte de los militares y la alta burocracia del Partido Comunista de los sectores estratégicos de la economía. Desde estas posiciones, la nueva casta empresarial constituirá una burguesía de corte mafioso que participará o manipulará las instituciones del Estado, siempre con una agenda postrevolucionaria en un régimen bajo su control.
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