Carlos Sánchez expone y analiza tres verdades y algunas mentiras sobre el recorte del gasto público experimentado en España.
Artículo de El Confidencial:
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en funciones, Cristóbal Montoro. (EFE)
¿Ha tocado hueso el recorte del gasto público como consecuencia de la crisis? Habrá quien piense que sí, pero lo cierto es que España tiene hoy el mismoEstado de bienestar per cápita que en 2007, el último año de expansión económica. Primera verdad: el presunto desmantelamiento del sistema público de protección social es una falacia. España gasta hoy en políticas sociales, en términos reales y por cabeza, lo mismo que al comienzo de la crisis. O lo que es más significativo: igual porcentaje que en un año 'histórico' desde el punto de vista económico, como lo llegó a calificar el expresidente Rodríguez Zapaterocuando presentó en la Bolsa de Madrid el primer informe económico del presidente del Gobierno.
Como se sabe, 2007 fue el mejor ejercicio de la economía española en décadas. Hasta el punto de que el conjunto de las administraciones públicas llegó aregistrar, incluso, un superávit fiscal equivalente a 21.620 millones (el 2% del PIB), un avance de la actividad del 4% y una tasa de paro del 8%. Por entonces, pocos se quejaban del nivel del gasto público y de que se estaba produciendo un derribo del Estado de bienestar. Ahora, sí.
¿Quiere decir esto que no ha habido recortes del gasto público? Todo lo contrario. Segunda certeza. En España, aunque pueda parecer paradójico con los párrafos anteriores, el gasto público enprotección social se ha reducido en los últimos años. Y mucho. Pero no tanto como para haber atravesado los niveles de bienestar existentes inmediatamente antes de la crisis. En concreto, el gasto real por habitante se ha reducido en casi nueve puntos entre 2009 y 2014. Es decir, un ajuste severo que se explica por las insuficiencias financieras del Estado tras haberse desplomado los ingresos a causa del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
¿Por qué 2009 y no 2007? Pues simplemente porque el anterior Gobierno tardó lo suyo en admitir la crisis, y eso explica que durante los dos años posteriores al pinchazo del crédito el Estado continuara gastando al margen de la evolución del PIB.
Los datos proceden de un trabajo realizado para Fedea por los economistasÁngel de la Fuente, Javier Andrés y Rafael Doménech, en el que se pone de relieve lo que han significado los años más duros de la crisis (el ajuste no ha terminado) desde el punto de vista de la protección social y, en general, del gasto público.
Estado de bienestar y renta
Su tercera conclusión -la tercera certeza- es que España, desde que comenzó prácticamente el siglo, ha aumentado de forma relevante los niveles de gasto público, algo que ha permitido que, cuando han llegado las 'vacas flacas', el Estado de bienestar haya podido compensar la pérdida de rentas derivada del menor empleo y de losbajos salarios mediante la entrada en acción de los llamadosestabilizadores automáticos. Según el estudio, los recortes -esos nueve puntos- han llegado después de un incremento acumulado de 23 puntos del gasto público entre 2003 y 2009. Su conclusión es que “sigue habiendo un incremento neto de unos 14 puntos entre 2003 y 2014. O una ganancia de más de un punto anual en el gasto real por habitante durante el conjunto del periodo que estamos analizando”.
¿Significa esto que el Estado es más protector que al comienzo de la crisis? O expresado de otra forma: ¿Han sido inapreciables los recortes para quienes son más dependientes del Estado protector? Tampoco es el caso.
Como sostiene el informe de Doménech, De la Fuente y Andrés, el análisis del gasto público como proporción del PIB muestra el esfuerzo fiscal de la economía en su conjunto, pero puede resultar escasamente informativo sobre la financiación de los servicios públicos, toda vez que la caída del PIB que ha tenido lugar durante la crisis (un 7,5% en términos reales entre 2008 y 2014) “tiende a aumentar el ratio de gasto”. Ahora bien, como dice el estudio, para evaluar correctamente el enorme esfuerzo realizado para mantener losservicios esenciales del Estado de bienestar a los niveles de antes de la crisis, hay que tener en cuenta que entre 2007 y 2014 la renta per cápita disminuyó un 8,8%. Por lo tanto, renta y gasto público han ido de la mano.
No quiere decir esto, sin embargo, que la reducción de gasto haya sido homogénea. Por lo tanto, otro error que se produce cuando se habla de recortes 'equilibrados'. La capacidad de prestación de los servicios públicos incluye partidas que han crecido por motivos variados, por ejemplo, los intereses de la deuda, el desempleo o el gasto en pensiones, sin que eso redunde necesariamente en mejores servicios o prestaciones para el grueso de la población.
¿Qué sucede si se eliminan estas partidas? Pues que la economía española ha regresado al punto de partida. Eliminando el gasto en desempleo, las pensiones y los intereses, el gasto real por habitante destinado al resto de servicios y prestaciones ha caído casi 23 puntos entre 2009 y 2014, deshaciendo así, como dicen los autores del estudio, “todo el incremento observado durante los años anteriores a la crisis y situándose aproximadamente en el nivel de partida observado en 2003”. Es decir, que eliminando los factores más asociados a la crisis (cobertura del paro), elenvejecimiento (pensiones) e intereses (aumento del endeudamiento), el gasto público habría regresado a niveles de hace casi 13 años. Por lo tanto, el recorte está en el resto de partidas.
Como sostienen los autores del estudio, detrás de la evolución del gasto total se aprecia, pues, una “fuerte sustitución en favor del gasto en pensiones y desempleo, transferencias que tienen una incidencia directa sobre el bienestar de grupos importantes de ciudadanos”, pero en detrimento de otros tipos de gasto social y productivo, “que se situarían en su conjunto en niveles similares a los de 2003”.
¿Y qué ha sucedido en el caso de la sanidad y la educación, dos de los pilares del Estado de bienestar? Según el estudio, el gasto corriente real dividido por el número de usuarios, medido por el número de habitantes en el caso de lasanidad y por la población en edad escolar en sentido amplio (de seis a 24 años de edad) en el de la educación, muestra que se repite el patrón: “Fuertes ganancias hasta 2009 seguidas de un recorte en los últimos años que los deja en niveles similares a los existentes al comienzo de la crisis, con ganancias aún muy respetables durante el conjunto del periodo analizado”. Por lo tanto, recortes ha habido, pero la cuantía depende del punto de partida.
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