sábado, 11 de agosto de 2012

¿Rescate “suave”? De suave, nada. (Política, Economía. 831)

Otro interesante artículo de Daniel Lacalle sobre el impacto de un rescate a España, lo que está ocurriendo y lo que es necesario en España.

Desde luego, no puedo estar más de acuerdo con el mismo:

«Nunca entendí por qué se considera egoísta guardar el dinero que te has ganado, pero no se considera egoísta tomar el dinero de otros.» — Thomas Sowell

“Nuestra deuda es la que es” J.A. Griñán

¡Estamos de vuelta! He leído durante estas dos semanas muchos comentarios criticando a Rajoy por no pedir un rescate formalmente. No seré yo el que critique esa decisión. Porque los que piden rescate esperan equivocadamente donaciones, y de esas no hay. Y porque el efecto placebo de la patada hacia delante durante unos meses solo multiplica el impacto negativo posterior.



Yo lo comentaba ayer. ¿No querían BCE? Pues toma BCE. "Draghi exige bajar salarios, prestaciones sociales y recortar márgenes”, en un país donde los salarios son bajísimos y 23 de las 35 mayores empresas generan retornos por debajo de su coste de capital. !Enhorabuena! Lo han conseguido. Eso es lo que implica un rescate. Fíjense ustedes que en la lista de recomendaciones no se menciona ni una vez el monstruoso gasto público. Y esto es muy importante entenderlo. Ni el FMI, ni el BCE, ni la Troika van a entrar a desmantelar un estado hipertrofiado a menos que lo haga el gobierno democráticamente elegido, al que se le ha dado mayoría absoluta para tomar las decisiones difíciles y cumplir con lo que defendían.

La prima de riesgo puede llegar a 700 puntos básicos con o sin el BCE

Y si no atacamos los problemas reales ya, vamos derechos al ‘default’ (impago), con las consecuencias que ello tiene de cerrar aún más nuestro acceso a financiación, que hemos cerrado solitos hundiendo nuestra credibilidad crediticia, no por Merkel.

Ya comentaba yo hace casi dos años que llegaría el día en que celebraríamos que la prima de riesgo estuviese en 500 puntos. Triste. Y una ronda de compras masivas de bonos cuando no atacamos el gasto político y las subvenciones, sin atraer capital y sin cercenar el clientelismo y las administraciones duplicadas, nos llevará, tristemente, a generar menos riqueza real, menos actividad económica y, por tanto, menos ingresos fiscales, con lo cual no sería raro que pusiera la prima de riesgo a niveles de 700 puntos en 2013, si el diferencial entre gastos e ingresos supera los 120.000 millones.

Sin embargo, seguimos pidiendo que intervenga el BCE y que nos rescate Europa, cuando ya explicamos hace unas semanas en mi articulo “el mercado espera un rescate inminente, entregarnos al desastre” que no funciona por los ejemplos vistos en el pasado. Pero, sobre todo, merece la pena repetir:

- Las compras del BCE o del EFSF no van a bajar la prima de riesgo a nivel de normalidad crediticia (50 puntos básicos), y pedir favores para bajarla artificialmente “un poco” es una inutilidad y echa aún más al capital privado. No llega a 50 puntos ni de lejos mientras en España se rompa constantemente el principio de responsabilidad crediticia y se rescaten cajas y comunidades autónomas que -tras recibir la pasta, eso sí- luego se “rebelan”.

- No incentivan la demanda final de bonos (mercado secundario), sino lo contrario, y el coste de la deuda aumentará si se sigue endeudando al sistema y con un déficit estructural. El BCE –que está ya endeudado hasta las trancas- o el EFSF -cuatro duros financiados con deuda- no pueden comprar toda la deuda en curso, ni importaría porque seguiríamos gastando y hundiendo nuestra credibilidad crediticia. Estas medidas bajan artificialmente y temporalmente la prima de riesgo que luego se dispara de nuevo, como si tira usted una piedra al agua, ya lo hemos visto muchas veces.

- No “compran tiempo”. “Endeudan” más y generan incentivos perversos –seguir gastando mal-. Pero no generan confianza, si no todo lo contrario. Todos los rescates europeos han terminado en bono basura. De hecho, los rescates vistos hasta ahora no han generado ni demanda de bonos, ni mejora en el crédito o la economía real.
- No existen los rescates “suaves”, son una patraña. Ante la avalancha de comentarios en prensa que tilden -al tiempo- de éxito nacional recibir un rescate “suave”, la realidad es que no hay dinero para rescatar España y que las clausulas de condicionalidad serán muy onerosas. El mal llamado rescate “suave” sería en realidad una sucesión de pequeños “salvavidas” a la griega, para ver “cómo va la cosa”… acompañados de constantes “exigencias” sobre la economía, sobre todo impuestos, deprimiendo el PIB. ¿Elucubrando, yo? Miren todos los rescates (FMI y otros) desde 1978 y su impacto.

- Reducir artificialmente la prima de riesgo no soluciona ni nuestro problema de competitividad, ni el monstruoso déficit primario, ni el problema de las subvenciones y el gasto político. De hecho, la prima de riesgo si sirve de algo es precisamente para evitar que se desempolven las chequeras, para que el político de turno subvencione a sindicatos, partidos, nuevos AVEs inútiles, huertos solares y aeropuertos fantasmas, o algo parecido. Como me decía un amigo “cada vez que veo bajar la prima de riesgo me imagino a un funcionario firmando un cheque”.

- España no es Grecia, son varias Grecias. Lo decía Antonio España en El Confidencial. Si entramos en rescate iremos por el mismo camino, pero con el enorme problema de que no hay dinero ni en la UE -todos los países muy endeudados-, ni el BCE -también- para apagar fuegos. No somos tan importantes para ser demasiado grandes para caer “too big to fail”, pero sí somos demasiado para ser rescatados “too big to rescue”.

Y por si acaso queríamos BCE, dos tazas. Además de eso, aumenta la inflación si se lleva a cabo la monetización de la deuda comprada. Porque “imprimir” aumenta el coste de materias primas y alimentos, véase el caso EEUU o UK. Y EEUU “exporta” inflación. Nosotros la importamos.



Parece mentira que sigamos pidiendo hacer lo mismo que EEUU -estancado a pesar del gasto público monstruoso y el empuje de la industria petrolera y tecnológica- o Reino Unido -en plena recesión a pesar de los estímulos masivos- cuando dichos estímulos no han generado ningún beneficio a la economía real. Seis billones (trillones americanos) de dólares gastados globalmente en “estímulos” para generar un aumento del PIB real de… 0% (fuente Boenning & Scattergood) y un descenso del crédito a la economía real.

De hecho, se ha demostrado que el aumento del gasto y endeudamiento público no genera efecto multiplicador y que canibaliza al sector privado. Según cifras del FMI, en EEUU, un aumento del 7,3% del gasto publico entre 2007 y 2009 para generar una caída del 8% del PIB real (no nominal), en Reino Unido un aumento del 6,9% en el mismo periodo para generar una caída del PIB real del 11%. Y toda esta deuda devaluando la moneda como salvajes empobreciendo al ahorrador. De los 34 países de la OCDE, aquellos que más estimularon la economía fueron los que generaron el menor crecimiento de PIB real.

Todo este chute de adrenalina para “abaratar” durante unos meses -ni tres meses duró la ultima vez- la deuda al Estado y que siga gastando, para que las Comunidades Autónomas tengan todas -todas- una deuda del 16% y para intentar que suba la bolsa antes de la ristra de ampliaciones de capital. Para “engañar y extender”.

Y luego no se hace nada y los comentaristas vuelven a decir que “necesitamos tiempo”.
Por supuesto, que hay recomendaciones de Draghi que son muy certeras, como abrir competencia, reducir burocracia, e invertir en I+D, pero todas esas son políticas de largo plazo que no se llevarán a cabo cuando hay diecisiete gobiernos peleándose por la tarta del clientelismo.



Las recomendaciones del BCE, como las del FMI, son recomendaciones de prestamista. Y como comentamos en esta columna una y otra vez, el BCE presta, no regala. Y como todo prestamista, exige. Bueno, “recomienda”. Recomendación de Darth Vader. Sí o sí.

La solución era, y es, el sector privado. Demostrar que somos una buena inversión

No hay nada más entretenido que un mercado manipulado. Y en uno estamos. Pero mientras nos damos palmaditas en la espalda por el efecto placebo temporal, seguimos echando al capital inversor, que es el que necesitamos. Han salido 163.000 millones de euros de España en cinco meses (fuente BdE).

- Bajar impuestos ya, cercenar la burocracia ridícula y atraer capital que crea empresas, genera empleo e ingresos fiscales -no que los consume, como el sector público-. En España, país con activos interesantes y ciudades modernas, podrían entrar rápidamente miles de millones de inversión en fondos financieros y capital riesgo si no se centrasen todos los esfuerzos en limitar al inversor, asustarlo y echarlo de nuestro corralito de amiguetes.

- Demostrar que la inversión en deuda del Estado es atractiva de verdad. ¿Cómo? Sobrepasando -no cumpliendo- nuestros objetivos. Cercenando el gasto político inútil como le ha pedido la mayoría absoluta de votantes, aniquilando el déficit primario. No volver a caer jamás en la tentación de “cumplir objetivos escondiendo facturas y no pagando”, que se nos ve venir.

- Condicionalidad total. No rescatar cajas, ni comunidades. Y si lo hacen, que cumplan con la misma condicionalidad que exigiría el BCE. Ya. No en 2015.

- Dejar de lamentarse por supuestos ingresos ficticios que podrían haber venido y en cifras de fraude fiscal inventadas -ya les gustaría a los paraísos fiscales que fueran remotamente ciertas- y basadas en estimaciones de PIB de burbuja inmobiliaria. Centrarse en lo que controla: el gasto. Los ingresos vienen, como siempre, cuando la actividad económica crece.

Leía esta semana un artículo delirante acusando a Bill Gross de PIMCO y otros grandes inversores de ser la mano malvada por no querer invertir en España, cuando el problema es que hemos conseguido a base de manipular, mentir e intervenir que no nos dejen invertir en España por el riesgo. Y desde luego, si hay una mala -malísima- política es insultar al que te puede financiar y pensar que sin capital privado, y pidiendo rescates imposibles, vamos a salir de esta, cuando el Estado, nuestra banca y nuestras empresas tienen que refinanciarse, ampliar capital, y hacer desinversiones de cientos de miles de millones. "

Fuente: Cotizalia

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