martes, 24 de noviembre de 2020

La pésima opinión sobre el feminismo radical de una socialista que llegó a primera ministra

Elentir recobra las declaraciones sobre el feminismo radical (imperante hoy) de Golda Meir, toda una mujer pionera en la política mundial. 

Artículo de Contando Estrelas: 







Hoy en día el feminismo progresista habla mucho del llamado “techo de cristal” y de las supuestas limitaciones que vienen las mujeres en la sociedad.

En la misma línea que el gobierno socialista de Pedro Sánchez

Es curioso mantener estos discursos en 2020, teniendo en cuenta que hoy en día se ha conseguido la plena igualdad de derechos y de oportunidades para la mujer en Occidente. Por eso me ha parecido interesante una declaración de Golda Meir que he visto en la cuenta de Twitter de @YanireGuillen.

Golda Meir, la primera mujer que gobernó un país occidental

Golda Meir (1898-1978) fue primera ministra de Israel -es decir presidente del Gobierno de ese país- entre 1969 y 1974. También fue la primera mujer que presidió un partido político israelí, el Mapai -una formación sionista de izquierdas afiliada a la Internacional Socialista- en 1969. Golda Meir ha pasado a la historia como la primera mujer que presidió un gobierno en un país occidental, y la tercera que ocupó un cargo de primera ministra en toda la historia. En su época había muchas menos mujeres ocupando puestos dirigentes en política que en la actualidad. Ella fue toda una pionera.

Lo que le dijo a Oriana Fallaci sobre el feminismo radical

En 1972 Meir fue entrevistada por la famosa periodista Oriana Fallaci, que escribió sobre ella: “incluso si no se está en absoluto de acuerdo con ella, con su política, con su ideología, no se puede evitar el respetarla, admirarla e incluso tenerle afecto”. Para Fallaci, Meir era “de esas mujeres que hoy ya no existen, de esas cuya riqueza consiste en una sencillez que desarma, una modestia irritante, una sabiduría que les viene de haber agotado toda la vida en dolores, preocupaciones y trabajos que no les han dejado tiempo para lo superfluo”.

La larga entrevista de Fallaci con Meir quedó plasmada en su libro “Entrevista con la historia” (1974). En una parte de la entrevista, la periodista italiana preguntó a la primera ministra israelí por el feminismo radical. Ésta fue su contestación:

«¿Se refiere a esas locas que queman los sostenes y andan por ahí desquiciadas y odian a los hombres? Son locas. Locas. ¿Cómo se puede aceptar a locas como esas para quienes quedar encinta es una desgracia y tener hijos es una catástrofe? ¡Si es el privilegio mayor que nosotras las mujeres tenemos sobre los hombres! El feminismo… Verá usted, yo entré en la política en tiempos de la Primera Guerra Mundial, cuando tenía dieciséis o diecisiete años, y nunca he formado parte de una organización feminista.

Cuando me inscribí en el laborismo sionista sólo encontré dos mujeres; el noventa por ciento de mis compañeros eran hombres. Entre hombres he vivido y trabajado toda mi vida y el hecho de ser mujer nunca, digo nunca, ha sido un obstáculo para mí. Nunca me ha producido incomodidad, ni complejo de inferioridad. Los hombres se han portado siempre bien conmigo.»

¿Está diciendo que los prefiere a las mujeres?

«No. Estoy diciendo que nunca he sufrido a causa de los hombres por el simple hecho de que yo fuese una mujer. Estoy diciendo que los hombres nunca me han dado un trato especial, pero tampoco me han hecho la zancadilla. Cierto que he sido muy afortunada, que no todas las mujeres han tenido la misma experiencia que yo; pero sea como sea, mi caso personal no prueba que esas locas tengan razón. Hay un solo punto en el que estoy de acuerdo con ellas: para tener éxito, una mujer tiene que valer mucho más que un hombre. Tanto si ejerce una profesión como si se dedica a la política. En nuestro parlamento hay pocas mujeres, hecho que me molesta bastante. Y estas mujeres, se lo aseguro, no valen menos que los hombres. A menudo valen mucho más. Lo que es ridículo es que hacia las mujeres existan todavía tantas reservas, tantas injusticias, que cuando se prepara una lista para las elecciones, por ejemplo, se elijan solamente nombres de hombres. Pero ¿toda la culpa es de los hombres? ¿No será, al menos en parte, también culpa de las mujeres?»

Estas contestaciones las dio una mujer que vivió momentos muy difíciles, que tuvo que asumir muchos sacrificios y peligros. Sin embargo, no se observa en las palabras de Golda Meir el victimismo sistemático en el que se ha instalado el feminismo de izquierdas hoy en día, inspirado por el odio hacia los hombres. En fin, muchas feministas de hoy en día deberían meditar sobre las palabras de Golda Meir y revisar esa autocompasión y ese victimismo en el que se han instalado. En un mundo mucho menos igualitario que el actual, ella llegó a primera ministra. ¿De qué “techos de cristal” se quejan hoy muchas feministas?

Foto: Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

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