Elentir analiza el peligroso actuar de muchos medios de comunicación sobre el resultado de las elecciones en EEUU.
Artículo de Contando Estrelas:
Las actuales elecciones presidenciales en Estados Unidos no son las primeras que se disputarán en los tribunales. Eso ya ocurrió en el año 2000
El precedente de las elecciones presidenciales de 2000
Como ya señalé ayer, en aquellas elecciones el voto proyectado -es decir, las estimaciones que publican los medios- dio como ganador a candidato demócrata Al Gore. Se inició entonces una batalla judicial que duró un mes y durante la cual el Tribunal Supremo de EEUU acabó desautorizando una decisión previa de la Corte Suprema de Florida en relación al recuento. Finalmente, George W. Bush ganó en ese estado por una diferencia de sólo 537 votos.
Las tres grandes diferencias entre aquellas elecciones y las actuales
Hay varias diferencias entre esa situación y aquella. La primera es que en las actuales elecciones -pues el proceso electoral no acabará hasta que los tribunales decidan sobre los recursos presentados por el equipo de Trump- no hay solo un estado en disputa: son unos cuantos. Así pues, existen más posibilidades que en 2000 de que el resultado final varíe en función de lo que decidan los tribunales.
La segunda diferencia es que si los tribunales dan la razón al equipo de Trump, ahora mismo podríamos estar hablando de un fraude de mayor envergadura que en 2000, y que podría acabar teniendo consecuencias mucho más serias que el resultado de unas elecciones. Sería un escándalo político colosal que dejaría gravemente dañada la imagen del Partido Demócrata e incluso podría poner en tela de juicio la limpieza de anteriores procesos electorales.
La tercera diferencia es que en estas elecciones la amplia mayoría de los medios de comunicación, e incluso algunos gobernantes extranjeros, se han apresurado a otorgar la victoria a Joe Biden. Es algo que ocurrió en mucha menor medida en el año 2000, donde la nota dominante fue la prudencia. De hecho, la imprudencia de esos medios y de esos gobernantes resulta llamativa y es muy peligrosa. Están infundiendo en millones de personas la falsa creencia de que el proceso electoral ya ha terminado y ya no hay más que hablar.
Una forma de deslegitimar a priori una decisión de los tribunales en su contra
De esa forma, están deslegitimando a priori cualquier posible decisión judicial que contrariase los deseos de Joe Biden, ya que al dar las elecciones por terminadas, lo que hacen creer a mucha gente es que cualquier intervención judicial en el proceso no servirá para velar por la limpieza del mismo y evitar un fraude electoral, sino para cambiar el resultado de espaldas a los ciudadanos.
¿La ola de violencia con la excusa del racismo fue sólo un ensayo?
Además, así alientan una situación muy peligrosa en Estados Unidos, sobre todo teniendo en cuenta la ola de violencia ya jaleada por los demócratas en los últimos meses, con la excusa de denunciar un supuesto racismo institucionalizado. Ahora cabe preguntarse si aquella ola de violencia sólo era un ensayo para lo que está ocurriendo ahora, para ejercer sobre los tribunales una presión insoportable que les obligue a ceder ante lo intolerable, bajo la amenaza de ser los destinatarios de una nueva ola de violencia. Plantear así el desenlace de un proceso electoral no es muy democrático que se diga: más bien parece un plan propio de golpistas.
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