sábado, 16 de enero de 2021

Supermercados americanos etiquetan productos en función de la tendencia sexual, raza o sexo del proveedor

La deriva totalitaria y discriminatoria de las políticas identitarias continua sin freno, invadiendo todo espectro social, y las consecuencias de todo esto son dramáticas para la salud y precisamente la unidad de una sociedad, fomentando los estereotipos, la división, la discriminación, el racismo, la desconfianza, la polarización, el victimismo, el odio, la politización...

Una políticas radicales basadas en el odio, la victimización y el resentimiento fomentadas desde hace décadas (hasta convertirse ya hoy en hegemónicas) por las universidades de EEUU, de dominio izquierdista aplastante (como demuestran múltiples datos y estudios), basados en las doctrinas de la escuela de Franckfurt (con la "teoría crítica" con Marcuse y Adorno a la cabeza) y la escuela posmodernista francesa (con Foucault y Derrida a la cabeza, donde el neolenguaje que vemos hoy es algo esencial para imponer sus dogmas), todas de pensamiento marxista, aunque con variantes. 

Así, el objetivo no es otro que acabar con la Ilustración, el uso y dominio de la razón derivada de esta, la destrucción de las normas y tradiciones, la imposición del relativismo a todos los niveles, también moral, la destrucción de las bases de Occidente, y la deconstrucción (destrucción) de la misma. Así, Occidente, la democracia liberal, la libertad occidental, la Ilustración serían opresivas y totalitarias, y el mundo creado por ella (los derechos humanos...un mito, y la razón como sustento del avance, incluido el científico, un instrumento opresor de la sociedad burguesa de mercado. 

Y esto se combate con la violencia y la revolución, para obtener la verdadera libertad. La tolerancia, la libertad de expresión, de reunión, el estado de derecho...no serían más que un disfraz para legitimar su opresión, por lo que se deconstruye con intolerancia, eliminación de la libertad de expresión...para toda aquella voz o idea que no promueva la libertad "real" que ellos sustentan. 

Y de todo esto derivaron en su momento la proliferación en toda Europa (y Sudamérica) en la segunda mitad del siglo XX de grupos terroristas marxistas (aquí en España ETA y GRAPO, y FRAP) o en este siglo XXI todos los ataques violentos contra la libertad de expresión (con epicentro en las mismas universidades), la creciente intolerancia e imposición del pensamiento único (solo se permite lo que no cuestiona lo que plantea Marcuse, siendo la verdadera libertad la dictadura que se plantea desde sus postulados, y que personas como él van a dirigir (intolerancia y censura que alcanza ya a la misma ciencia); las políticas de cancelación, las revueltas y violencia callejeras y ataques a opositores y la justificación por parte de los partidos políticos (como el Demócrata en EEUU o Unidas Podemos en España), la teoría crítica de la raza, la ideología de género...

Artículo de Libre Mercado: 



Productos con el etiquetado especial | Giant Food



La ideología identitaria que profesa el izquierdismo internacional ha llegado hasta los supermercados. La cadena de EEUU Giant Food ha comenzado a informar a los clientes sobre los productos que son propiedad de mujeres, afroamericanos, asiáticos-Indios, hispanos, LGBT y asiáticos-pacíficos.

Mediante el etiquetado se comunicará al público si está adquiriendo un champú que pertenece a una compañía de una mujer o si, por el contrario, están llevándose un gel que no corresponde a un propietario que esté incluido en "las minorías discriminadas". Es decir, si los dueños de una compañía de galletas son hombres y blancos no llevarán ningún tipo de etiquetado especial y, por lo tanto, el cliente se verá en la tesitura de ser señalado, por no meter en el carrito, unas galletas de, por ejemplo, un empresario LGTBI.

La medida, propia de regímenes totalitarios, clasifica en función del género, tendencia sexual, raza, o procedencia geográfica, otorgando ventajas frente a aquellos propietarios de empresas que no forman parte de estos colectivos. Además, añaden información irrelevante sobre el artículo, con el único objetivo de abochornar al cliente y cargarlo de culpabilidad si no se lleva algunos de los productos con etiqueta especial.

La cuestión es que la multinacional Giant Food está orgullosa de ello y ha comunicado que esta iniciativa corresponde "a los esfuerzos por mostrar su compromiso con la diversidad de proveedores". Se entiende, por tanto, que la cadena americana priorizará un artículo en función de la identidad sexual, género o nacionalidad de los dueños de la marca, en lugar de limitarse a valorar la calidad del producto, que es, al fin y al cabo, lo que principalmente interesa a los clientes.

Para aquellos que anden perdidos con tanta etiqueta de colores, los trabajadores ayudarán en este primera fase de adaptación a distinguir si las natillas son de una compañía afroamericana o de un indio. Por ahora, hasta un total de 3.100 productos contarán con las etiquetas que irán actualizándose, no vaya a ser que la empresa caiga a manos de un hombre irlandés que, en ese caso, no gozaría de ninguna etiqueta especial.

En unas declaraciones recientes, Giant Food ha dejado claro que "se enorgullece de destacar mejor a nuestros diversos proveedores", recalcó Ira Kress, presidenta de la multinacional. "Estamos comprometidos a facilitar a los clientes la identificación de los atributos de los productos que son importantes para ellos mediante el fomento de una red diversa e inclusiva de proveedores que refleje los antecedentes y experiencias únicos de nuestra familia Giant, nuestros clientes y comunidades", concluyó la responsable de la multinacional, que actualmente cuenta con 153 farmacias, 82 bancos y 24 locales de Starbucks.

De esta forma se ha colado el izquierdismo posmoderno en las estanterías y neveras de estos supermercados y muchos de sus clientes ya lo verán hasta en la sopa.

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