Este es el tipo de viaje que se pegaba la representación española (180 miembros, más que nadie, cómo no, y todos imprescindibles a costa de nuestros impuestos).
Artículo de El Mundo:
"Corrillos, películas, comidas, alguna copita que otra, un sueñecito... Así han matado el tiempo los cerca de 180 miembros de la expedición que acompaña a la candidatura en su pelea frente a Tokio y Estambul por organizar los Juegos Olímpicos de 2020. La expedición llegó a eso de las nueve de la noche, hora argentina (2.00 horas en España), con cara de cansados pero con las pilas cargadas. Eso sí, todavía tendría que esperar dos horas más hasta el llegar Hotel NH Tower para tener cada miembro de la comitiva la llave de su habitación en la mano.
En el trayecto los expedicionarios han matado el tiempo como han podido. "Me dicen que dejéis de venir a la parte de atrás que el avión se está levantando", bromeaba un alto cargo del Ayuntamiento de Madrid. Si hubiese que elegir la bebida oficial del trayecto, esta es sin duda el 'gin tonic'. "Creo que estos han acabado con los hielos", precisaba en tono jocoso un responsable de una federación señalando a unos compañeros. Esta circunstancia hace que se entienda que se acabase el hielo en el avión y que se acabase con la existencia de botellines de licor. Había 350, según precisaron fuentes de la tripulación.
La aeronave estaba divida en tres partes. Las autoridades en la parte delantera, con los ministros José Ingnacio Wert (Educación) y José Manuel Soria (Industria) a la cabeza. Eran los asientos de la clase 'business'. En el medio, estaban, en la parte de delantera los deportistas y después los periodistas. Finalmente, en la parte trasera estaban sentados más informadores, responsables de las federaciones deportivas españolas y otras autoridades.
No hubo restricciones de movimiento en ningún momento, a diferencia de lo que sí sucedió en octubre de 2009 cuando Madrid viajó a la ciudad danesa de Copenhague para optar a la elección de los Juegos Olímpicos de 2016. Los pasajeros se pasearon por los pasillos, de un lado a otro, para estirar las piernas.
'Geopolítica' de andar por casa
De igual forma, no hubo excesivos problemas para hacer corrillos. Los deportistas se juntaban y analizaban lo que podía pasar. Esta era la principal ocupación, hacer 'geopolítica' de andar por casa. Todo el mundo tenía su opinión y la clave por la que se llevaría los Juegos un país y no otro. Hay que decir, que alguno de los que ante los micrófonos se mostraba convencido de la victoria madrileña -es su papel- luego, en el 'off the record' no se mostraba tan convencido. Incluso, hubo quien decidió poner en marcha una porra en la que Madrid y Tokio rivalizaban.
A lo largo del trayecto, en un momento dado, todo el mundo se levantaba de su asiento y les daba por formar corrillos manteniendo tertulias. Incluso, la nadadora Mireia Belmonte animó a coger el micrófono de TVE para hacer la veces de periodista.
Pese a las recomendaciones de no echar una cabezadita para sobrellevar el 'jet lag', hubo quien no pudo reprimir la tentación y se echó en brazos de Morfeo. Sobre todo después de comer en la clase 'business' donde tenían la amplitud de los butacones y la compañía de alguna copita.
No faltó de nada a los viajeros. Los miembros de la tripulación del vuelo de Air Europa aparecían solícitos para traer al pasajero lo que desease cuando se lo requería. Todo el mundo tomó los alimentos de la carta 'Club Business'. La comida, desde luego, estaba muy alejada de lo que se entiende que es el catering de los aviones. El menú estaba compuesto de canapés, para empezar y un entrante de 'foie' de pato con salsa de melocotón y mostaza. Luego, llegaba el turno de los platos principales. Dependiendo de la opción que eligiese variaba. Los que optaron por la carne disfrutaron de un solomillo de ternera al vino tinto con patatas asadas y verduras salteadas. Los que apostaron por el pescado dieron buena cuenta una lubina con salsa ragú de tomate con arroz basmati y verduras salteadas.
Finalmente, el postre lo componía un pastel de dulce de leche y todo se remataba con un café o una infusión. Hay que señalar que debido a la duración del viaje también hubo merienda y cena.
En el avión había también un buen surtido de películas: una fantástica, 'Iron Man 3'; una de dibujos, 'Los Croods'; un drama, 'Efectos secundarios'; suspense, 'Trance'; ciencia ficción, 'Oblivion'... También había música para el que quería, aunque cada uno llevaba la suya.
El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, y el presidente de CEIM, Arturo Fernández, fueron los que más se pasearon, junto con algún que otro periodista nervioso... Hubo muy buen ambiente y tiempo para casi todo, hasta para ser indiscreto con asuntos de partido o de algún que otro Gobierno."
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