domingo, 29 de septiembre de 2013

El informe oficial del IPCC ilustra las contradicciones del alarmismo climático. (Calentamiento global. 160)

Nada nuevo. Como no podía ser de otra manera, el último informe del IPCC vuelve a mostrar que la climatología no sabe qué temperatura tendremos en el futuro, ni tiene ni idea de cómo afecta el incremento del CO2 a los cambios de temperatura.

Pero por supuesto, el alarmismo que vaya por delante...

Artículo de Libertad Digital:

"Con el mismo bombo y boato que siempre, pero con mucha menor repercusión mediática que en 2007, ha sido publicado este viernes el Resumen para Responsables de Políticas del quinto informe del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), tras las negociaciones entre los representantes de los Gobiernos encargados de consensuarlo.

En la mayoría de los medios los titulares, como siempre, se centran en las cifras que más alarma pueden causar, como que la temperatura podría subir hasta 4,8 grados en 2100, obviando que el informe da una horquilla que se mueve entre 4,8 grados en su extremos superior y 0,3 en el inferior, que es lo mismo que decir nada. Pero se da el informe por bueno sin más, llegando en algunos casos especialmente ridículos a dar sus conclusiones como aquello que dice "la ciencia", así en general.

Aunque tiempo habrá de analizarlo, la contradicción más flagrante del informe no se ha resuelto y salta a la vista a quien quiera profundizar un poco en él. Se trata, por un lado, del aumento de la confianza en las conclusiones generales: pasa del 90 al 95% la seguridad de los redactores del informe en que el hombre es responsable de más de la mitad del calentamiento global que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, en el apartado más técnico, se reduce notablemente la precisión con que se estima la llamada "sensibilidad climática", que es la cifra que sirve precisamente para calcular qué culpa tienen las emisiones de CO2 en los cambios de temperatura.

Dado que nuestro clima es un sistema extraordinariamente complejo y caótico, no podemos saber con exactitud qué consecuencias provoca cualquier cambio –como, por ejemplo, el incremento del dióxido de carbono– en la temperatura. De ahí que se intente estimar lo sensible que es el clima a dichas variaciones. En los tres primeros informes del IPCC se daba una horquilla de 1,5-4,5º al aumento provocado por doblar la cantidad de CO2 en la atmósfera, pero en el cuarto se elevó el límite inferior a 2 grados. Ahora, tras millones y millones gastados en investigación, lo han vuelto a colocar donde estaba.

Pero hay más. En todos los informes anteriores se daba una cifra dentro de dicha horquilla como la "más probable". En esta ocasión han renunciado a hacerlo porque, reconocen, no hay una tendencia general en los estudios científicos como para sacar una conclusión. Es decir, admiten no tener ni idea de lo sensible que es el clima al incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera y al mismo tiempo que están seguros de que ese incremento es el culpable.

Renunciar a ofrecer una cifra tiene otras consecuencias. La predicción de que la temperatura subirá hasta 4,8 grados está respaldada por modelos informáticos que, al margen de otras muchas deficiencias, necesitan saber cuál es la sensibilidad climática para ofrecer un resultado. No saber cuál es la más probable implica no saber qué resultado de los modelos es más probable. En definitiva, esta contradicción certifica lo que ya sabíamos: que la climatología no sabe qué temperatura tendremos en el futuro."

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