Una interesante entrevista al experto en sectores energéticos Daniel Lacalle sobre el fracking o fracturación hidraúlica para extraer gas y petróleo, respondiendo a diversas inquietudes que suscita.
Artículo de I-Ambiente:
"Daniel Lacalle tiene más de 23 años de experiencia en los sectores de la energía y las finanzas, 10 de los cuales los ha desarrollado en una compañía petrolera. Es gestor en uno de los fondos más activos en energía, y ha participado en inversiones en solar, biomasa, viento y gas en todo el mundo. Tiene una amplia experiencia en geología petrolera y exportaciones en Norte África y Oriente Medio.
Lacalle es autor del libro “Nosotros, los Mercados” (Deusto), que cuenta ya con la quinta edición a la venta, además de colaborar habitualmente con El Confidencial (cada sábado), la CNBC, The Wall Street Journal y The Commentator. Es autor del blog energyandmoney, en el que Lacalle analiza el mundo financiero y energético.
Desde el Portal i-ambiente, agradecemos al señor Lacalle (@dlacalle) que haya aceptado nuestra invitación a ser entrevistado, para exponer su punto de vista acerca del uso de la técnica de fractura hidráulica o “fracking”.
SOBRE EL FRACKING
Pregunta: ¿Cómo se puede explicar con brevedad en qué consiste esta técnica?
Respuesta: La fracturación hidráulica es una técnica de extracción que permite la extracción de gas y petróleo del subsuelo mediante la inyección a presión de algún material en el terreno, con el objetivo de ampliar las fracturas existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo, y favoreciendo así su salida hacia el exterior. El gas o petróleo se encuentra atrapado en capas de pizarra a gran profundidad. Habitualmente el material inyectado es agua con arena, aunque también se usa gas o espuma. Se perfora verticalmente en el terreno para introducir una tubería a gran profundidad, entre cuatro y cinco kilómetros, y alcanzar la capa de pizarra, donde se realiza una perforación horizontal que recorre la pizarra y donde se inyecta el líquido para romper la roca y liberar el gas o el petróleo.
P: ¿Cree que en términos de mercado va a compensar la inversión o bien que vamos a estar en presencia de un sector subvencionado como el del carbón?
R: Ninguno de los países que ha llevado a cabo esta práctica ha dado subvenciones, como el carbón. La industria petrolera en Estados Unidos y resto del mundo no recibe subvención alguna por llevar a cabo el fracking. Es una actividad privada exenta de apoyo del sector público. En Reino Unido y otros países se conceden algunas exenciones fiscales, pero son mínimas, pero nunca un gasto del erario público.
P: ¿Qué ahorro podría suponer para España en su factura energética la utilización de esta técnica?
R: En Estados Unidos el fracking ha llevado a que la electricidad (factura final al consumidor) sea un 50% más barata que en Europa y el gas industrial un 75% más barato. En España, solamente reduciendo las importaciones de gas y la necesidad de subvenciones a otras tecnologías, supondría una bajada del precio de la electricidad y del gas cercana al 15% (factura final), según cálculos de CERA podría llegar al 25%-30%.
P: ¿Qué vida útil tendrían las diferentes explotaciones?
R: Una explotación (un pozo) normalmente recupera un 50% a un 75% del total en los dos primeros años, pero luego tiene una curva de recuperación muy prolongada una vez declina. Además, se llevan a cabo nuevas perforaciones adyacentes a las horizontales para recuperar la máxima cantidad.
P: ¿Cuál es la ocupación del espacio que se hace y qué infraestructura aneja lleva implícita, pistas, gaseoductos, depósitos, tuberías, desmontes…?
R: Una explotación de gas pizarra o petróleo pizarra no ocupa un gran espacio. Visto desde al aire es como una fábrica pequeña con un área de almacenamiento. Si usted hace una fotografía aérea en Eagleford (EEUU) o Polonia, verá que son explotaciones con muy poca infraestructura. Se conecta a la red de gas u oleoductos de distribución adyacentes.
P: ¿Una vez agotados, cuáles serían los impactos finales sobre el entorno?
R: Tenemos una percepción de agotamiento un poco agresiva. Los ratios de declino no son tan problemáticos, y tenemos ejemplos en todo el mundo de explotaciones con una vida útil muy larga. El impacto final es mínimo. La limpieza del entorno es total, y como la gran parte de la explotación es un tubo recubierto de cemento es muy fácil de sacar, y tapar. De hecho vemos áreas en Estados Unidos donde se plantan todo tipo de árboles y conviven áreas residenciales con explotaciones petroleras.
P: ¿Hay previsto mecanismos para evitar, mitigar o remediar los impactos que se produzcan con esta técnica?
R: Claro. La industria petrolera siempre lleva a cabo esos procesos, además de una manera muy intensiva de acuerdo con la EPA (Environmental Protection Agency) en EEUU, y las comunidades donde invierte. Por ejemplo, en las poblaciones donde se explota, se analiza semanalmente con las autoridades todo tipo de asuntos, desde calidad del agua o residuos, a planes de contingencia. Por eso, con más de 10.000 pozos anuales, sólo hemos visto cuatro accidentes de cierta consideración.
P: ¿Existe en España tecnología propia o estaríamos en manos de empresas extranjeras?
R: Igual que en paneles solares se compran productos chinos o alemanes o norteamericanos, la tecnología es una cuestión de calidad, servicio y coste. La tecnología no es en sí misma “dependiente” de un país u otro. Repsol tiene una larguísima experiencia en fractura hidráulica, por ejemplo. En la parte de servicios, Polonia se ha llevado a cabo una utilización mixta de empresas locales y extranjeras, pero es una cuestión de coste. Las empresas de servicio más baratas y eficientes en fracking son norteamericanas y británicas.
P: ¿No cree usted que los hipotéticos beneficios económicos que se podrían obtener van a ser a costa de sacrificar valores ambientales de alto valor que quedarán irreversiblemente dañados?
R: No. Por la misma razón que no creo que el efecto dañino de los paneles solares sobre la migración de las aves, o de los molinos de viento sobre las mismas. Tome como ejemplo Estados Unidos o Reino Unido. Se monitoriza de manera muy importante cualquier impacto medioambiental, como debe ser. Estamos magnificando unos “supuestos” daños que primero, no se han dado, son elucubraciones o estimaciones en muchos casos, además, con colaboración e investigación, son cada vez menores. Como cualquier tecnología, tiene un riesgo. Lo importante es desarrollarla de manera que sea respetuosa con el medioambiente y que se permita que cada problema se cree una solución a través de la investigación y la actividad privada.
Les recomiendo: What is in fracking fluids? o Industry develops nontoxic fracking fluids. Reduced Emission Completion (REC) technologies, por ejemplo, captura el gas emergente y lo reutiliza.
P: ¿No cree usted que las técnicas de fractura hidráulica o fracking entrañan un riesgo tan alto de contaminar los acuíferos que no compensaría el hipotético beneficio a obtener?
R: No. La fracturación se hace a kilómetros de los acuíferos. Kilómetros. Los líquidos que se utilizan contienen 99,98% agua y arena, y cada vez menos productos químicos, las tuberías están forradas de cemento, la propia EPA en una administración como la de Obama ha comentado en infinidad de ocasiones que los riesgos son mínimos y el US Geological Survey ha demostrado que la energía utilizada para el fracking no es riesgo de actividad sísmica. (Secretario de Energia de EEUU Steven Chu: “Se puede extraer gas pizarra de manera que se protejan los acuifeiros” “We believe it’s possible to extract shale gas in a way that protects the water, that protects people’s health. We can do this safely.”
P: ¿Es cierto que es una técnica que demanda cantidades ingentes de agua dulce que se ven irremediablemente contaminadas?
R: Eso era antes. Desde hace mucho tiempo se utiliza agua reciclada y otros elementos (espumas, gas). Un grupo de seis pozos no consume más de 54.000 litros de agua… Lo mismo que una piscina deportiva de 12x3x1.5.
P: Se dice que como consecuencia de los cambios que se llevan a cabo en la corteza terrestre se incrementa sustancialmente el riesgo sísmico de las zonas de influencia de las perforaciones. ¿Son ciertas estas afirmaciones?
R: El US Geological Survey ha demostrado que la energía utilizada para el fracking no es riesgo de actividad sísmica. El National Research Council mostraba que en más de 90 años de análisis la actividad humana solo ha generado 154 terremotos, 60 en EEUU, comparado con 14.450 terremotos por causas naturales al año. Sólo dos temblores (en Oklahoma y en Inglaterra, ambos de magnitud menor a 2,8) han sido atribuidos al fracking de un total de más de 10.000 pozos anuales.
P: ¿Desde cuándo, dónde y con qué éxito se están aplicando estas técnicas?
R: El fracking no es una novedad. Se conoce y se utiliza desde hace muchas décadas, de manera relevantes desde los años 80 y con regularidad global. El éxito es espectacular. No sólo en productividad y tasa de retorno energético, que es muy superior a las arenas bituminosas o el carbón convencional. El número de accidentes y problemas medioambientales es el menor de toda la industria energética, según la EPA y el Oil Council.
P: Y por último, ¿por qué cree que las diferentes comunidades autónomas se ha apresurado a apoyar a los movimientos ecologistas y ciudadanos que se oponen a estas técnicas, a pesar de suponer un recurso económico importante?
R: Es normal. La gente se asusta ante el “demonio de las petroleras” y es algo políticamente muy vendible. La desinformación es muy grande, y la propia industria petrolera tiene parte de la culpa por no adelantarse e informar de manera continuada, un error que comete pensando que si informa y hace publicidad se le acusara de hacer “lobby”. Pero sobre todo la población olvida la importancia del coste y de desarrollar nuestra energía autóctona y nuestros recursos naturales como motor de crecimiento y empleo. La industria del fracking no sólo ha reducido los precios del gas y la electricidad, sino que ha creado 2,1 millones de puestos de trabajo en EEUU, 75.000 millones de dólares en ingresos fiscales y 283.000 millones de PIB (según CERA). En un país con casi un 27% de paro y un modelo económico orientado a la construcción y la obra civil, me sorprende esa “reticencia” que no se tiene, por ejemplo, a la hora de urbanizar media España o gastar centenares de miles de euros en mantener el alumbrado de los monumentos al despilfarro de 2004-2011.
Es curioso que esas mismas organizaciones no digan nada sobre los miles de kilómetros de redes subterráneas que se construyen para soportar las necesidades de la industria renovable, o que nadie se queje del carbón nacional, que es caro, sucio y subvencionado. No entiendo la política de “no en mi jardín” (not in my backyard) en un país en el que, a pesar de ser el que más renovables ha construido con respecto a su parque de generación (viento ya es casi un 50% de la electricidad generada), seguimos importando un millón de barriles al día. Esa transferencia de renta no es algo que debamos ignorar. Y no podemos darnos un tiro en el pie con un mix energético subvencionado y caro. Sustituir petróleo a $110/barril por solar o viento a un equivalente de $190/barril es suicida. La energía debe ser abundante y barata. El fracking ayuda a desarrollar un mix energético autóctono y barato, mientras otras tecnologías demuestran –a ver si pasa- que son baratas.
La energía debe ser barata. Y el fracking ayuda a ello. El petróleo no sustituyó al aceite de ballena porque lo decidiera un comité. Lo hizo por ser más abundante y barato.
Lo que hay que entender es que el fracking no es un sustituto ni va contra las energías renovables, que tiene que demostrar que sus costes (todo incluido, primas, red, etc) son competitivos. Necesitamos de todo. Un ejecutivo me decía “España debe ser muy rica o muy estúpida para rechazar inversiones multimillonarias por el miedo a algo que no es evidente pero tal vez pueda pasar si confluyen una serie de eventos en algún momento remoto”. El miedo a todo. Prohibamos los coches, que muere mucha gente en las carreteras. Prohibamos el aceite de oliva, que se quema uno si salta en la sartén. Prohibir es un lujo que no nos podemos permitir. Es un elemento esencial en un mix energético donde se importe menos energía, donde se aprovechen los recursos naturales de manera limpia, eficiente y monitorizada.
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