Artículo de su blog personal:
"Comentábamos recientemente en esta bitácora que Intermon-Oxfam se ha hecho un lío hablando de ricos, desigualdad económica y pobreza. Cierto es que el informe “Gobernar para las élites” ha tenido mucho eco entre los medios, pero lamentablemente esta cobertura no ha sido especialmente crítica o rigurosa, sino que se ha limitado, en líneas generales, a reproducir los datos del documento en cuestión sin contrastar ni matizar sus contenidos. Por suerte, quienes llevamos tiempo explicando la evolución de la pobreza y el desarrollo humano en el mundo hemos podido salir al quite de las diferentes falacias o distorsiones que ha lanzado la ONG.
En esencia, el texto de Intermon-Oxfam propone “eliminar la desigualdad económica extrema”, así como adoptar “una mayor regulación de los mercados” encaminada a “fomentar un crecimiento equitativo y sostenible”. La primera de estas dos propuestas sorprende porque asume que la desigualdad es algo malo per se. En realidad, parece obvio que una desigualdad económica generada de forma arbitraria no es de recibo; sin embargo, cuando las diferencias surgen en un mercado competitivo, esas mayores rentas se derivan de un buen proyecto empresarial o un buen servicio profesional. Ejemplos tenemos muchos y muy variados: sin salir de España, Amancio Ortega y Juan Roig, entre otros muchos.
Lamentablemente, la segunda propuesta de Intermon-Oxfam pide un menor grado de libertad económica, lo que redundaría en mayores espacios para la captura de rentas, vía eliminación de la competencia. Al final, las soluciones que pone encima de la mesa la ONG son fuentes de mayor desigualdad económica arbitraria, que es la que, a priori, todos queremos reprimir.
El informe no parece tomar muy en cuenta el intenso proceso de reducción de la pobreza que ha ocurrido en las últimas décadas. Según organismos multilaterales como el Banco Mundial, la tasa de pobreza ha caído del 52% al 22% y la ratio de pobreza extrema se ha acercado al 5%. Buena parte de este salto adelante se ha experimentado en países como China e India, donde los antiguos modelos socialistas han sido reemplazados por reformas liberales adoptadas desde finales de los 70.
Otro aspecto relevante que Intermon-Oxfam ignora tiene que ver con la reducción de la desigualdad a nivel mundial. Así lo expliqué en mi ensayo “El éxito del capitalismo y la globalización en la lucha contra la pobreza“:
Como ha demostrado Xavier Sala i Martín, todos los indicadores dedicados a estudiar la desigualdad en el mundo muestran una tendencia positiva en las últimas tres décadas. Lo vemos en la gráfica que sigue:
Incluso si dividimos el mundo en diferentes regiones, comprobamos que la desigualdad entre países va a menos. La siguiente gráfica muestra una primera línea que mide la desigualdad mundial, mientras que la segunda refleja la desigualdad entre países. Hay una tercera línea que refleja la evolución de la desigualdad “dentro de cada país”, y ahí si vemos un aumento ligero, pero en tasas muy inferiores.
Cierto es que la desigualdad dentro de algunos países ha crecido de forma significativa. Sin embargo, ¿significa esto que las cosas están peor? Domingo Soriano pone el ejemplo de China para ilustrar que no es el caso:
Pero para seguir ahondando en esta cuestión, conviene repasar los trabajos del analista del Banco Mundial Branko Milanovic, que repasando el periodo 2002-2008 ha concluido que “estamos ante algo que podría tener relevancia histórica, ya que por primera vez desde la Revolución Industrial, las desigualdades sociales se han reducido entre 2002 y 2008”. Esto puede sonar extraño si nos fijamos en el titular que muchos analistas han extraído de su estudio (“el 8% de la población mundial concentra el 50% de las rentas generadas en todo el planeta”), pero como explica Juan Ramón Rallo, “no hay de qué extrañarse”, pues “aunque parezca escandaloso que el 8% de la población perciba el 50% de las rentas generadas en todo el globo, bien haríamos en pegarle una repensada a sus implicaciones: en la actualidad, todos los habitantes de EEUU y de la zona del euro representan el 9% de la población mundial y obtienen el 40% de las rentas planetarias”.
Pero el estudio de Milanovic también explica que el tercio más pobre de la población mundial también ha mejorado sus rentas notablemente, con aumentos que van del 40% al 70%. Ni siquiera entre el 5% más pobre hay retroceso, si bien su renta se ha estancado, principalmente porque su incorporación a la globalización está siendo más tardía. En suma, esto confirma que no solamente la pobreza cayó a la mitad en los últimos veinte años, sino que la desigualdad no ha crecido y que el 50% más pobre ha visto crecer su renta en un 80%.
Es evidente que en China han aumentado la diferencias de ingresos entre ricos y pobres respecto a la situación de 1980. Pero al mismo tiempo, todo el país ha experimentado una mejoría muy notable, que le ha permitido acercarse a los países desarrollados y de la que se ha beneficiado la gran mayoría de su población (incluso aunque sigue muy lejos en renta per cápita).
En el caso del país asiático, el informe de la ONG presenta el siguiente gráfico, con la media de ingresos del 10% de sus habitantes más ricos desde 1980 a la actualidad. Y la pregunta que nos podemos hacer es ¿cómo están mejor los chinos: ahora o en 1980? Leyendo el estudio, parecería que hace 30 años porque eran más iguales. En Corea del Norte, por ejemplo, el coeficiente de desigualdad debe ser muy parecido al de 1970. Pero no parece que sus ciudadanos tengan mucho que presumir ante sus vecinos chinos.
Todo este contexto de reducción de la pobreza y la desigualdad a nivel global ha ido de la mano de una mejora de la esperanza de vida. Lo explica Hans Rosling en este vídeo:
Más ejemplos de mejoras en indicadores de desarrollo humano, en este artículo que escribí para Libre Mercado (“La pobreza mundial se reduce un 80% desde 1970“):
- La mortalidad infantil ha experimentado un descenso notable en las últimas décadas. Si en 1960 se registraban niveles de 108 fallecimientos por cada 1.000 niños nacidos, los datos de 2011 dejaban este indicador en una media mundial de 28. La caída es superior al 75%. Incluso si nos fijamos en algunos de los países más pobres del mundo, encontramos noticias para el optimismo. Si agrupamos a los cinco países con menor ingreso per cápita (Malawi, Congo, Somalia, Burundi y Nigeria), la caída de la mortalidad infantil es del 40%. El dato es aún mejor excluyendo a Somalia, ya que en dicho país no se han producido avances notables mientras que Malawi, Congo, Burundi y Nigeria ven mejoras del 76,5%, 32%, 37% y 52% a lo largo del periodo comprendido entre 1970 y 2010.
- Si atendemos a la alimentación, las noticias también son esperanzadoras. El consumo diario medio de calorías crece de 2.575 en 1991 a 2.755 en 2007, según los datos de la FAO. También The Economist ha tratado recientemente de esta cuestión, señalando la tendencia a mejor que se observa en las últimas décadas.
- En el campo medioambiental, también encontramos signos de mejora que desmienten la supuesta relación entre capitalismo y contaminación. Por ejemplo, las emisiones per cápita de CO2 se reducen de 10,43 a 8,4 toneladas métricas entre 1990 y 2009. Si hablamos del porcentaje de personas que tienen acceso al agua potable, de nuevo hay motivos para la esperanza: este indicador crece del 80% al 86% entre 1990 y 2006.
- Este progreso se da en un contexto de menos violencia, tal y como demuestran los trabajos de Steven Piker: “en el siglo XX, pese a todas las guerras y los genocidios, la ratio de muertes fue 9 veces menor que en los tiempos de las guerras tribales. En la Europa de la Edad Media, la ratio de asesinatos era 30 veces mayor que hoy en día. La esclavitud, la tortura y las ejecuciones fueron algo normal durante siglos pero hoy son una rareza. Las guerras entre países desarrollados y democracias han desaparecido; los conflictos armados van a menos y se cobran menos víctimas. Además, caen en todo el mundo las violaciones, los crímenes de odio, las protestas mortales, el abuso a menores, etc”.
- También se aprecia un cambio positivo en la seguridad laboral. En 1999 se produjeron 7,8 millones de accidentes laborales en el mundo, mientras que en 2008 este indicador había bajado hasta los 4,9 millones.
- Otro indicador de interés se refiere al número de horas trabajadas. La media anual cae de 2.300 horas en 1950 a 1.800 horas en 2011. También la educación es otro campo en el que encontramos buenas noticias. Los años de aprendizaje primario y secundario que puede esperar un niño han subido de 9,5 a 12,3 entre 1980 y 2011.
Por ejemplo, cae el número de fallecimientos por Sida desde 2004 (datos del Banco Mundial):
Baja la incidencia de la tuberculosis de forma notable desde 1960 y, especialmente, entre 2004 y 2010 (datos de la Organización Mundial de la Salud):
La malaria, que llegó a afectar a 60 millones de personas, llega ahora a un número de personas inferior a 50.000. La reducción desde el año 1999 ha sido notable, con importantes avances entre 2002 y 2004 (datos del Banco Mundial):
El acceso a fuentes de agua potable también mejora sustancialmente y ya llega a más del 86% de la población mundial (datos de la ONU):
Como ya se mencionó antes, la esperanza de vida también sube de forma significativa, incluyendo a los países de ingreso bajo o medio bajo (datos del Banco Mundial):
La mortalidad infantil también va cayendo de forma sostenida en el mundo (datos de UNICEF):
Las vacunas también llegan hoy a muchas más personas que antaño, contribuyendo a consolidar el avance de los indicadores mencionados anteriormente. En las siguientes gráficas vemos la cobertura de vacunas para la hepatitis B, la tuberculosis, la fiebre amarilla, el polio, el tétanos, la gripe B…
¿Más avances? Por ejemplo, el tratamiento del cáncer empieza a rendir resultados esperanzadores: la ratio de casos mortales ha bajado un 20% desde 1990 hasta hoy en día, como señala el doctor Otis Brawley, de la Sociedad Americana de lucha contra el Cáncer. Además, cae un 35% la ratio de muertes por cáncer de mama, mientras que en el cáncer de colon también se detecta un descenso del 35%.
Mientras tanto, el consumo de tabaco en los países de la OCDE declina notablemente en la última década. Esta mejora en salud puede ir de la mano de un avance mayor si se desarrollan las mejores perspectivas del sector de los llamados cigarrilos eléctricos:
Nada de esto aparece en el informe de Intermon-Oxfam. Peor aún, la metodología empleada es más que cuestionable: como ya hemos explicado, la ONG habla del patrimonio de las grandes fortunas pero confunde “ingresos” y “riqueza”, hablando en ocasiones de rentas y en otras de posesiones o activos. En realidad, la información sobre esta cuestión es difusa y en ningún caso permite hacer el tipo de afirmaciones que hace Intermon-Oxfam.
Además, la ONG habla de dinero y riqueza como si se tratase de un juego de suma cero cuando, en realidad, estos procesos son dinámicos e incrementales. Así lo expliqué en mi artículo “Riqueza creada y riqueza heredada“:
Hablemos del 1% más rico del país más próspero del mundo: Estados Unidos. Hace veinte años, a comienzos de los noventa, el 57% de los millonarios incluidos en este selecto club había recibido su patrimonio en herencia, mientras que un nada despreciable 43% había generado dicha riqueza a lo largo de su vida profesional. Hoy, la tendencia muestra que la riqueza heredada va a menos, ya que su peso ha caído al 45%, un descenso de doce puntos porcentuales. Por su parte, el porcentaje reunido por los multimillonarios que han creado su propia fortuna a lo largo de su vida asciende ya al 55%.De la movilidad social y su efecto entre los más ricos también habla Thomas Sowell, de nuevo tomando el caso de Estados Unidos:
Si ampliamos nuestro campo de estudio y analizamos grupos más amplios, ¿encontramos una movilidad aún mayor? La mejor referencia para responder esta pregunta es el informe “Las claves de la riqueza: orígenes y destino”, publicado por Barclays. Dicho documento es especialmente relevante para nuestra investigación, pues toma un umbral de riqueza más bajo y analiza datos de todo el mundo. Ya no hablaremos solamente del 1% más rico de EE UU sino de miles de millonarios en todo el planeta.
Pues bien, la publicación de Barclays asegura que sólo el 26% de la riqueza global estudiada es “heredada”, mientras que el resto proviene de inversiones, venta de negocios o rentas del trabajo. Los datos presentados subrayan que, con porcentajes aproximados al 20%, EE UU y Europa están a la cola en la cuota de riqueza “heredada”. Del mismo modo, ambos continentes se colocan a la cabeza en movilidad social. Esta realidad contrasta con otras regiones del mundo como Oriente Medio o América Latina, donde el porcentaje de patrimonio “heredado” es, respectivamente, del 49% y del 36%.
Hasta ahora he subrayado el alto grado de movilidad y dinamismo que caracteriza a buena parte de los millonarios del mundo. No obstante, este ensalzamiento de la movilidad social no debe hacernos pensar que la riqueza “heredada” es acaso menos legítima. Todo lo contrario: la inmensa mayoría de las familias, sea cual sea su nivel de renta, procura dejar un legado material a sus descendientes. Esto no solamente es totalmente legítimo y generalmente aceptado, sino que también refleja una actitud proclive al ahorro, componente esencial para el desarrollo de una economía sana.
Los individuos que en 1996 se encontraban entre el 20% más pobre del país vieron cómo en 2005 su renta había aumentado en un 91%, con lo cual ya habían dejado mayoritariamente de pertenecer a la categoría estadística de los pobres. Los individuos pertenecientes al 1% más rico en 1996, por su lado, vieron cómo en el mismo período su renta se reducía en un 26%, por lo tanto, muchos de ellos dejaron de estar dentro de ese 1%.Pero hay muchos otros aspectos que conviene recordar. Por ejemplo, las personas de mayores recursos son, con diferencia, quienes más ingresos aportan al fisco. Fijémonos en los datos de recaudación de Hacienda para ver la situación española:
- El 20% más rico aporta el 60% de toda la recaudación obtenida por el Impuesto sobre la Renta. Dicho grupo engloba a contribuyentes con ingresos superiores a los 33.000 euros, por lo que no hablamos de un quintil enormemente pudiente.
- Si subimos al 5% más rico, vemos que sus ingresos anuales son de más de 84.000 euros. De nuevo, ni siquiera estamos ante patrimonios exorbitantes; no obstante, su aportación a la recaudación por IRPF sube al 20% del total.
- Centrándonos en el 1% más rico, los datos de Hacienda nos dicen que generan el 16% de todos los ingresos conseguidos por este gravamen.
¿Qué sabemos del 1% más rico de nuestro país? Veamos:
Hablar del 1% más rico de España es referirse a un grupo integrado por alrededor de 370.000 personas. Su renta media es de 153.000 euros, por lo que no hablamos de una elite especialmente pudiente, al menos en comparación con la de otros países de nuestro entorno. De hecho, el 1% más rico de España atesora el 8% de la renta nacional frente al 11% de Suiza, el 10% de Italia, el 9% de Francia. En los países nórdicos, su peso sobre el total se asemeja al de España.
Que España no es un país de grandes fortunas lo demuestran los índices dedicados a medir la residencia de estos patrimonios. El informe de UBS sobre los multimillonarios del mundo señala que Madrid (1.135) tiene seis veces menos multimillonarios que Londres (6.360) y tres veces menos que París (3.195). Otras urbes europeas como Dusseldorf, Hamburgo, Frankfurt, Roma o Génova también están por delante de la capital española.
Cierto es que el patrimonio de los españoles más ricos ha crecido un 10% en 2013, de acuerdo con el índice de riqueza global de Crédit Suisse. Sin embargo, este dato debe ser explicado para comprender la dinámica que entraña: en realidad, no se ha producido una recuperación significativa de los ingresos corrientes de este colectivo, sino que los principales factores que explican su mejor posición patrimonial son la apreciación del euro frente a otras divisas y la atenuación de la caída de los precios inmobiliarios. Otro motivo significativo es el rebote del Ibex 35 a lo largo del presente año, si bien el mercado de valores españoles sigue muy por debajo de los máximos alcanzados hace años.
Por otro lado, al margen de las comparaciones entre 2012 y 2013, lo cierto es que ampliando a un lustro nuestro análisis podemos comprobar que la crisis también ha golpeado duramente a los españoles más ricos. Lo podemos ver comprobando la evolución de su renta media: hoy es de 153.000 euros. Pero en 2006 ascendía a 240.000 euros. Hablamos, por tanto, de una caída superior al 35%.Por último, es innegable que un debate serio sobre esta cuestión exige ofrecer propuestas de mejora. Aquí propongo algunas:
Los impuestos al trabajo reducen un 42% el sueldo de los trabajadores. El coste de las cotizaciones sociales asciende a una media de 10.812 dólares en España, un 35% por encima de la media de la OCDE (6.796 dólares). Como consecuencia, el esfuerzo fiscal en España es un 20% más alto que la media europea, tal y como confirman datos de Gestha. De hecho, la Asociación Española de Asesores Fiscales y Gestores Tributarios ha señalado que este indicador se sitúa en el 40%, el nivel más alto de toda la UE. Así las cosas, el trabajador español medio paga 8.667 euros al año en impuestos.
Además, también es importante mejorar indirectamente otros aspectos que presionan a la baja el patrimonio de los españoles: malos resultados del sistema educativo, falta de cultura inversora y financiera, hostilidad hacia capitalismo, obstáculos al crecimiento de las PYMES, rigidez laboral, etc."
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