A menudo la gente cree que la solución a un problema es crear leyes. Y la legislación en todos los países abunda en buenas intenciones para acabar con la pobreza, mejorar la salud, brindar una educación de calidad, proteger al consumidor, etc., sin tener los resultados esperados. Probablemente el caso más curioso es el de una pequeña ciudad europea que mediante ley ¡exigía la inmortalidad de sus habitantes o en todo caso la clarividencia de saber cuándo se iban a morir! Este municipio prohibía que la gente muera dentro de su jurisdicción, por lo tanto los residentes estaban obligados a saber el momento de su deceso y tener la cortesía de retirarse a pueblos vecinos antes de celebrar tan importante evento.
En un mundo perfecto, los niños deberían tener padres amorosos que les den sustento y educación. No vivimos en un mundo perfecto y muchos niños se ven obligados a recortar su infancia y desempeñar funciones que corresponden a un adulto. Las razones para que un niño tenga que trabajar son diversas: abandono del hogar por tener padres abusivos, situación de pobreza de los padres, familias que tienen más hijos de lo que económicamente son capaces de sustentar, discriminación hacia las niñas, abandono de los padres, hasta llegar incluso a la venta de hijos para trabajar en condiciones de semi-esclavitud, como sucede en Asia.
El presidente Evo Morales ha indicado no estar de acuerdo con legislar la edad mínima de trabajo y tiene razón. Por muy triste que sea la realidad de que hay niños que trabajan, hacer leyes para prohibir el trabajo infantil, no soluciona nada. No soluciona la causa, que principalmente es la pobreza de muchas familias, y no soluciona la consecuencia, ya que los niños seguirán trabajando, porque es absolutamente necesario para su sobrevivencia.
Prohibir el trabajo infantil de hecho puede tener efectos contraproducentes, ya que, al convertirse en algo ilegal, quienes contratan niños, operan con mayor clandestinidad y frecuentemente ofrecen peores condiciones laborales.
El trabajo infantil se elimina con desarrollo económico, pero el proceso de desarrollo toma tiempo (y requiere un marco institucional que por cierto no existe en Bolivia). Mientras tanto, la sociedad, mediante instituciones de beneficencia, tiene un rol activo para ayudar a cuantos niños sea posible a devolverles la infancia para que puedan jugar cuando es tiempo de jugar.
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