David Howden analiza la obligatoriedad del seguro médico en EEUU, qué es apto para asegurar o no y las consecuencias que conlleva el asegurar riesgos no asegurables ni medibles.
Artículo del Instituto Mises Hispano:
"Con todas las discusiones sobre la necesidad de atención sanitaria en EEUU, nunca se hace una pregunta: ¿es asegurable la salud de una persona?
El economista austriaco Ludwig von Mises ayudó a aclarar qué tipos de eventos son aptos para un seguro cuando definió dos tipos de probabilidad. Probabilidades de caso son aquellos eventos para los que sabemos algunos de los factores que determinarán un resultado, pero de cuales hay otros factores de los que no sabemos absolutamente nada. Los partidos de fútbol caen en esta categoría, igual que las guerras. Probabilidades de clase son aquellos eventos para los que sabemos o suponemos saber todo acerca de una categoría ampliamente similar de eventos, pero con respecto a los cuales no sabemos nada respecto de cualquier ocurrencia individual dentro de la categoría.
La muerte es un evento que cae dentro de esta última categoría de probabilidades de clase. La muerte es, quizá paradójicamente, el más y menos seguro de todos los eventos de tu vida. Todos sabemos que moriremos, pero nadie sabe exactamente cuándo, de qué, dónde o por qué. Pero como todos morimos, todos podemos ser ubicados en una categoría que se comporta de una forma similar. Por ejemplo, sabemos la esperanza de vida de una persona al nacer y podemos refinar más la categoría considerando las diferencias en factores que afectan la probabilidad de morir, como el tabaco.
Los seguros de vida funcionan porque las compañías de seguros pueden jugar con las medias. Alguna gente que tiene una póliza de vida morirá antes de que la aseguradora gane suficiente dinero en primas como para pagar la prestación por fallecimiento. En este caso, la empresa pierde dinero. Compensa estas pérdidas con las ganancias que obtiene de quienes mueren después de sobrepasar con mucho el punto en que se equilibran con las primas que han pagado en relación con la prestación por fallecimiento que recibirán.
La discriminación en el mercado del seguro de vida no es solo un hecho de la vida: es justa. Cada tenedor de póliza paga de acuerdo con sus posibilidades de morir. La gente no es libre de realizar actividades de riesgo, pero debe pagar el precio. La gente que elija llevar vidas menos arriesgadas (lo que equivale a decir que evita aquellas actividades que aumentan sus posibilidades de morir, como el paracaidismo o fumar) se pierde disfrutar de estas actividades, pero gana pagar menos en el seguro de vida. No hay comidas gratis en este mundo.
El seguro sanitario podría existir de esta manera. Hay posibilidades de clase para ciertas enfermedades, comunicables o no. También hay factores conocidos de riesgo para enfermedades y males. Los fumadores es más probable que tengan cáncer de pulmón; los vaqueros de rodeos tienen más riesgo de sufrir huesos rotos; los profesores de economía podrían sucumbir al síndrome del túnel carpal por escribir demasiados artículos sobre seguros sanitarios. Dependiendo del tipo de vida de cada uno, pueden asignarse distintas primas de seguro para cubrir a un individuo frente a cualquier cantidad de preocupaciones sanitarias.
Sin embargo algunos tipos de males médicos no están sujetos a ser asegurados. No pertenecen a ninguna clase definible que permita su cobertura. Por ejemplo, las causas de la enfermedad de Parkinson siguen siendo debatidas acaloradamente y no hay una explicación clara de lo que la causa: es solo la suerte del sorteo. Algunos tipos de cáncer caen en esta categoría. Siempre existe la esperanza de que en un futuro sepamos más de estos males de forma que se les pueda asignar una clase (o aún mejor, curarse), pero en este momento no es posible.
“Tener presupone poder” y antes de responder si la gente “tendría” que tener seguro sanitario, debemos responder a si “puede” tenerlo.
Para algún tipo de males, el seguro sanitario es una opción viable. Para otros, la posibilidad de cobertura simplemente no existe. Una de las piedras angulares del Obamacare es que “no se te puede negar cobertura por condiciones preexistentes”. Esto no solo compromete la utilidad del seguro al enturbiar la definición de cierta clase, en realidad niega la aplicabilidad de la póliza de seguro. Ciertos riesgos precisamente no son asegurables. No es debido a alguna maquinación siniestra para excluir a ciertos individuos; después de todo, es la enfermedad y no la persona la que se excluye. Pero es solo un duro y frío hecho económico que deriva directamente de la distinción de Mises entre eventos de clase (asegurables) y eventos de caso (no asegurables).
El reconocimiento de que algunos riesgos sanitarios pueden asegurarse debe venir con una advertencia: solo porque pueda existir un seguro sanitario sobre un rango limitado de males no responde a la pregunta de por qué debería ser obligatorio. Después de todo, nuestros requisitos diarios de alimento y agua son al menos tan de vida o muerte como nuestros requisitos sanitarios diarios y nadie está sugiriendo que el gobierno ordene la cobertura de esos bienes.
Igualmente, solo porque la atención sanitaria sea cara no es una condición necesaria ni suficiente para ordenar su cobertura. Hay todo tipo de bienes y servicios que son caros y cuya cobertura de seguro a comprar no es obligatoria. Una mejor pregunta a hacer es “por qué es tan cara la atención sanitaria”. Mucha gente ya ha respondido a eso, echándose la culpa a la epidemia de obesidad, los requisitos de licencia para médicos, los estilos de vida más arriesgados entre lo ya cubiertos por seguros obligatorios (Medicare y Medicaid) o la burocracia para conseguir que nuevos procedimientos y medicinas sean aprobados por el gobierno. En todo caso, la asegurabilidad de cualquier bien o servicio es secundaria a su coste.
Responder a la pregunta de “por qué” se necesita un seguro sanitario es esencialmente distinto de la pregunta de si “podemos” podemos proporcionar seguro sanitario y, si es así, que males pueden cubrirse. En la medida en que algunas enfermedades y males sean asegurables, el seguro sanitario es, al menos por ahora, una tarea algo limitada. El Obamacare responde a la pregunta incorrecta y disminuye la utilidad de las pólizas de seguro sanitario que existen debido a un cobertura obligatoria de condiciones preexistentes.
Ofrecer seguros sin referencia a clases asegurables concretas o agrupando aposta riesgos no asegurables en una clase no asegurable elimina cualquier justificación económica a la hora de determinar la cobertura y tarifas apropiadas de seguro. Si creéis que los precios de la atención sanitaria no parecen tener sentido ahora, esperad a ver lo que pasa cuando la cobertura obligatoria elimine todo parecido con los precios racionales de seguro para el mercado de los “seguros” sanitarios."
Publicado el 24 de diciembre de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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