lunes, 24 de mayo de 2021

Cervantes y la esclavitud

Carlos Rodríguez Braun analiza la cuestión de Cervantes y la esclavitud, a raíz de la vandalización de la estatua de Colón en San Francisco por parte de los nuevos inquisidores socialistas.

Artículo de Expansión: 

La estatua en homenaje a Cervantes instalada en el Golden Gate Park en San Fracisco fue vandalizada el pasado mes de junio durante la ola de protestas en Estados Unidos por el asesinato de George Floyd. Twitter




Frente a lo que dicen los nuevos inquisidores, Cervantes encaja mejor con los abolicionistas.

La estatua de Miguel de Cervantes fue vandalizada en el Golden Gate Park de San Francisco durante los disturbios del año pasado. Los nuevos inquisidores acusaban al más grande escritor español de racista, colonialista, capitalista y esclavista.

Aparte del dislate de peinar el pasado ajustándolo exclusivamente a las ideas y valores del presente, los textos de Cervantes marcan un rechazo a la esclavitud. Así reacciona don Quijote en la famosa escena con los galeotes, en el capítulo 22 de la primera parte: "¿Cómo gente forzada? ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?... me parece duro caso hacer esclavos a los que Dios y naturaleza hizo libres". El aprecio por las personas libres está claro en Cervantes, esclavizado durante cinco años en Argel ("Economía y libertad en el Quijote", en Diez Ensayos Liberales II, LID Editorial, 2017).

El cervantista Eric Clifford Graf, de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, concluye que Cervantes subraya el papel de los esclavos de las galeras, "otorgándoles un estatus especial tanto moral como político" ("The She-Wolf and Her Prey: Cervantes, Aristotle, and Smith on Slavery", Bulletin of the Cervantes Society of America, 2020).

Recuerda el episodio del capitán Viedma en el capítulo 39 de la primera parte, cuando la nave La Loba ataca La Presa, al mando de un hijo del corsario Barbarroja, que "trataba tan mal a sus cautivos, que así como los que venían al remo vieron que la galera Loba les iba entrando y que los alcanzaba, soltaron todos a un tiempo los remos y asieron de su capitán, que estaba sobre el estanterol gritando que bogasen apriesa, y pasándole de banco en banco, de popa a proa, le dieron bocados, que a poco más que pasó del árbol ya había pasado su ánima al infierno: tal era, como he dicho, la crueldad con que los trataba y el odio que ellos le tenían".

También apunta, hablando de remar, el incentivo que tienen quienes lo hacen libremente o rumbo a la libertad, como en el capítulo 41: "los que bogaban dijeron que no era aquél tiempo de tomar reposo alguno: que les diesen de comer los que no bogaban, que ellos no querían soltar los remos de las manos en manera alguna".

El profesor Graf, que enlaza la cuestión de los incentivos con la rentabilidad de la esclavitud, que mencionarían Smith y Marx, pero que sería refutada por Engerman y Fogel, defiende que Cervantes encaja mejor con los abolicionistas. Pero, claro, es difícil que lo admitan quienes no son capaces de reconocer que la esclavitud, abolida bajo el capitalismo en el siglo XIX, fue trágicamente reintroducida por los socialistas en el siglo XX.


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