Beatriz García analiza cómo el plan de Escrivá (PSOE) 'devorará' los beneficios de los autónomos.
Artículo de Libre Mercado:
Una pescadería en Palma de Mallorca | Alamy
La propuesta del Gobierno para obligar a los autónomos a cotizar por los ingresos reales ha hecho saltar las alarmas entre los trabajadores por cuenta propia. El Ministerio de Seguridad Social ha puesto sobre la mesa las primeras cifras de un plan que acabará con la posibilidad de que los autónomos puedan elegir la base en la que tributar. Por tanto, a partir de 2023, su cuota estará exclusivamente ligada a sus rendimientos.
En un documento filtrado a varios medios la semana pasada, el departamento de José Luis Escrivá ha planteado que la cuota de los autónomos comience a oscilar en 13 tramos en 2023. Será entonces cuando se ponga en marcha el periodo transitorio de una reforma de 180 grados para el sistema de cotizaciones de los autónomos. Esta reforma durará 9 años, por lo que acabará en 2031.
Teniendo en cuenta que el 80% de los autónomos físicos cotiza en España por la base mínima, será una gran mayoría entre los que ingresen más de 22.000 euros al año los que empezarán a pagar más en 2023, mientras que los que ganen menos de esa cuantía, pagarán menos, como ya publicó Libre Mercado.
Pasados esos 9 años, el sablazo será mayor, porque pagarán más todos los autónomos a partir de 17.000 euros, lo que podría estar cerca del millón de afectados (no hay datos oficiales sobre las bases en las que cotiza exactamente cada autónomo). Así, los trabajadores por cuenta propia que obtengan ingresos de más de 17.000 euros tendrán que desembolsar 228 euros más al año. Los que obtengan entre 22.000 y los 27.000 euros (una cifra de ingresos nada opulenta) tendrán que pagar 1.668 euros anuales más. Y así, se van multiplicando las cuotas hasta llegar a los autónomos que más ganan, que son los que ingresan más de 48.841 euros. Estos últimos son unas 280.000 personas en nuestro país y, con la fórmula de Escrivá, buena parte de ellas pagarán cinco veces más que ahora: ni más ni menos que 11.208 euros al año extra.
El Estado se 'come' sus ingresos
Si a este golpe fiscal le sumamos las cuotas de IRPF, que también pagan religiosamente los autónomos, la cantidad de gastos fijos que Hacienda no les permite deducirse o el IVA que les obliga a recaudar periódicamente, estaríamos ante uno de los colectivos peor tratados por Hacienda.
Así, en la siguiente tabla elaborada por el REAF puede verse el monto total que se quedaría el Estado tras las nuevas cotizaciones de Escrivá. Los datos incluyen las deducciones en el IRPF a las que puede acogerse un autónomo de 40 años, soltero y sin hijos. Los economistas le han aplicado la tarifa de Castilla-La Mancha por ser una media respecto a la estatal (por ejemplo, en Madrid pagarían menos IRPF).
El resultado de este ejemplo es demoledor. Como vemos, un autónomo que gane la irrisoria cuantía de 3.000 euros al año tiene que entregar a Hacienda un tercio de sus ingresos. Los que ganen 22.000 euros, con las nuevas cotizaciones de Escrivá, tendrían que abonar a la Seguridad Social 3.660 euros en cuotas y 2.504 euros en IRPF, por lo que les quedarían limpios 15.835 euros.
En la mitad alta de la tabla, suma y sigue. El autónomo que obtenga rendimientos netos de 32.000 euros (los rendimientos netos son el resultado de eliminar los gastos deducibles) tendrá que pagar en cotizaciones 6.540 euros al año y en IRPF, 4.367 euros, por lo que solo podrá disponer de 21.092 euros para subsistir. En este caso, Hacienda se lleva más de un tercio de toda la riqueza que genera el autónomo.
Pero los mayores damnificados de la reforma de Escrivá son los autónomos que más ganan. Por ejemplo, para rendimientos de más de 47.000 euros, Hacienda confiscaría casi el 50% de los ingresos del autónomo entre cotizaciones e IRPF, un golpe sin precedentes al trabajo de estos profesionales y un desincentivo a la generación de riqueza y actividad. Un detalle que llama la atención es que, con los cálculos del Gobierno, hay un tremendo castigo en cotizaciones al autónomo que gane 49.000 euros, pero curiosamente esto hace que la deducción en el IRPF sea mayor y acabe pagando un impuesto sobre la renta menor que los que ganan 47.000 y 48.841 euros.
Aunque el Ejecutivo de Sánchez se escude en el "bien" de los autónomos para vender su reforma, ya que más de la mitad de ellos pagará menos y a los que paguen más, les ofrecerán más prestaciones sociales, la propuesta de Escrivá ha indignado sobremanera a las asociaciones de autónomos.
Desde ATA, que han hecho cálculos muy parecidos a los anteriores, declaran que el planteamiento de Escrivá "es absolutamente inasumible. Eso es trabajar y producir para la Seguridad Social", denunciaba su presidente, Lorenzo Amor. El presidente de ATA también ha criticado el argumento de que se les dará a los autónomos más protección del Estado con esas elevadas cotizaciones.
"Digo yo, que si quieren que los autónomos coticemos como los asalariados también tendríamos que tener los mismos derechos. ¡Ya se tendría que plantear la Seguridad Social pagarnos el mes de vacaciones! ¡Ah claro, eso no! Eso lo pagan los autónomos a sus trabajadores y lo asumen ellos", clamaba ayer martes Amor en su cuenta oficial de Twitter. Si el Gobierno sigue el modus operandi que ha estado llevando en las negociaciones con los agentes sociales, es muy probable que suavice la propuesta para vender su capacidad de diálogo. Mientras tanto, la situación de los autónomos, en plena crisis del coronavirus, no podría ser más tensa.
Para que la información fuese más enriquecedora sería interesante comparar con trabajadores por cuenta ajena con los mismos niveles de ingresos. Quizás la conclusión es diferente
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