Alfonso Aguilera informa de los primeros grandes problemas (como ya advertí con distintos artículos) que se están dando en las grandes ciudades con las absurdas y contraproducentes limitaciones de velocidad a los coches.
No es progresismo, es regresismo...
Artículo de Voz Pópuli:
Bajar la velocidad en ciudad a 30 km/h está causando un aumento de los atascos.
Metidos en pleno siglo XXI, en el que los principales medios de transporte como el avión, el tren o los autobuses viajan a velocidades muy superiores a las de hace 30 o 40 años, el automóvil da pasos atrás. Y, con una evolución tecnológica casi más relevante que cualquiera de los medios anteriores, sus límites de velocidad de circulación no sólo siguen anclados en las mismas cifras de hace décadas, con modelos que nada tienen que ver con los de antaño, sino que hay una corriente ya iniciada de volver a situarlos incluso por debajo de los de entonces.
Así ha ocurrido ya en el entorno urbano, en el que acabamos de estrenar la nueva reglamentación que contempla calles en las que el límite de velocidad marcado de 20 km/h supone que incluso bicicletas o patinetes acaban circulando a mayor ritmo que los propios turismos. Incluso el más generalista límite de 30 km/h está causando ya más problemas que beneficios en algunas ciudades españolas.
Es el caso de Málaga, la primera de las grandes ciudades que ha detectado ya que rebajar a 30 km/h el límite de velocidad urbano no es la solución para afrontar los problemas generados de la propia circulación, una medida tomada en principio para reducir el índice de atropellos pero que genera otros problemas.
Y es que el Ayuntamiento de Málaga ha aplicado esta reducción a 30 km/h de la velocidad máxima a la que se puede circular en las vías urbanas de un único carril por sentido en nada menos que 3.600 calles de la ciudad, lo que supone casi tres de cada cuatro… con unos resultados nada esperanzadores. Así, como recoge el diario Sur, el Área de Movilidad deja la puerta abierta a aprovechar la excepcionalidad que le permite la nueva normativa para recuperar los 50 km/h en algunas vías, previa señalización específica. Calles en las que se registra una alta intensidad de tráfico y en las que se constate que la obligatoriedad de bajar la velocidad esté causando problemas de congestión en la circulación tanto en ese calle como en el entorno.
Desde la Jefatura Provincial de Tráfico también avalan esta posibilidad, siempre que estas excepciones estén justificadas y, obviamente, no se conviertan en un salvoconducto que se propague por la ciudad. En cualquier caso, el órgano estatal da plena autonomía a los municipios para actuar en consecuencia, sin necesidad de autorización alguna. Una medida que a buen seguro se extenderá por otras muchas ciudades de la geografía española a medida que se constate que reducir la velocidad de la circulación urbana genera mayor densidad de tráfico.
A la espera de la decisión
De momento, en el Consistorio no hay una decisión tomada, pero sí que se está observando la evolución de los principales ejes viarios para valorar esta posibilidad. "Estamos analizando la influencia de los nuevos límites para comprobar si afectan a la fluidez, y si vemos que hay complicaciones, se harán los pertinentes estudios para justificar su subida hasta los 50 km/h", afirma el concejal de Movilidad, José del Río. Cuando recién estrenado estos límites ya hablan de dar marcha atrás es señal que en el poco tiempo que llevan los problemas deben ser mayores que las soluciones.
Sin querer entrar en detalles dado que "todavía se está en periodo de adaptación", el edil sí que precisa que se hará sólo en calles que registran un mayor movimiento de vehículos y, previsiblemente, en aquellas que tengan un carril para el tráfico privado y otro reservado para el transporte público, ya que pese a tener dos viales por sentido el específico para buses y taxis no computa, por lo que el límite baja a 30 km/h.
En Vozpópuli ya señalamos al conocer los nuevos límites previstos en ciudad las consecuencias negativas que ello podría tener. Entre ellas que iba a condicionar mucho la movilidad urbana, una velocidad realmente complicada de mantener sobre todo en los miles de turismos con cambio manual que siguen circulando por todo el territorio nacional. Una velocidad tan baja que además de mayores niveles de atascos, algo que ya están detectando en Málaga, podrían llevar a generar mayores niveles de contaminación.
Y todo ello sin olvidar la mayor facilidad que tienen ya los ayuntamientos para recaudar multas por exceso de velocidad, pues no es fácil mantener los 20 ó 30 km/h, sobre todo en los coches con cambio manual, en los que esa velocidad supone en la mayoría de los casos muchas revoluciones en el motor circulando en primera y una cierta dificultad para mantenerla en segunda.
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