Daniel Lacalle analiza la situación del petróleo y de su bajo precio, así como las causas y alternativas que hacen que esta situación de precios bajos (no los 100$ que se veían hasta hace bien poco) no sea una cuestión coyuntural, como bien desarrolla en su último y recomendable libro "La madre de todas las batallas".
Artículo de El Confidencial:
“No one´s gonna stop me now I´m gonna make my escape” Jim Steinman
Artículo de El Confidencial:
“No one´s gonna stop me now I´m gonna make my escape” Jim Steinman
En octubre de 2014 comentábamos en esta columna que la guerra de precios petrolera había comenzado.
Una combinación de exceso de suministro por incremento de eficiencia y sobreinversión durante la época del dinero fácil y barato habían llevado al sector petrolero global al mayor nivel de capacidad excedentaria en muchos años.
Un dólar fuerte también afectaba a las materias primas, pero el impacto esencial es de un claro exceso de suministro, como hemos comentado también sobre el cobre y el carbón. Centenares de miles de millones de dólares invertidos en sobrecapacidad productiva.
En mi libro La Madre de Todas las Batallas (Deusto 2014, con Diego Parrilla), anticipábamos el desplome del crudo y explicábamos cómo se dan varios factores que contribuyen a 'aplanar' el mundo de la energía. De los diez factores, entre los que se encuentra la política monetaria, resaltaría:
- La tecnología, que inexorablemente desplaza la demanda de petróleo en el transporte, con la revolución del coche eléctrico y de gas, el avión solar y los combustibles sintéticos. Aunque a $50 el barril ninguna tecnología alternativa sea competitiva contra el petróleo, el error de la OPEP ha sido pensar que por ello se iban a parar. La mejora de costes y la innovación siempre encuentran respuesta. Es imparable.
- La eficiencia, que retira casi 2,4 millones de barriles al día de crecimiento de demanda anual, y hace que hoy sea necesario un 40% menos de petróleo para crear una unidad de PIB que hace 10 años.
- El brutal impacto de las renovables y el fracking en los picos de precio. La sustitución y pérdida de la prima geopolítica que se le daba al “arma del petróleo”.
No es, por lo tanto, extraño que la OPEP haya alcanzado un récord de producción en julio (31,5 millones de barriles al día, máximo histórico que molesta mucho a los agoreros). Ni que Irak e Irán pueden añadir otros 2,5 millones de barriles al día a corto plazo, mientras la capacidad excedentaria de Arabia Saudí. Emiratos y Kuwait llega a casi 3 millones de barriles al día.
La OPEP, como me comentaban en Viena en la reunión anual, está demostrando ser el suministrador de bajo coste, fiable y flexible. Arabia Saudí se puede permitir un déficit del 20% en 2015 porque no tiene casi deuda, y ha acumulado reservas de dólares durante años. Una política de “hormiga previsora para el invierno” que no han seguido otros países de la organización, como Venezuela o Ecuador. Estos necesitan aumentar producción aún más para cubrir ingresos perdidos.
Si alguien tiene que equilibrar el mercado cortando producción, no va a ser el suministrador de bajo coste –la OPEP.
Y la demanda crece. La propia OPEP prevé un alza de la demanda de 1,38 millones de barriles diarios en 2015, es decir, un aumento de 100.000 barriles al día respecto a sus propias previsiones de julio. Para 2016, la organización mantiene su previsión de un aumento de la demanda de 1,34 millones de barriles al día.
Fracking y renovables, imparables
Si intentaban parar al fracking con un precio bajo, ha sido un error estratégico, porque la producción de EEUU sigue por encima de 9,4 millones de barriles al día, la productividad de los pozos ha aumentado significativamente según la IEA, y la reducción de costes alcanza hasta el 50% en menos de un año según Halliburton y Baker Hughes.
Si intentaban parar a las renovables… Lo mismo. A pesar de la pérdida de competitividad con los bajos precios del petróleo, en EEUU la eólica sigue instalando entre 1 y 1,6GW trimestrales cerrando acuerdos de compra (PPAs) a $24/mwh, competitivo con el gas. Y la solar instala 6,2GW anuales en EEUU, ha reducido costes un 50% en cinco años, aunque sigue siendo el doble de cara que la eólica o el gas ($40-mwh).
La gran ventaja de los bajos precios del petróleo es clara: nadie se puede agarrar al cuento de que “el petróleo solo puede subir” para justificar precios de la energía de burbuja verde. Adicionalmente, como nadie ceja en su empeño y las tecnologías disruptivas, fracking, solar, eólica, vehículos alternativos, no paran su crecimiento, la competencia mantiene los precios bajos –y sobre todo reduce la volatilidad y los superciclos-.
La sustitución es positiva por un elemento esencial. Compites con la desinflación del precio de la materia prima que sustituyes. Los que creían que podían vivir de subvenciones y apalancamiento lo llevan muy crudo, nunca mejor dicho. Por eso me parece enternecedor leer a algunos operadores ineficientes agarrarse a la excusa de que “los precios del petróleo subirán” para rascar una nueva subvención.
Subvenciones a energías fósiles
Es muy positivo también que caigan las subvenciones al consumo de los países productores, que debían haber desaparecido hace años. Irán es con diferencia, el mayor, y entre los tres primeros países (Irán, Arabia Saudí y Rusia) suman más subvenciones que todos los demás juntos.
Cuando algunos lectores me dicen que las energías fósiles reciben más subvenciones que nadie, olvidan que la enorme mayoría de dichas subvenciones son precios menores de la energía PARA LOS CONSUMIDORES, no subvenciones a las empresas.
No es lo mismo una prima a la empresa productora –renovables- que una subvención al consumo –precios ínfimos de gasolina, electricidad y gas a los ciudadanos-.
En cualquier caso, el que quiera justificar subvenciones comparándose con Irán, Arabia Saudí y Rusia –que suponen la mayoría de las subvenciones fósiles- tiene un problema de modelo a seguir.
El principal riesgo de esta carrera es… pensar que el otro se va a retirar. Señores, esto es imparable. La Madre de Todas las Batallas no es coyuntural. Es estructural.
Otro gran riesgo es el lanzarse a fusiones corporativas pensando que los precios no podían bajar más. Ya lo hemos visto en grandes adquisiciones desde octubre de 2014.
La batalla continúa. Los ingenieros mejoran la eficiencia y los costes más rápido que los agoreros inventando una nueva excusa para predecir el fin del mundo. Mientras el mundo avanza, ellos siguen como los vagabundos del 'Esperando a Godot' de Beckett... “Hoy no va a venir, pero mañana seguro que sí”.
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