Clifford D. May analiza el conflicto palestino-israelí mostrando cuáles son los pasos que habrían que seguir para boicotear el acuerdo y que el conflicto no se resuelva para permitir entender qué se está haciendo y quiénes.
Artículo de El Med.io:
Imagine que su misión es asegurar que el conflicto entre israelíes y palestinos no se resuelva; ni siquiera ahora, cuando sedicentes yihadistas están causando estragos en buena parte del Medio Oriente y, como consecuencia, las relaciones de Israel con Egipto, Jordania e incluso Arabia Saudí están mejorando. ¿Qué le ayudaría a tener éxito en su empeño?
Empecemos con una idea que andan manejando los franceses: organizar una conferencia de paz y anunciar que si no se realizan avances la parte israelí será considerada responsable y la palestina, recompensada. No se necesita una bola de cristal para predecir lo que sucederá.
En segundo lugar, exigir que los israelíes “terminen con la ocupación” y no aclarar qué piensas que están ocupando: si unos territorios determinados o cada pulgada de suelo israelí. También hay que ignorar el hecho de que los israelíes se retiraron de Gaza hace más de una década, renunciando a sus demandas sobre un territorio que tomaron de Egipto en una guerra defensiva, que antes había sido gobernado por Gran Bretaña y que durante siglos fue el patio trasero del Imperio Otomano. Gaza está actualmente gobernada por Hamás, una organización palestina abiertamente comprometida con el exterminio de Israel mediante la yihad. A tal fin, ha lanzado miles de misiles hacia Israel y, en años recientes, excavado túneles terroristas. No hay problema: justifíquelo como “resistencia”.
Cuando los israelíes responden a esos ataques, Hamás usa civiles palestinos como escudos humanos. Culpe a Israel por eso también. Se sorprenderá al ver cuánta gente asiente. Y alentará a Hamás a proseguir con su letal, inmoral e ilegal manera de proceder. No se sienta mal por ello: lo de ser cómplice del proceso contra la paz se supone que no es como ir de picnic.
También ayudará si usted insiste en que Al Fatah, que gobierna la Margen Occidental, está bregando por alcanzar un modus vivendi con Israel incluso aunque sus líderes inciten al terrorismo (por ejemplo, diciendo que los israelíes amenazan la Mezquita de Al Aqsa –que los israelíes de hecho protegen y pusieron hace largo tiempo bajo control musulmán–) y rindan honores a los adolescentes palestinos que apuñalan a israelíes en las calles. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, se ha negado durante años a negociar con los israelíes. Ignore el dato. Casi todo el mundo lo hace.
Si se pone específico y exige que Israel ponga fin a su ocupación de la Margen Occidental (territorio gobernado por Jordania hasta que Jordania atacó Israel en 1967), no debe pretender saber que una retirada israelí en ausencia de garantías de seguridad llevará a los terroristas a usar las colinas que dominan la costa mediterránea para lanzar misiles y morteros contra Tel Aviv y contra el aeropuerto internacional de Israel.
Para defenderse, los israelíes tendrán que devolver el fuego o mandar tropas de vuelta a la Margen Occidental. Eso implicará un alto número de bajas en ambos bandos. Si le preguntan al respecto, diga: “Usted no hace sino especular” o “Bueno, hay que tomar riesgos”.
Una sugerencia más: apoye el BDS (boicot, desinversiones y sanciones), una campaña en pro de la demonización de Israel y para persuadir a Gobiernos y corporaciones de que libren una guerra económica contra el único Estado judío del mundo.
Los partidarios del BDS incesantemente echan barro sobre Israel en la no irrazonable convicción de que algo quedará. Por ejemplo, se deleitan calificando a Israel de “Estado apartheid”, cuando en realidad los ciudadanos musulmanes de Israel tienen garantizados derechos inaccesibles a los musulmanes de ninguno de los países mayoritariamente musulmanes –por no hablar de los miembros de las minorías–. Apartheid significa separar. Perversamente, los partidarios del BDS tratan de separar a los israelíes y a los palestinos; por ejemplo, cerrando empresas en las que trabajan juntos.
Líderes de la campaña BDS como Omar Barguti rechazan cualquier posibilidad de que un Estado palestino coexista pacíficamente junto a uno judío. “Nos oponemos a un Estado judío en cualquier parte de Palestina”, ha afirmado Barguti claramente. Sin embargo, usted debe sostener que el BDS pretende conseguir una solución de dos Estados. La mayoría de la gente no reconocerá la discrepancia.
Como partidario del BDS, debe cerrar los ojos ante las atrocidades perpetradas contra los árabes y los musulmanes (y los cristianos, los yazidíes, etc.) justo al otro lado de las fronteras israelíes.Israel es y debe ser el Enemigo Público nº 1: de esto va el BDS y en eso se tiene que quedar usted. Un montón de gente le comprará la mercancía; aunque no todo el mundo. Hay quienes entienden que el antiisraelismo y el antisemitismo se han entretejido. Así como el objetivo del antisemitismo radical del siglo XX fue una Europa sin judíos, el del siglo XX es un Medio Oriente sin el Estado judío. En ambos casos, el asesinato, la guerra económica y la propaganda son medios que contribuyen al fin.
Una creciente y bipartita porción del Congreso norteamericano ve el BDS como lo que es. Recientemente han empezado a tomar medidas legislativas para desalentar las prácticas comerciales antiisraelíes, por ejemplo autorizando a la Representación de Comercio de los EEUU a reevaluar sus relaciones económicas con cualesquiera países de la UE que apoyen el boicot a Israel. Las legislaturas de Illinois y Carolina del Sur han aprobado –también con fuerte apoyo en ambos partidos– leyes que penalizan a las compañías que discriminan a los israelíes. Medidas similares están pendientes en otras asambleas estatales.
Hay incluso un replanteamiento internacional de la cuestión: se han aprobado decretos o resoluciones anti BDS en Canadá, Francia, España y Gran Bretaña. La UE quizá dé marcha atrás a su punitivo etiquetado de productos hechos en Israel y en los territorios controlados por Israel.
La gran mayoría de los israelíes estarían dispuestos a ayudar a los palestinos a alcanzar la estadidad en esos territorios, si se puede alcanzar un acuerdo que asegure que la independencia se celebre con fuegos artificiales y no con misiles sobre localidades israelíes. Imagine que su misión es que evitar que un acuerdo así pueda alcanzarse. Ya sabe qué tiene que hacer. Y quizá también sepa ahora quién está haciéndolo ya.
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