miércoles, 10 de agosto de 2016

Donald Trump, el republicano que abraza políticas económicas de izquierdas

M. Llamas analiza algunas de las políticas económicas de Donald Trump, que a excepción de las fiscales, abrazan las políticas de izquierdas.

Sin duda un compendio de medidas que llevarían al desastre...


Artículo de Libre Mercado:
Donald Trump en un acto electoral | EFE

El candidato republicano a la Presidencia de EEUU, Donald Trump, anunció el lunes “la mayor revolución fiscal desde Ronald Reagan" para tratar de mejorar sus perspectivas electorales, tras los pésimos sondeos cosechados en los últimos días y la fuerte división interna que sufre el Partido Republicano sobre la figura del polémico empresario.
En un discurso en el Club Económico de Detroit (Michigan), Trump anunció un plan económico que incluye "rebajas de impuestos para la clase media"y una moratoria sobre las regulaciones federales. En concreto, prometió eliminar el Impuesto de Sucesiones, rebajar el Impuesto de Sociedades al 15% desde el actual 35%, así como ampliar las deducciones fiscales por el cuidado de hijos y una reducción del impuesto sobre la renta, que quedaría fijado en tres tramos del 12%, 25% y un tipo máximo del 33%.
Trump pretende así recuperar parte de los votos que se le están yendo por la derecha, ya que buena parte de su programa económico contradice abiertamente los principios básicos de los republicanos. De hecho, algunas de las medidas que defiende el magnate inmobiliario son banderas típicas de la izquierda: ingentes planes de gasto público para “estimular” la economía; aumento del déficit; impago de la deuda pública; fuerte proteccionismo comercial y laboral; políticas contra la globalización económica; salario mínimo; políticas monetarias ultraflexibles…

Más gasto público y más déficit

Las rebajas fiscales que, inicialmente, presentó Trump tendrían un impacto presupuestario próximo a los 9,5 billones de dólares durante la próxima década, según un informe elaborado por el Tax Policy Center. Para poder financiar esta caída de la recaudación, el Gobierno federal tendría que recortar el gasto público en casi un 20% para evitar un aumento del déficit.
Sin embargo, Trump, lejos de apoyar sustanciales recortes, propone más gasto en Defensa y no tocar ni la Seguridad Social ni el programa Medicare. Es más, una de sus medidas estrella es desarrollar un gran plan de infraestructuras de más de 500.000 millones de dólares, superior a los 275.000 que defiende Hillary Clinton en una plazo de cinco años, similar, por tanto, al plan de estímulo que puso en marcha Barack Obama durante sus primeros años de Gobierno, y cuya cuantía rondó los 830.000 millones de dólares.
Rebajas de impuestos y aumento de gasto público se traducirían en unincremento muy sustancial del déficit estadounidense, hasta niveles de dos dígitos. El agujero fiscal superaría el umbral del 10% del PIB en 2020, frente al 3,5% previsto para este año, y no bajaría de ahí en los siguientes ejercicios, según las estimaciones elaboradas por Moody´s Analytics tras analizar el impacto que tendría la aplicación del programa electoral de Trump. Superaría, en todo caso, el previsible déficit de Clinton.
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Deuda récord y quiera soberana

Como consecuencia, la deuda pública escalaría desde el 76% hasta más allá del 100% del PIB a partir de 2021 y por encima del 135% en 2026, según estas mismas proyecciones. Por otro lado, este incremento podría traducirse en un fuerte repunte del tipo de interés del bono a 10 años, hasta situarse cerca del 6%, según Moody’s.
Pero, además de defender los muy keynesianos “planes de estímulo” y el aumento del déficit y la deuda, Trump también abandera otra de las grandes políticas de la extrema izquierda… Impagar la deuda. Preguntado por CNBC acerca de la posibilidad de aplicar quitas si la deuda estadounidense crece con fuerza, Trump dijo que “pediría prestado, sabiendo que si la economía colapsa, se podría llegar a un acuerdo".
Sus declaraciones fueron interpretadas como una puerta abierta a la temida suspensión de pagos por parte del Gobierno norteamericano. Posteriormente, Trump intentó aclarar la polémica en el New York Times y señaló que, en realidad, lo que defiende es que, llegado el caso, la Reserva Federal de EEUU (FED) podría recomprar esa deuda aplicando un descuento sobre su valor nominal, evitando con ello el default.
Olvida Trump que esa vía implicaría pérdidas para los acreedores, más allá de que la impresión masiva de billetes por parte del banco central para comprar deuda pública siempre acaba generando, tarde o temprano, nefastas consecuencias monetarias.

Proteccionismo comercial y antiglobalización

Otro de los puntos coincidentes con la extrema izquierda son sus feroces críticas a la globalización y su defensa del proteccionismo comercial.Trump recalca que, de llegar a la Presidencia, sacaría a EEUU inmediatamente del acuerdo comercial Transpacífico (TPP), pactado con otros países de la cuenca del Pacífico, y renegociaría el tratado de libre comercio de Norteamérica (TLCAN), sellado con México y Canadá hace dos décadas. Igualmente, rechaza la firma del TTIP, el acuerdo comercial que se esta negociando con la UE, al igual que Marine Le Pen (Frente Nacional, en Francia) o Pablo Iglesias (Podemos, en España).
Asimismo, impondría unos elevados aranceles del 45% a las importaciones procedentes de China y del 35% a las de México, dos de los principales socios comerciales de EEUU. Todo ello se traduciría en un aumento de la inflación y, sobre todo, en una guerra comercial que dañaría las inversiones y la competitividad norteamericana.
Y ello, sin contar que Trump también apuesta por la expulsión de los 11,3 millones de inmigrantes sin papeles, equivalentes al 5% de la fuerza laboral del país, así como la imposición de fuertes restricciones a la llegada de nuevos trabajadores extranjeros, especialmente mexicanos -de ahí su propuesta de construir un muro en la frontera con México-, lo cual dañaría enormemente la productividad económica y empresarial.
Según Moody’s, esta nefasta combinación podría traducirse en una nueva recesión económica e incluso un escenario de estanflación (contracción económica y subida de precios), además de un aumento del paro del 5% actual a cerca del 7,4% durante su primer mandato presidencial. El siguiente gráfico de Moody’s resume la evolución del PIB real de EEUU en caso de que Trump aplicase su programa en comparación con la previsible evolución actual.
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Salario mínimo

Asimismo, Trump también habla de la necesidad de mantener el salario mínimo implantado por Obama (7,25 dólares la hora) e incluso elevarlo hasta un mínimo de 10 dólares a nivel federal, lo cual se traduciría en una mayor destrucción de puestos de trabajo y un aumento de la economía sumergida. En concreto, según un estudio de la Oficina Presupuestaria del Congreso, un salario mínimo del 10,10 dólares por hora podría destruir medio millón de empleos y condenar a la pobreza a casi un millón de estadounidenses, ya que su baja cualificación les excluiría del mercado laboral.

Tipos de interés bajos

Otro punto en común es la defensa de una política monetaria expansiva por parte del FED, con tipos de interés bajos y compras masivas de deuda, tal y como también defiende Paul Krugman, el economista ganador de un Nobel y referente de gran parte de la izquierda política internacional. Su buena opinión sobre la actual presidenta de la FED, Janet Yellen, resume su postura en esta materia:
Ella es una persona de bajos tipos de interés, siempre ha sido una persona de bajos tipos de interés. Y debo ser honesto, yo soy una persona de bajos tipos de interés. Si elevamos las tasas de interés, y si dólar empieza a ser demasiado fuerte, vamos a tener algunos problemas muy importantes.
Moody’s lo tiene claro: “La economía estadounidense se debilitará significativamente si se adoptan las propuestas económicas de Trump”.

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