Luís I. Gómez se hace eco del primer estudio sobre efectos sobre el CO2 del uso del biocombustible.
Y los resultados, que se añaden a lo ya sabido sobre sus efectos sobre el hambre en el mundo (perjudicándola), no son nada positivos:
No son nada neutros como se afirmaba en cuanto a las emisiones de CO2, sino que aumentan considerablemente la cantidad de gases de efecto invernadero en el aire, "siendo peor que la gasolina".
Artículo de Desde el Exilio:
Desde que a ciertos monos con gafas se les ocurrió la idea de que emitir CO2 es un pecado gravísimo, muestra inequívoca de la perversidad del capitalismo exterminador, las iniciativas subvencionadas para librarnos de tal mal han aumentado como si de piojos al calor de una melena ignorante del agua se tratase. Una de esas “grandes” ideas es la de los biocombustibles.
España aprobó en diciembre de 2015 un mandato específico para los biocombustibles en el sector del transporte, con el objetivo de combinar la gasolina y el diesel al menos con un 8,5 % de combustible más limpio para el año 2020. El objetivo mínimo obligatorio se inició con el 4,3 % en el 2016, con la idea de ir escalando hasta alcanzar la meta al final de la década.
La “magia” que se esconde tras el fomento de los biocombustibles se basa en que se la considera “carbono-neutral” debido a que las plantas usadas como combustible absorben durante su crecimiento el dióxido de carbono que se emite al quemarlas. Bajo esa premisa, los gobiernos de todo el planeta, guiados por sus monos con gafas correspondientes, se han lanzado locos a sustituir combustibles fósiles por combustibles “bio”. Ya sabíamos en DEE que “A más biocombustibles, más hambre”, pero es que hay novedades. Y como no se las contarán en los papeles oficiales de los monos con gafas, se las cuento yo.
Pero una nueva investigación llevada a cabo en la Universidad de Michigan y bajo la dirección del profesor John DeCicco, ha encontrado EVIDENCIAS de que los cultivos utilizados para biocombustibles absorben sólo el 37% del CO2 que luego se libera a la atmósfera cuando se queman, es decir, la combustión de biocombustibles en realidad aumenta la cantidad de gases de efecto invernadero en el aire.
Los científicos responsables del estudio han pedido a los gobiernos que replanteen, a la luz de los hallazgos, sus políticas de “descarbonización” en lo referido al uso de biocombustibles.
El profesor John DeCicco afirma que su investigación es la primera en examinar cuidadosamente el carbono en las tierras agrícolas donde se cultivan los biocombustibles.
“Cuando nos fijamos en lo que está sucediendo realmente en la tierra, encontramos que el carbono capturado por las plantas no es suficiente para equilibrar lo que sale del tubo de escape cuando las quemamos” nos cuenta DeCicco. Y sigue: “Cuando se trata de las emisiones que causan el calentamiento global, resulta que los biocombustibles son peores que la gasolina.”
El estudio de DeCicco , que se publica en la revista Climatic Change bajo el título “Carbon balance effects of U.S. biofuel production and use“, pone seriamente en entredicho la hipótesis de la “neutralidad carbonófoba” en el uso de los biocombustibles como alternativa renovable a los combustibles fósiles.
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