Juan Rallo analiza las propuestas de la negociación del PP y Ciudadanos al respecto de los autónomos.
Y desde luego no pinta bien para la mayoría de ellos.
Artículo de El Economista:
PP y Ciudadanos están negociando el acuerdo de investidura. Uno de los puntos que la formación naranja ha colocado encima de la mesa ha sido la reforma del régimen especial de cotización a la Seguridad Social de los trabajadores autónomos. Los de Albert Rivera desean instaurar un nuevo modelo en el que, por debajo del salario mínimo, el alta de autónomos sea gratuita y, por encima del SMI, la cotización dependa de los ingresos reales de los autónomos (a diferencia del sistema actual, en el que los autónomos pueden determinar su base de cotización, con un mínimo de 893,1 euros mensuales).
El PP, sin embargo, se ha opuesto a la propuesta de Ciudadanos. El pretexto empleado por los populares para justificar su rechazo a este necesario alivio fiscal es que contribuiría a fomentar el fraude: si un autónomo que ingresa por debajo del SMI está exento de cotizar, entonces habrá una tendencia generalizada entre estos profesionales a declarar rentas inferiores a las reales.
El argumento de los populares es, sin embargo, tramposo: si algo estimula especialmente el fraude entre los autónomos a día de hoy son las desproporcionadas cotizaciones sociales que deben pagar aquellos con menores ingresos. Como ya hemos indicado, la base mínima de cotización de los trabajadores autónomos en 2016 es de 893,1 euros mensuales, lo que a un tipo del 29,9 por ciento arroja una cuota mensual mínima de 267,04 euros. Por consiguiente, en 2016 un autónomo no puede pagar menos de 267 euros mensuales a la Seguridad Social para poder desempeñar su actividad.
Dicho de otra manera, si un profesional autónomo ingresa 600 euros mensuales, su tipo efectivo de cotización a la Seguridad Social asciende al 44,5 por ciento (sus ingresos después de cotizaciones se reducen a apenas 333 euros). ¿Cómo no va a estimular el fraude un régimen de cotización que pauperiza sobreproporcionalmente a aquellos autónomos que ya se hallan en una situación de mayor precariedad? Este es el sistema que el Partido Popular está defendiendo con uñas y dientes: el expolio desvergonzado del autónomo con menores rentas.
Ahora bien, tampoco pensemos que la propuesta de reforma de Ciudadanos es inmaculada. Aunque desde luego aliviaría sustancialmente la situación financiera de los autónomos que ingresan menos que la base mínima de cotización (los cuales representan menos del 40 por ciento del total), perjudicaría notablemente a todos los demás. A día de hoy, más de millón y medio de autónomos declara ingresos superiores a los 12.000 euros anuales: ingresos que, por consiguiente, superan la actual base mínima de cotización (893 euros mensuales son 10.716 euros anuales). Si PP y Ciudadanos les prohíben escoger su base de cotización, terminarán pagando más que ahora.
Para bajarles las cotizaciones sociales a unos autónomos (aquellos que ingresan menos que la base mínima de cotización) no necesitamos subírsela al resto (los que ingresan más que la base mínima). La solución al problema es muy sencilla y está a nuestro alcance: alterar únicamente el régimen de cotización de aquellos autónomos que ingresen por debajo de la base mínima? ¡pero no el del resto! En este sentido, bastaría con eximir de cotizar a quienes ingresen menos que la base mínima (como propone Ciudadanos) o hacerles pagar una cantidad simbólica. Lo que no tiene justificación es aprovechar a los autónomos con rentas bajas como excusa para aumentar la cotización a los autónomos con rentas medias o altas.
Si PP y Ciudadanos de verdad se creen que los autónomos son el motor del país -como tantas veces han repetido en campaña, cuando intentaban cazar el voto de esos autónomos- que lo demuestren no subiéndoles las cotizaciones sociales. ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo en no castigar más a estos admirables profesionales?
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