Carlos Montero sobre la impresión masiva de dinero llevada a cabo por los bancos centrales, su ineficacia, sus incentivos perversos y el enorme riesgo que conlleva, que por supuesto, no asumirán los irresponsables políticos, que están manipulando e interviniendo en la economía de una manera nunca antes vista, y las consecuencias de ello se harán notar de manera notoria...
Artículo de La Carta de la Bolsa:
Los bancos centrales de todo el mundo están gastando 200 mil millones de dólares al mes en las medidas de estímulo económico de emergencia, bombeando este dinero en sus economías mediante la compra de bonos. El ritmo actual de compra es el más alto de la historia, incluso más que durante las profundidades de la crisis financiera de 2009. Y, sin embargo, a pesar del extraordinario apoyo de la llamada flexibilización cuantitativa (QE), la economía mundial no está en buen estado.
Lo que se suponía era un refuerzo temporal durante tiempos de crisis, se ha convertido en una herramienta rutinaria para los políticos, que hace tiempo recortaron las tasas de interés a cero (o por debajo), pero no han visto la recuperación de la actividad que esperaban.
Compras mensuales de activos de los grandes bancos centrales
Alberto Gallo, un gestor de fondos en Algebris Investments, dice que estamos en un estado de "infinita QE" con persistente bajo crecimiento, bajas tasas de interés, y unas políticas de los bancos centrales que no arreglan las cosas.
"No van a decir nunca que se han quedado sin munición, pero los banqueros centrales están empezando a parecerse a reyes desnudos", escribió Gallo en un artículo para el Foro Económico Mundial.
"Las críticas a los bancos centrales por adoptar estas políticas monetarias, que según muchos aumentan la desigualdad, son cada vez más severas. Mientras tanto, a los gobiernos se les acusa de no hacer su parte, dejando a los bancos centrales hacer todo el trabajo pesado", dice Eshe Nelson en Quartz.
"El Banco de Japón y el Banco Central Europeo son los mayores contribuyentes a la actual ola de compra de bonos, con unos 10 billones de yenes y 80 mil millones de euros al mes, respectivamente. El Banco de Inglaterra dijo la semana pasada que reanudó su programa de compras de bonos (QE), por temor a las consecuencias económicas de la votación del Brexit. Añadirá 60 mil millones de libras en bonos del gobierno en los próximos seis meses, y comprará otros 10 mil millones de deuda corporativa.
Una y otra vez, los bancos centrales dicen que sus medidas de estímulo sólo compran tiempo para que los gobiernos realicen reformas más duraderas. Pero no debemos esperar una explosión de estímulo fiscal en el corto plazo, advierten los analistas de JPMorgan en una nota de análisis. De hecho, la política fiscal actuará como un lastre para el crecimiento en el próximo año, dicen. Este fue también el caso entre 2010 y 2015, cuando las políticas del gobierno de apretar el gasto lastraron el crecimiento del PIB mundial, trabajando en contra del estímulo monetario proporcionado por los bancos centrales.
Jörg Krämer, economista jefe de Commerzbank, dice que el programa de compra de bonos del BCE ha permitido a los gobiernos pasar por alto las causas fundamentales del malestar financiero de la región, aumentando artificialmente los precios de los activos en toda la zona euro. En concreto, la QE ha provocado un aumento de los precios de los bonos del gobierno hundiendo sus rentabilidades a mínimos históricos, eliminando cualquier sentido de urgencia para adoptar medidas de reestructuración y reformas.
Después de años de QE, los bancos centrales ya poseen gran parte de la deuda de sus países, un problema en sí mismo. El Banco de Inglaterra ya está en problemas para encontrar suficientes bonos en el mercado que comprar. Esto plantea preguntas acerca de la eficacia de estas políticas, si los bancos centrales ya no pueden convencer al mercado de que renunciar a sus carteras de bonos, incluso cuando se les ofrece a precios por encima del mercado."
Fuentes: Eshe Nelson (Quartz)
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