sábado, 9 de febrero de 2013

El nuevo supermodelo nórdico de Estado: adiós a la retórica de izquierda y derecha. (Economía, Política, 1.236)

El ejemplo del modelo político y económico de los países nórdicos es ciertamente para comentar, y darse cuenta las enormes trabas ideológicas que sufre España, y que obstaculiza de una manera espectacular su progreso económico y del bienestar.

Por regla general, todo el mundo alaba sus sistemas, pero cuando le dices que medidas han aplicado para salir de su grandes crisis vividas (semejantes a las nuestras) o cómo funcionan muchos de sus sistemas, y se proponen dichas medidas aquí, su ceguera ideológica las rechaza y mueve tierra y mar para evitar cualquier cambio y seguir como está (los motivos son muy diversos).

Y los resultados son los que son. Y es que claro, cuando alguien escucha que dichos países han liberalizado de manera considerable su economía, ha privatizado, tiene una economía abierta y globalizada, una gran flexibilidad (también laboral, sí), permite la competencia y la gestión privada en la gestión pública, el peso del Estado y el gasto público ha disminuído, los impuestos se han recortado...en España le entra picor a mucha gente. Así de adiestrados ideológicamente estamos.

Estos artículos son una muestra de esa falsa socialdemocracia idílica que muchos creen que son (y que precisamente fue justamente lo contrario lo que permitió salir a dichos países de su gran crisis de los 90:

-Acerca de Suecia como ejemplo de Socialdemocracia

-Los recortes de impuestos estimulan la economía de Suecia

- El mito Sueco. ¿Ejemplo de éxito socialdemócrata? ¿O precisamente lo contrario?

-La insostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar es culpa de nuestra sociedad. El ejemplo de Suecia.

-El Estado del Bienestar y la Crisis

En este caso, The Economist se ha hecho eco el éxito de los países nórdicos, cuyo éxito está muy lejos de las retóricas ideológicas:

"El semanal británico The Economist realiza en su último número un análisis del éxito de los países nórdicos, y alaba su modelo político y económico, basado en el pragmatismo y que se sale de las retóricas habituales de izquierda y derecha que dominan la política de la mayoría de los países occidentales. Islandia recoge los frutos de su estrategia anticrisis.

En su presentación, la revista recuerda que los países más pequeños muchas veces están mejor preparados para reformarse, y en parte el éxito de Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia se debe a ello. Los nórdicos son líderes en competitividad, pero también en sanidad pública y felicidad; han evitado los problemas económicos del sur y la extrema desigualdad de EEUU, e incluso han dado un gran salto a nivel cultural y de innovación. ¿Cómo lo han logrado?

Una crisis de deuda anterior y un modelo de Estado eficiente

Evidentemente, las razones son muchas y variadas. Una poderosa es la suerte: estos países tuvieron que manejar su propia crisis de deuda en los años 90, dejándoles bien preparados para el futuro. Pero más importante es cómo han reformado el sector público, haciendo que el Estado sea mucho más eficiente y receptivo.

Esta realidad choca tanto con la percepción habitual de la izquierda europea de un "superestado", como con las críticas de los sectores más conservadores de EEUU. Ambas, según The Economist, están totalmente desfasadas.

Si bien es cierto que en los 70 y los 80 los nórdicos tenían un gran sector público (en Suecia el gasto público alcanzó el 67% del PIB en 1993) y unos impuestos altísimos, la tendencia ha cambiado. De nuevo, el ejemplo es Suecia, cuyo gasto público ha caído en 18 puntos porcentuales y se sitúa por debajo del de Francia; de seguir así, pronto será menor también que el de Reino Unido. Los impuestos también han caído: el de Sociedades, por ejemplo, es del 22%, menor que el de EEUU. Y tienen las cuentas cuadradas: el déficit actualmente es del 0,3% del PIB.

El pragmatismo nórdico se ha trasladado definitivamente al sector público. Mientras funcione, no tienen problema en quién sea el que lo proporcione. Dinamarca y Noruega, por ejemplo, permiten que firmas privadas gestionen hospitales públicos, mientras que en Suecia los colegios privados compiten sin problemas con los públicos a pesar de que el acceso a la educación es universal. "Milton Friedman se sentiría más como en casa en Estocolmo que en Washington", asegura la revista británica.

Transparencia y tecnología a la hora de gobernar

Además, un aspecto donde llevan claramente la ventaja respecto a otros Estados occidentales es en transparencia y en tecnología. El Gobierno mide los rendimientos de hospitales y escuelas, pero a su vez los gobernantes se ven obligados a la mayor transparencia: Suecia, por ejemplo, permite el acceso público a todos los datos oficiales. No es raro que los políticos puedan ser vilipendiados si cambian las bicicletas por limusinas. Además, son pioneros en el denominado e-gobierno: se pueden pagar los impuestos vía SMS.

Aunque todo ello pueda parecer el sueño del thatcherismo, el modelo nórdico también da respuestas para algunas demandas de la izquierda, combinando capitalismo competitivo con un Estado fuerte y grande: el sector público empleo alrededor del 30% de la población activa, frente a un 15% de media en la OCDE.

Sin embargo, este apego por lo público no les impide dejar a algunas empresas icónicas que quiebren, como Saab, o que sean compradas por inversores extranjeros (Volvo está controlada por la china Geely). Pero también piensan en el largo plazo, como el fondo soberano noruego, y tratan de suavizar las consecuencias más extremas del capitalismo, como por ejemplo en Dinamarca, cuyo sistema de flexiseguridad permite un despido barato pero da mucha cobertura a los desempleados.

Un modelo con lagunas pero válido para ricos y pobres

A pesar de las alabanzas a este nuevo "supermodelo", The Economist cree que todavía tiene algunas lagunas. El gasto público es alto, y sus niveles de impuestos todavía hacen que algunos emprendedores elijan otros países para implantarse. La globalización y la competencia global pueden obligar a estos países a seguir reformándose.

Sin embargo, su modelo puede servir de espejo tanto para las estancadas economías europeas como para las crecientes economías asiáticas. En el primer caso, cómo seguir siendo competitivas y en el segundo cómo construir un Estado del Bienestar sostenible. No es extraño que China se fije en el modelo noruego.

Para concluir, la revista asegura que, con todo, la principal lección que se debe extraer del éxito nórdico no es ideológica, sino práctica. El Estado es popular no porque sea grande sino porque funciona, lo que hace que los ciudadanos sean más proclives a pagar impuestos. Los gobiernos han llevado a cabo reformas obviando las presiones de sindicatos y patronales. Se pueden introducir mecanismos de mercado en el Estado del Bienestar para que funcione mejor.

"Pero debes tener la voluntad de acabar con la corrupción y los intereses creados, y debes estar preparado para abandonar las ortodoxias agotadas de la derecha y la izquierda y buscar buenas ideas en todo el espectro político", destaca.

"El mundo estará estudiando el modelo nórdico en los años venideros", concluye la revista en la introducción a su edición especial sobre los países del norte de Europa."

Fuente: El Economista

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