domingo, 24 de febrero de 2013

La sociedad no te debe nada (Política, Economía. 1.288)

Se puede decir más alto, pero no más claro:

Un artículo de Jorge Valín:

"Hay gente a la que le cuesta el cambio. En muchas ocasiones el esfuerzo al cambio es tan fuerte que estas personas se encierran en sus fantasía negando e inventando mil y una formas de rechazar la realidad para retornar a una situación previa que no podrá volver a ser. Buscamos chivos expiatorios que nos liberen de responsabilidad y soluciones irracionales que solo evitan solucionar el problema. Si se nos mure un familiar podemos culpar al médico y centrar en éste nuestra rabia. Si nos despiden del trabajo podemos culpar a la empresa o al jefe y soñar que nos readmitirán por medio de juicios. Si sale el partido político al que no hemos votado podemos culpar a la sociedad y decir que la gente es idiota por no votar lo correcto y como solución montar algarabías en las calles para deslegitimar al gobernante de turno. Y así con todo. Reacciones de este tipo solo aumentará nuestra frustración.

Este miedo atroz al cambio se produce ahora con la crisis sistémica que sufrimos. Mareas de todos los colores se lanzan a la calle para defender sus privilegios y un sistema que nos ha llevado a la ruina. Son similares a los nostálgicos comunistas que se manifestaban en Rusia tras caer el sistema soviético. La diferencia es que ahora el derrumbe ideológico tal vez ha sido más fuerte. El concepto de estado nación se hace añicos para cambiar hacia un gobierno global, o gobierno de naciones, que es lo representa la UE. La idílica visión de la democracia donde todos elegimos nuestro futuro no ha sido más que un cúmulo de mentiras donde élites políticas, económicas y civiles —los lobbies— han usado su fuerza para ganar dinero y Poder. Y el Estado del Bienestar solo ha significado una herramienta para la compra de votos que ha sido ineficiente y dañino desde el punto de vista económico. Todo ha caído. Y se ha derrumbado porque nunca funcionó. El Estado del Bienestar se basa en la transferencia forzosa de rentas de unas personas a otras y de la creación de privilegios de unos pocos a costa de los derechos de todos.

Todo ello se basa en el profundo convencimiento que la sociedad nos debe algo, o nos lo debe todo. En las manifestaciones de ayer, una pancarta ilustraba esta idea con el lema: “No debemos nada, nos lo deben todo”.


La pancarta fue colgada en el Banco de España y se refería principalmente a la deuda estatal, pero también, por extensión, al sistema en el que vivimos donde no existe responsabilidad ni esfuerzo individual. Si un joven no tiene trabajo, no es culpa suya, sino de la sociedad que no “le ayuda” y en última instancia de la fría maquinaria gubernamental que decide sobre nuestras vidas.
Nos guste o no, la sociedad no nos debe nada. No podemos conseguir un mayor bienestar a expensas de los derechos de otras personas, ni a expensas del dinero ganado por otros, ya sean clase media, pobres o ricos. Ni siquiera la corrupción política, ni la urbanística han causado esta crisis. El dinero de la corrupción es una anécdota comparada con el dinero que tira el Gobierno en compra de votos y favores. Las raíces son mucho más profundas que todo esto. La crisis solo se debe, en última instancia, a un fenómeno monetario nacido de la creación de dinero barato por parte de los bancos centrales y gobiernos.

Nunca vamos a volver al sistema anterior a la crisis. Jamás. Ese ciclo pasó. Y la muerte de éste fue el propio Estado del Bienestar y creer que el Estado es el garante de nuestro bienestar, lo que es lo mismo, que la sociedad nos debe nuestro bienestar material, social e incluso personal. El sistema anterior fue una ficción que nos engañó durante décadas. Ha demostrado que solo quemaba capital, que los crecimientos solo se debían a la ilusión de la inflación crediticia y que todos aquellos privilegios que teníamos, como educación, sanidad, protección, derechos sociales… no eran más el resultado de robar a una persona para trasladarla a otra mediante el robo de los impuestos y el fraude la deuda. Simplemente el sistema ha muerto porque era inmoral e ineficiente generando solo pérdidas totales que se ocultaban tras la demagogia, las mentiras políticas y dinero nacido de la nada.
Solo hay una forma de superar esta crisis, y no es por un proceso violento ni colectivo; sino por un cambio de mentalidad y ver la realidad. Y es que no podemos estar viviendo eternamente del esfuerzo de los demás porque éstos, no nos deben nada. Cada uno ha de vivir conforme a su esfuerzo y cooperación voluntaria con el resto de los miembros de la sociedad mediante el intercambio —el mercado— y altruismo y solidaridad real; la que no pide nada a cambio y nace del altruismo. No de la solidaridad a punta de pistola que representa el Gobierno, porque amor a punta de pistola no es amor, es violación. Reclamar que suban impuestos a unos, les limiten su creatividad con leyes, licencias e inspecciones es crear una sociedad de amos y esclavos. Y eso lleva a la ruina económica y moral de cualquier sociedad.

Nadie nos debe nada. Tu bienes tar solo lo podemos conseguir con nuestro esfuerzo. No podemos culpar a otras personas porque no nos aumenten el sueldo, nos despidan debido a la crisis o nos faciliten un acceso a la vivienda. No podemos pretender que alguien tenga que compartir su dinero o logros legítimos por medio de la fuerza y el miedo que se canalizan en impuestos y leyes. No podemos pretender crear un mundo perfecto ni mejor por medio de la extorsión que solo genera el Estado; porque crearemos un mundo de horrores como el que estamos viviendo. No podemos arreglar el mundo a base de huelgas, trasnochados lemas políticos, ni por el uso de la violencia. El Gobierno está arruinado y el poco dinero que tiene lo usará en sus lobbies, no en ayudar a la gente. Porque el Gobierno se alimenta de la gente y empresas corrientes para transferirlo todo a sus amigos, y no al revés. No hay una solución colectiva a la crisis, sino individual. Que cada uno haga lo que tenga que hacer por si mismo evitando siempre los lemas idílicos y fallidos del pasado. Cuando vemos que la solución está en nosotros mismos y no la fría maquinaria del gobierno, la crisis acabará enseguida. Nadie te debe nada. Si alguien te dice lo contrario solo será para obtener beneficios corporativos o individuales a costa de otros."

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