viernes, 8 de noviembre de 2013

El derecho humano a una beca Erasmus (Educción, Salud. 230)

Carmelo Jordá comenta el nuevo jaleo montado con el tema de la beca Erasmus.
Mi opinión desde luego es que la torpeza ha sido mayúscula no por el fondo de la medida, sino por la retroactividad planteada, después de que los estudiantes estuvieran ya fuera. Afortunadamente se ha rectificado a tiempo respecto a las becas del 2013.

Artículo de Libertad Digital:
"Parece claro que dar cerrojazo a una beca a mitad del curso, cuando los estudiantes ya se han organizado para todo el año académico y además están a miles de kilómetros de sus casas, es cómo mínimo una torpeza. El Ministerio de Educación debería haber hecho mejor sus cuentas en 2013 o 2014 y haber evitado este problema.
Sin embargo, con todo este jaleo y esta rectificación exprés del ministro Wert, se queda uno con la sensación de que hemos alumbrado un nuevo derecho humano, de esos que hemos de pagar entre todos: el derecho a pasar un año estudiando en el extranjero.
A mí las becas Erasmus me parecen muy bien: estoy convencido de que son una experiencia espléndida para los estudiantes y de que enriquecen su vida, bien sea por sus mejoras académicas, bien porque ese curso se lo pasen de juerga en juerga, que es algo que tampoco está tan mal a ciertas edades.
Sin embargo, lo que ya no tengo tan claro es que ese enriquecimiento, académico, personal o vital, debamos pagarlo entre todos. Sí, está claro que todo lo que sea mejorar la educación y la formación de nuestros jóvenes, incluso de mejorarles como personas, es bueno… Pero uno tiene la loca idea de que del bolsillo de todos debe salir lo imprescindible y no los lujos, y no sé si estudiar un año fuera es un lujo, pero de lo que sí estoy seguro es de que no es imprescindible: sin ir más lejos, yo no lo he hecho y aquí me tienen, tan campante.
Por otro lado, la demagogia se ha desbordado en este tema incluso con más rapidez y ferocidad de lo que suele desbordarse en cualquier asunto relacionado con la educación: sí, muy mal hacer el cambio a mitad de curso, pero dejar de cobrar los 150 o 200 euros que recibe al mes cada estudiante tampoco significa "que se les haya dejado tirados" como si tuviesen que volver a casa a nado. Oiga, que trabajando un poquito se sacan ese dinero y aquí paz y después gloria.
Y esto nos lleva a otra parte de la cuestión que tampoco es baladí: si lo que recibe un estudiante de Erasmus son, efectivamente, no más de 200 euros al mes, esa estancia todo un año en el extranjero supone un coste para él o para su familia muy importante.
Siendo exactos, y al menos en la mayor parte de los casos, se trata de un gasto que sufragan las familias, que si pueden costear un año de estudios al chico en Milán o Helsinki es que tienen un cierto nivel adquisitivo, vamos que no son pobres de pedir. De hecho, los datos muestran que no menos de un 90% de los que disfrutan de estas becas son de clase media-alta o, directamente, alta.
Es decir, que con los impuestos de todos, incluidos obreros, jubilados y parados, estamos pagando un lujo –o al menos algo que no es ni mucho menos imprescindible– a la parte más acomodada de la sociedad. Vale, seguro que hay gastos más superfluos o innecesarios… pero esto no significa que este no lo sea, ni que las becas Erasmus sean un derecho humano."

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