Afortunadamente, sigue existiendo cierta competencia tributaria entre países para castigar las "locuras" de sus políticos, y que pueden evitar y desincentivar la toma de decisiones políticas que destrocen a un país (al menos parcialmente):
"Bernard Arnault, el hombre más rico de Francia, ha solicitado la nacionalidad belga. Numerosas informaciones han apuntado que el propietario del grupo LVMH ha tomado esta decisión con la intención de pagar menos impuestos, si bien el propio Arnault ha negado que esto sea así. Sea como fuere, si echamos la vista atrás podemos comprobar que, desde hace décadas, miles de ciudadanos franceses han abandonado su país de origen por motivos tributarios.
Este grupo de exiliados fiscales ha puesto rumbo a destinos tan variados como Estados Unidos, Bélgica, Suiza o Gran Bretaña. Se podría decir que están votando con los pies, ya que eligen desplazar su residencia a otros lugares para así acogerse a un marco tributario que consideran más benigno y apropiado.
Todo comenzó en 1980, con el "impuesto solidario a la riqueza" creado durante el gobierno de François Mitterrand. Bajo esta tasa, el impuesto aplicado a los rendimientos de capital se acerca al 1,8%. Esto significa que una inversión que reporta una ganancia del 4% se quedará casi en la mitad una vez se aplica la susodicha tasa. Para un interés del 5%, el resultado sería entregar un 36% al Fisco. Y eso sin contar que ahora el presidente galo, François Hollande, pretende elevar el impuesto sobre la renta (IRPF) hasta el 75%.
Según un informe de Robert Goulder, el "impuesto solidario a la riqueza" afecta directamente a más de 400.000 franceses, por lo que está lejos de ser una figura fiscal aplicada solamente a un pequeño grupo de contribuyentes. Consciente de que esta situación promueve el exilio de las grandes fortunas, el expresidente Nicolas Sarkozy intentó revertir la tendencia, aplicando algunas exenciones y modificaciones tributarias.
Sin embargo, los exiliados fiscales galos no se mostraron muy por la labor de regresar. Al fin y al cabo, los ricos no gozan de mucha popularidad en Francia. En su día, Balzac afirmó que "detrás de cada gran fortuna hay un crimen". Hoy, muchos analistas e intelectuales galos siguen defendiendo esta idea, alimentando un clima anti-capitalista que lastra cualquier tipo de iniciativa enfocada a relajar la altísima tributación que soportan las rentas altas en el país galo.
Johnny Hallyday... y otros miles
En los últimos años, la fuga de millonarios que sufre Francia se ha acentuado notablemente. Según cálculos del senador Philippe Marini, el número de exiliados tributarios que dejó el país en 1997 rondaba los 400, mientras que en 2005 esta cifra estaba cerca de los 650. Más abultadas aún son las cifras del Consejo de Análisis Económico, un ente público asesor que cifra en más de 10.000 el número de franceses que abandonó el país por motivos tributarios en las últimas dos décadas.Sin embargo, las cifras podrían ser mucho mayores si dejamos atrás estas estimaciones oficiales y tenemos en cuenta el número de franceses que ocupan puestos de alta relevancia en otros países. En Londres, por ejemplo, hay cientos de miles de directivos o altos ejecutivos galos: las estimaciones van de 300.000 a 800.000. Estados Unidos no se queda atrás: se habla de más de 400.000 franceses en una situación similar. Si a esto le añadimos los miles de exiliados tributarios que se van a Suiza o Bélgica, es evidente que la tendencia es mucho más pronunciada de lo que apuntan los informes estatales.
Pocos medios de comunicación se interesaron por esta situación hasta que el cantante y actor Johnny Hallyday puso rumbo a Suiza en el año 2006. "Estoy cansado de pagar tanto, eso es todo. Creo que después de todo el trabajo que he hecho durante casi 50 años, mi familia se merece vivir con cierta serenidad... Pero el 70% de todo lo que gano se va en impuestos", declaró en una entrevista con Paris Match.
Pero Hallyday no es la única celebridad que se ha cansado de la fiscalidad francesa. Otro ejemplo es Charles Aznavour, quien también optó por Suiza como nueva residencia. Por su parte, la modelo Laetitia Casta emigró a Gran Bretaña, mientras que los fundadores de la cadena de supermercados Carrefour han elegido residir en Bélgica.
Es importante señalar que no todos estos destinos son necesariamente países en los que la fiscalidad es baja. Bélgica, por ejemplo, tiene unos impuestos directos bastante elevados, pero ni grava excesivamente los rendimientos del capital ni aplica un "impuesto solidario a la riqueza". Algo similar ocurre en Gran Bretaña.
Curiosamente, cabe señalar que Mónaco, cuyo régimen tributario sirve como refugio fiscal a miles de personas, no es un destino atractivo para los franceses. Esto se debe a que los acuerdos tributarios que ha suscrito el Principado con París impiden que los residentes franceses en Mónaco disfruten del régimen tributario general.
Hollande apretará aún más
A la luz de la progresiva decadencia económica francesa, el prestigioso analista liberal Nicolas Baverez ha declarado que el "impuesto solidario a la riqueza es el emblema de las medidas absurdas que han llevado a cientos de miles de franceses fuera del país". Sin embargo, el presidente François Hollande no parece verlo así.De hecho, como ya hemos mencionado antes, el nuevo Ejecutivo galo planea subir el Impuesto sobre la Renta del 48% actual al 75%. Por eso, el primer ministro británico David Cameron no ha dudado en afirmar que su país "sacará la alfombra roja" para los próximos exiliados fiscales franceses que llegarán a su país en los próximos años."
Fuente: Libre Mercado
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