martes, 14 de abril de 2015

¿Por qué en España odiamos a quienes tienen éxito?

Alejandro Domínguez muestra un hecho evidente y que supone un lastre enorme para la creatividad, la innovación, el emprendimiento y la generación de riqueza. Por qué en España odiamos a quienes tienen éxito.


Artículo de El Confidencial:

Conocía de pasada las gafas Hawkers, pero la verdad es que no estaba enterado de su historia ni de su modelo de negocio hasta que leí el artículo que publicó hace unos días Analía Plaza en este mismo medio.

La historia de por sí es interesantísima, y a mí, que me dedico a las redes sociales y al marketing online directamente me encandiló, porque lo que han montado estos tíos es para quitarse el sombrero. Pero lo que me alucinó más todavía es ver cómo tanto en los comentarios de la noticia como en las redes sociales, una parte importante de las opiniones se dedicaban a atizarles.

Que si las gafas son copiadas, que si no serán de buena calidad, que las fabrican en China… No me lo podía creer. Unos tipos de Elche montan un negocio que en un par de años factura 15 millones de euros y les criticamos. En Estados Unidos estarían dando conferencias. Está claro que la culpa de que no tengamos el mismo nivel de emprendimiento en ambos países no es sólo un tema legislativo, sino que tiene unas raíces sociales mucho más profundas.

“No han inventado nada, lo han copiado y lo fabrican en China"

Esta frase podría ser el destilado del conjunto de críticas. Parece que si no inventas un producto físico no puedes ser considerado innovador. ¿Es que la distribución, el marketing o el servicio al cliente no cuentan? ¿Acaso Amancio Ortega levantó de la nada la mayor empresa textil del mundo innovando en el producto? No, lo hizo con una estrategia logística y de marketing que se estudia en las mejores escuelas de negocio del planeta. Vaya, me olvidaba. ¡Es que en España a Amancio también le atizamos!

Se pueden poner ejemplos de muchas otras marcas y podríamos estar todo el día. Críticas habituales al emprendedor de éxito: que si tenía un padrino, que si busca reducir costes de esta u otra manera, que si no lo hace todo en España, que si… Puedo seguir así un rato, pero prefiero resumirlo: que jode que otros ganen dinero.

A esto se suma además una simpleza que piensan habitualmente los haters, y es la de querer parecer superiores a través de la crítica, lo que suele ser una falacia como un piano. Parece que si el criticón en cuestión dice que “ese invento es una mierda”, da a entender que “él habría inventado algo mejor” cuando en la mayoría de los casos lo más creativo que ha hecho en su vida puede que sea un dibujo con macarrones para el día del padre cuando estaba en preescolar.

Estamos en un momento en el que al fin parece que pueden empezar a cambiar algunas cosas en España. Veremos cómo cristaliza, pero está claro que en el último año asistimos a un interés por parte de muchos ciudadanos, focalizado en la política, en que las cosas cambien.

Ese interés no se tiene que quedar sólo en la política. Los políticos son responsables de mucho, pero el cambio que necesitamos en este país también tiene que ser social y de mentalidad, y reconocer y valorar el éxito de aquellos que innovan, sea cuál sea su área, sería un buen comienzo.


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