Y es que todo pueblo o grupo de personas debieran poder elegir si quieren pertenecer a un grupo social mayor o no (ser independientes, regirse por ellos mismos o pertenecer a un tercer grupo), sin que nadie pueda imponerles su voluntad y normas mediante la violencia. Sí mediante mutuo acuerdo en los que ambos salgan ganando. No mediante la imposición de uno (el fuerte) a otro (el débil) donde no hay acuerdo voluntario.
De ahí la tan necesaria competencia fiscal, para poner un freno a Estados totalitarios cuya voracidad impositiva para acumular más poder les lleva a asfixiar crecientemente a los que creen sus súbditos. De no ser por esa competencia y la capacidad de huir (ya sea la persona física o su capital), no habría ningún freno hasta el absolutismo de sus gobernantes. No es de extrañar por tanto la persecución de todo régimen de bajos impuestos (refugios fiscales para evitar los infiernos fiscales de muchos países) y la pretensión de muchos de estos países que exprimen crecientemente a impuestos a sus ciudadano de unificar (eliminando así toda competencia fiscal) impuestos, lo que les daría barra libre para ir incrementándolos aún más sin posibilidad de escapatoria...
Vía Euribor:
No hay comentarios:
Publicar un comentario