Diego Sánchez de la Cruz muestra cómo la obsesión de la izquierda con el 1% más rico no tiene sentido.
Artículo de Panampost:
En el marco del interminable debate sobre la desigualdad, suele hablarse de los ciudadanos más ricos como si fuesen una especie de casta, rígida e inmutable, ajena a los vaivenes que afectan al resto de la población. Por ejemplo, se habla del “1 % más rico” a lo largo de los años, ignorando que los integrantes de ese selecto club no son necesariamente los ricos.
La realidad es más compleja, como recuerda el portal Human Progress del Instituto CATO. Tomemos el caso de Estados Unidos. Según los estudios de la Universidad de Cornell, uno de cada dos ciudadanos del país norteamericano logra entrar al menos una vez en la vida en el grupo del 10 % de mayores ingresos.
Más difícil es alcanzar el 1 % de mayor renta, pero el 11 % de los estadounidenses logra colarse en dicho segmento al menos una vez en la vida. Para conseguirlo, es preciso sumar un ejercicio con una renta superior a 330.000 dólares, que equivalen a unos ingresos anuales de 275.000 euros.
Pero si llegar a la cima salarial ya es complicado, más difícil aún es mantenerse en ella. Y es que, de acuerdo con los mismos estudios de la Universidad de Cornell, el 94 % de quienes llegan a figurar entre el 1 % más rico cumplen solamente un año dentro de dicho umbral de renta. Es más, cerca del 99 % pierde ese estatus pasada una década.
Una realidad confirmada por IRS y Forbes
Estos datos han sido confirmados por la Agencia Tributaria estadounidense (el Internal Revenue Service, IRS) y por la revista Forbes (especializada desde hace décadas en el estudio de grandes patrimonios).
Primero: tomemos las cifras del IRS. De acuerdo con sus estadísticas de recaudación, si tomamos como referencia el grupo de los 400 contribuyentes más ricos de Estados Unidos, podemos ver que el 72 % de quienes entran en dicho nivel de renta solo retienen ese rango de ingresos durante un año, mientras que apenas un 3 % logra permanecer en dicho “club” por más de una década.
Segundo: centrémonos ahora en los datos de la revista Forbes, referidos a patrimonio y no a renta. Si tomamos la base de datos de la publicación comprobamos que las grandes fortunas que aparecían en la primera edición del estudio, allá por 1982, retienen hoy apenas el 28 % del patrimonio que amasaban al comienzo de la serie, hace treinta y cinco años.
De modo que, pese al alarmismo que han esparcido autores como Thomas Piketty, lo cierto es que las élites económicas de Estados Unidos, al igual que las del resto de economías desarrolladas, están sujetas a importantes niveles de movilidad social. No tiene sentido, por tanto, hablar del “1 % más rico” o de “las grandes fortunas” como si fuesen siempre las mismas personas, porque los datos arrojan una realidad muy distinta.
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