jueves, 22 de noviembre de 2012

Otra guerra en Gaza y casi todo sigue igual. (Islam, Oriente Medio. 137)


Jordi Perez Colomé comenta la situación actual del conflicto Israel-Palestina, el alto el fuego, y la perspectiva desde los distintos países relacionados:


Artículo de Obama Word

"El alto al fuego en Gaza se ha mantenido durante la madrugada. Las próximas 24 horas son básicas. Una buena señal es que una portavoz del ejército israelí se permitía un descanso (aunque no el capitán):
Han sido ocho días justos de guerra, de miércoles a miércoles. Han muerto 162 palestinos -37 niños- y cinco israelíes. En el capítulo de ataques, hay empate. Según las cuentas del ejército israelí los dos bandos han lanzado 1.500 ataques.
Desde Gaza se han disparado 1.506 cohetes: 933 han caído en Israel, 406 han sido interceptados por el sistema Cúpula de Hierro -que solo intenta cazar los que van hacia zonas pobladas- y 152 han caído en Gaza por falta de puntería.
Aquí está el cuadro de honor que ha preparado el ejército israelí sobre sus 1.500 ataques: la mayoría han sido a plataformas de lanzamiento. A pesar de las 980 destruidas, cinco minutos antes del alto al fuego -e incluso poco después- aún se lanzaban cohetes hacia Israel. Da una idea de la capacidad que tienen de reproducirse.
Llega la hora del primer balance. Los equilibrios en Oriente Medio son inestables, pero ahora mismo las cosas están así.

Quién ha ganado

1. Israel. El gobierno de Netanyahu tenía tres objetivos: detener el lanzamiento de cohetes hacia Israel, destruir infrastructura militar en Gaza y matar a militantes. Según el acuerdo y sus cuentas, han logrado todo. Ahora falta que se mantenga.
En el sur de Israel había protestas anoche porque no querían aún un alto al fuego. No se fían de Hamás (ni de los palestinos). ¿Pero cuál es la alternativa? Solo hay dos: una, arrasar con Gaza. Aunque es el método que ha escogido el sirio Asad para su país, en Israel sería inimaginable. Dos, invadir Gaza. Las muertes de soldados israelíes y civiles palestinos harían la situación insostenible en pocos días. Ninguna alternativa sirve.
Con los recursos que Netanyahu tenía, ha ganado; siempre que no vuelvan los cohetes en breve. Si vuelven, deberá optar por la invasión y si hay muchos muertos, colgarán la culpa a Hamás.
La crítica que se le hace a Israel es que esta situación no es ninguna solución. Habrá pronto otra guerra. Es verdad. Pero Israel no parece hoy dispuesto a jugar a nada más que a alargar la inestabilidad y esperar que otra generación encuentre un momento mejor para solventar la cuestión para siempre.
Israel cree que conceder soberanía a palestinos es ceder la seguridad. ¿Qué pasaría si Cisjordania fuera como Gaza y lanzaran cohetes a Jerusalén y Tel Aviv, que están ahí mismo? Habría guerra.
La solución de los dos Estados que garantizara la seguridad de Israel es posible, por supuesto, pero requeriría cesiones, equilibrios y garantías de desarme complicados. Los asentamientos han hecho casi imposible esta vía y voces serias palestinas prefieren un solo estado. Es imposible porque habría más árabes que judíos, con lo que Israel como estado judío desaparecería.
¿Qué solución parece promover Israel? Tres estados: Gaza, Cisjordania e Israel. Si se cumple el alto al fuego, Israel puede levantar parte del bloqueo -o todo- y traspasar la economía de Gaza a Egipto.
Aquí un ex general promueve esa postura para responsabilizar a Egipto de Gaza, no solo comercialmente, también por su seguridad. Separaría más a Gaza de Cisjordania. Israel avanza en esta dirección. No hay prisa y si hay más guerras, pues las habrá.

2. Hamás. En enero de 2006, Hamás ganó las elecciones legislativas en Palestina. Nunca logró asumir el poder del todo y en junio de 2007 echó a Fatah de Gaza y se quedaron con la franja. En esta foto, militantes de Hamás ocupan el despacho del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en Gaza.

Desde 2006, Israel y occidente han boicoteado, amenazado y criticado a Hamás. Hoy acuerdan pactos con ellos. Hamás se ha quedado con la imagen de única resistencia efectiva ante Israel. Los cohetes funcionan: obligan a Israel a mirar hacia Gaza y a ceder. El hipotético levantamiento del bloqueo -que desde la flotilla y el Mavi Marmara se relajó- sería un éxito.
El bloqueo tiene trampa. Es un proceso complicado de bienes aprobados y controles por mar y tierra donde Israel aún puede salirse con la suya. Si solo abre la frontera de Rafah bajo la supervisión egipcia, el cambio será lento. Esta es la entrada de bienes a Gaza según el puesto fronterizo desde 2007 a hoy. Rafah es ridículo. Para crecer de golpe mucho debería cambiar.

Pero Hamás ha logrado más. Su objetivo es asustar a la población israelí para que se vayan del país. Aquí lo dicen bien claro:
El temor del gobierno es que a sus ciudadanos les salga mejor vivir en Estados Unidos, Argentina o Francia que en Israel. La mayoría no tendría problema, pero viven en Israel porque es su país y están más a gusto. Esta comodidad podría cambiar si los cohetes no pararan de caer o si Irán amenazara con una bomba nuclear. El miedo es una victoria de Hamás.
Hamás y Gaza son tan pequeños y tienen tan pocas opciones ante Israel que resistir ya es ganar. Por eso había anoche celebraciones en Gaza y no en Israel. Todo el poderío israelí solo puede empatar, no puede ganar.
Hamás también espera tiempos mejores, pero tiene menos cartas que Israel. El futuro no parece brillante si deja la violencia. Su única esperanza es que haya algo que cambie el tablero: por ejemplo que por algún motivo la ocupación de Cisjordania se vuelva más insostenible. Pero solo con negociaciones, lo tienen de momento mal. Su rival político en Cisjordania, Fatah, es la prueba.
El problema de Hamás es que no están solos en Gaza. Hay otros grupos -Jihad Islámica, ayudado por Irán, es el principal- más radicales. Si Hamas presume de resistente y debe vigilar y castigar a otros que intentan golpear más a Israel, su imagen heroica puede quedar afectada. Israel vigilará con la mano en el gatillo.


3. Egipto. El presidente Morsi, de los Hermanos Musulmanes, habló mucho en favor de Hamás, pero ha respetado el tratado de paz y ha seguido el camino marcado por las llamadas de Obama y la visita de Hillary: presionar a Hamás y garantizar que no entren armas a Gaza ni Hamás vuelva a disparar hacia Israel.
Hamás, al contrario, intentará que Egipto rompa su tratado con Israel. Sería un magnífico aliado, pero Egipto no está hoy para guerras, ni parece que lo vaya a estar pronto. Puede por supuesto torcerse el papel de Egipto. Es un aliado desconocido, pero de momento su papel le ha hecho ganar puntos y respeto en el panorama internacional.
Turquía ha hecho lo contrario. Desde sus disputas y separación de Israel hace tres años, ha elevado el tono. Durante esta semana ha acusado a Israel de “limpieza étnica” y “terrorismo”. Solo ha conseguido perder peso y que nadie le preste atención. Habrá ganado votos entre conservadores turcos, pero su rol en la región ha descendido. Es importante también si necesita ayuda contra Siria.

4. Dos últimos ganadores. Primero, la Cúpula de Hierro. Es el sistema antimisiles que paga Estados Unidos. Es carísimo: cada misil que intercepta cuesta casi diez veces más que el cohete interceptado. Su eficacia ha sido extraordinaria y su proeza ha sido salvar vidas. Pero no logrará nunca ser una cúpula de verdad, con éxito total. La amenaza de los cohetes seguirá y los israelíes no podrán vivir tranquilos.

Segundo, Hillary Clinton. Es una exageración, pero la impresión es que Hillary llegó el martes por la noche, puso firmes a unos y a otros, salió en El Cairo a decir que ya estaba todo arreglado y se volvió a Washington. Su altura en las hipotéticas presidenciales de 2016 será enorme.

Quién ha perdido

1. Fatah. La facción que más ha perdido es el partido que tradicionalmente ha mandado en la Autoridad Palestina, Fatah. Ahora su jefe, Mahmud Abbas, solo manda en Cisjordania. Si se convocaran elecciones pronto, perdería opciones. Su apuesta ha sido controlar su territorio para que Israel confiara en ellos y les cediera poder.
Desde 2009, Netanyahu solo ha dado a cambio más asentamientos y menos atención. La impresión hoy es que para que te hagan caso lo mejor es lanzar cohetes a Tel Aviv. Aquí explican el motivo: los israelíes no prefieren a Hamás como rival, sino que tampoco se fían de Fatah. Creen que su objetivo final es el mismo: recuperar tarde o temprano todo el territorio entre el Jordán y el Mediterráneo.
Con el conflicto, la situación ha cambiado poco. Se han aclarado papeles, pero la partida sigue. Ha habido solo una pequeña guerra más. Nadie apuesta a que vaya a ser la última."

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