10 costumbres habituales que se realizan con el coche y que hacen que se estropee.
Artículo de Qué.es:
1. Mantener pisado el pedal del embrague
Esta mala costumbre hace que se produzca un mayor desgaste en el sistema de embrague. Tener pisado el pedal a fondo produce un cierto rozamiento en las partes internas y afectando al disco y a las piezas que actúan sobre él. La mayoría de gente, cuando espera en un semáforo o en un paso a nivel, mantiene pisado el embrague y el freno. Lo recomendable es dejar el coche en punto muerto. También es importante pisar a fondo el embrague cuando se engrana una marcha y soltarla al acabar para que el embrague no sufra más de lo debido.
2. Subir el coche a un bordillo
A veces los conductores no calculan bien las distancias al aparcar y se golpea violentamente la rueda contra un bordillo. Otras veces no hay más remedio que subir ligeramente el coche a la acera para no interrumpir el paso a otros vehículos. Lo que hace esto es deformar paulatinamente los flancos del neumático, lo que puede provocar
fugas de aire, reventones o problemas en la llanta. Si ya has tenido varios bordillazos revisa la presión de los neumáticos con frecuencia y si ves que está deformado, cámbialo. Evita subir a los bordillos, pero si no queda más remedio, nunca dejes la rueda subida a la mitad. Para hacerlo procura abordar el obstáculo lateralmente y a muy poca velocidad.
3. No frenar lo suficiente antes de pasar por un badén
Las consecuencias de pasar por un badén a una velocidad más alta de la recomendada son similares a las de subir el coche a un bordillo, aunque las averías que se pueden dar son mayores. Estos golpes secos que se producen pueden generar daños en las rótulas y en los puntos de anclaje de la suspensión. Es aconsejable pasar por los badenes o por zonas bacheadas a una velocidad baja, intentando frenar antes de llegar al obstáculo pero sin hacerlo de golpe, ya que sino cargarás más peso sobre el eje delantero y los daños podrían ser mucho mayores.
4. Circular con el motor a bajas revoluciones
Este tipo de conducción, en el caso de los Diesel, afecta a la válvula EGR, acumulando más barbón y reduciendo su vida útil en un 50%. Para los motores de gasolina afecta en el catalizador, transformándose en un depósito de carbón. Cuando se habla de revoluciones y velocidad se suele recomendar meter la segunda marcha lo antes posible, tercera cuando se superan los 30km/h, cuarta a 40 km/h, etc. A un motor de gasolina no es recomendable hacerlo trabajar por debajo de 1.5000 RPM aunque eso dependerá de lo que te pida el coche.
5. Cambiar de marcha bruscamente y apoyar la mano de forma constante en la palanca de cambios
Son dos hábitos de los más comunes y con los que más sufre un coche. Cuando mantienes la mano apoyada en la palanca de cambios se genera una presión sobre los mecanismos internos de la caja, provocando desgastes en sincronizadores y rodamientos. Manteniendo este vicio notarás con el paso de los años que las marchas no entran correctamente y que la palanca vibra. También es muy común realizar el cambio de marchas con cierta brusquedad, lo que implica un desgaste importante de los piñones y los sincronizadores.
6. Conducir en reserva
Circular en reserva significa que estamos aprovechando los últimos litros de gasolina que le quedan al vehículo. Condudir con menos de cinco litros de combustible en el depósito garantiza el funcionamiento del sistema de alimentación, pero no el suficiente como para proteger la bomba de combustible de tu coche. En los últimos litros de gasolina es donde quedan las impurezas y es peligroso que puedan llegar al motor. Por ello, intenta llenar el depósito antes de que el vehículo te avise que estás en la reserva.
7. Abusar de los frenos en descensos prolongados
Pisar el pedal del freno durante un periodo largo de tiempo en pendientes provoca el desgaste de los discos y pastillas, así como deformaciones en los discos y un deterioro en el líquido de freno. Ante esto, acostúmbrate a utilizar marchas cortas cuando te encuentres ante una pendiente acentuada y prolongada, haciendo así que disminuya el desgaste de los frenos y que tengas un mayor control del vehículo.
8. No revisar los neumáticos de forma periódica
No revisar de manera periódica el estado de los neumáticos hace que estos se deteriores de manera prematura. Eso obliga a gastarse un dinero antes de lo previsto al tener que cambiarlos. No revisar los neumáticos puede provocar, además, que la rueda sufra un reventón, provocando un accidente o daños en la llanta. Es recomendable revisar los neumáticos una vez al mes y comprobar las presiones indicadas por tu fabricante.
9. Arrancar el coche de golpe
Cuando arrancas el coche es importante hacerlo siguiendo un paso importante. Lo habitual es girar la llave y arrancarlo a lo bestia, pero si te fijas, la llave hace un primer contacto y se nota un 'clic'. Cuando haces esto el vehículo hace un primer balance de su estado. Seguidamente, tras ese clic, ya puedes arrancar el coche. Otro hábito que daña tu vehículo es encenderlo de golpe cuando se cala. Si estás en un semáforo y a tu coche se le para el motor, no lo enciendas de golpe. Apaga el coche y vuélvelo a encender siguiendo los pasos mencionados.
10. Detener el coche de golpe
Si detienes tu vehículo de golpe tras haber rodado por carretera y haberlo sometido a un esfuerzo considerable el aceite acumulado en el depósito tenderá a carbonizarse, provocando que el turbo se averíe. Si circulas a altas velocidades, tu coche puede alcanzar fácilmente los 300ºC en los diesel y los 500ºC en los de gasolina. Lo más recomendable es esperar un minuto antes de detener el motor, una vez que el coche ya no se encuentre en carretera. En ese tiempo, el sistema de refrigeración rebajara la temperatura del turbo, reduciendo así el riesgo de avería en un 90%.
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