Lo gracioso es que el poder político (y mucha gente) se queje de las distribuidoras, cuando el precio tan desorbitado que tenemos es obra única y exclusivamente del político de turno.
Y es que para que seamos conscientes, es importante tumbar el extendido mito de que las distribuidoras imponen precios desorbitados al cliente para aprovecharse de él.
Si se analizan los hechos y los números (eso que tan poco gusta pues se tumba a menudo creencias políticamente correctas), observamos que más del 50% del precio de la gasolina son impuestos.
Entre el 30-40% del precio viene dado exógenamente y depende del precio internacional del petróleo (por ello una caída del crudo del 20% no implica una caída del precio de la gasolina del 20%, sino prácticamente de la mitad, pues hay muchos costes fijos como los impuestos establecidos por el gobierno).
Otra parte son costes de logística, comercialización...
Y por último está el beneficio de las distribuidoras, que para sorpresa de muchos se sitúa aproximadamente en el 5% del total del precio del combustible...pero al parecer éste es el malo y no el gobierno que se queda con más del 50% y es el absoluto responsable del precio del combustible, con la diferencia de que unas permiten con su trabajo que tu tengas gasolina en el coche o invierten y gastan ingentes recursos arriesgando su empresa para descubrir yacimientos, comprar maquinaria, investigar y mejorar tecnológicamente para que el petróleo sea útil al uso humano, y por lo tanto aportan valor al comprador y riqueza y progreso al sistema, mientras que el otro, el gobierno, se lo lleva crudo (nunca mejor dicho) sin hacer nada a cambio, encareciendo la vida del ciudadano y lastrando el desarrollo económico.
Gráfico de Absolutexe:
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