Artículo de Libertad Digital:
Podemos sigue dándole vueltas a su definición de "los ricos". Si hace unas semanas Pablo Iglesias establecía que ser rico depende no de lo que se ingresa sino de cómo se gastan los ingresos, anteayer dio una nueva vuelta de tuerca a su definición y estableció que "un rico es el que, a través de ingeniería financiera, no paga impuestos".
Esta es una perfecta definición del comportamiento del tesorero e ideólogo de su partido -lo dice todo que combine las dos funciones a la vez-, Juan Carlos Monedero, quien constituyó una sociedad para cobrar la famosa factura de los 425.120 euros por un oculto informe y así tributar por el impuesto de sociedades en vez de por el IRPF, ahorrándose unos 20 puntos de tributación. Aun así, Iglesias aseguró:
A Juan Carlos no le pilla nadie. Nuestros bolsillos son transparentes.
¿Entonces? ¿Dónde está el matiz? ¿Por qué un rico como Monedero puede seguir hablando en nombre de "los de abajo" cuando le han pillado con una ingeniería fiscal flagrante? Porque, según Iglesias, la condición para ser rico no es sólo ser un defraudador sino, también, ser "una de esas grandes empresas del IBEX 35". ¡Acabáramos! Los ricos son sólo 35 empresas que cotizan en las cuatro bolsas españolas. La Duquesa de Alba, pues, no era rica. Tampoco lo es Javier Bardem. Ni, por supuesto, Monedero. Sólo lo es Telefónica o el Santander: personas jurídicas. Es decir, grandes abstracciones. Es extremadamente conveniente desde un punto de vista político crear un enemigo abstracto: se teme más lo que no se entiende y, además, la definición puede ser cambiada a conveniencia.
El (muy atropellado) mitin ofrecido hoy por Pablo Iglesias bajo el nombre de "el otro Estado de la Nación" –en el que no hubo ningún debate, dado que nadie pudo replicar ni criticar ni limitar el tiempo a Iglesias– se ha basado, una vez más, en esta concepción de Podemos como voz de "los de abajo" frente a los privilegiados “de arriba”. Y, siguiendo su nueva línea argumental, las empresas del IBEX 35 han sido el blanco privilegiado de sus ataques: sus beneficios han subido un 67% durante los años de Gobierno de Rajoy, pagan sólo un 7% de impuestos sobre sus beneficios y, en general, roban a los ciudadanos.
Iglesias, eso sí, ha perdonado la vida a los ricos. Ha admitido que, mal que le pese, se les necesita. Pero, a cambio de tragarse el sapo de su existencia, Iglesias les exige responsabilidad y patriotismo. Esto, en la práctica, se traduce en un nuevo impuesto. Un impuesto sobre la riqueza que ha anunciado tomando a Francia como ejemplo. Iglesias no ha especificado el tipo de este nuevo impuesto, pero sabemos que en Francia fue del 75% a partir del millón de euros de ingresos. Y digo "fue" porque Francia acaba de retirar este impuestazo ante su palmario fracaso. Iglesias ha tenido un enorme patinazo con este anuncio.
Al igual que el arrodillamiento de Syriza ante el Eurogrupo, este brindis al sol del impuesto a los ricos refleja lo irrealizable del programa de Podemos. Y también su profunda hipocresía. Iglesias y Monedero tienen unos ingresos que les sitúan entre el 0,1% más rico de la población española, cargan contra los ricos y, sin embargo, se atribuyen la superioridad moral que da el hablar en nombre de "los de abajo". Incompetencia e hipocresía: Podemos.
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