domingo, 31 de mayo de 2020

Cayetana y el forastero

Carlos Rodríguez Braun analiza el rifi rafe entre Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y Cayetana Álvarez de Toledo (PP) en el Congreso, destacando dos cosas. La primera, en obviar el contenido del discurso en sí (el primer discurso que era lo importante y contundente contra Iglesias y lo que realmente molestó a Iglesias, que tuvo que salir con el tema de "la marquesa" al no poder contestarle y no la respuesta de Cayetana a sus insultos), viéndose o quedándose solo con dicha frase, y en segundo lugar, el cinismo de Pablo Iglesias, acostumbrado a comportarse con un matón, lanzando exabruptos y descalificaciones constantes (como contra la propia Cayetana) esperando que su oponente político siempre se amilane y no conteste en sus propios términos.


"El rifirrafe de esta semana en el Congreso entre Cayetana Álvarez de Toledo y Pablo Iglesias, fue analizado, en general en contra de la portavoz popular, ponderando su calificación sobre el padre del vicepresidente segundo. En esta nota sugiero complementar el análisis con dos consideraciones. En primer lugar, y curiosamente, nadie pareció prestar atención al excelente discurso de doña Cayetana. Y, en segundo lugar, Pablo Iglesias ha aprendido que, en efecto, se puede ser un matón. Lo que no se puede es ser un matón y esperar que adversarios preparados y valientes, como doña Cayetana o Iván Espinosa de los Monteros, siempre se amilanen."



Aquí el discurso de Cayetana y su posterior réplica a los insultos de Iglesias (al no poder argumentar contra el mismo: 



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