domingo, 27 de octubre de 2013

Juventud, divino empleo. (Política, Economía. 2.123)

Carlos Rodríguez Braun muestra el desastre que el intervencionismo político supone para el empleo, llevándolo a cotas "bochornosas", y cuya intervención se sigue justificando para proteger a los débiles, cuando se les "castiga con especial crueldad".


Artículo de su blog personal:

"Mientras Obama no consiga imponer en EE UU el intervencionismo que padece nuestro mercado laboral, Europa seguirá siendo el principal continente del paro, y España uno de sus ejemplos más bochornosos. Se entiende que los políticos europeos estén preocupados por el desempleo, y aún más por el paro juvenil, porque es la manifestación más clara del fracaso de un modelo intervencionista cuyos costes se justifican alegando que está pensado para proteger a los débiles, cuando resulta que los castiga con especial crueldad.

Un 50 % de paro juvenil es simplemente inconcebible en una situación de mercado libre, y es sin duda provocado por el intervencionismo, es decir, por el quebrantamiento de dicho mercado en términos de costes, impuestos, cotizaciones sociales, salarios mínimos y regulaciones varias.

Los que pagan y no votan

Una vez que dicho intervencionismo genera sus típicas consecuencias nocivas sobre el empleo juvenil, caben tres respuestas: aún más intervencionismo, menos, o algún pasteleo con ambos ingredientes. En el caso del llamado “fondo europeo para impulsar el empleo juvenil” tenemos el habitual optimismo pueril de la redistribución a escala europea que confía la contratación juvenil a que aumente el intervencionismo…pero que lo paguen otros.

Así, nuestras autoridades difícilmente lograrían convencer al sufrido contribuyente español de que es bueno que le cobren todavía más impuestos para “impulsar la contratación”, cuando son los impuestos precisamente los que la ahogan. Pero si pagan los contribuyentes alemanes o franceses, eso tiene aquí un coste electoral nulo. Su eficacia será insignificante, comparada con la reforma laboral o el menor castigo a los trabajadores y empresarios españoles, que son los únicos que podrían reducir e incluso acabar con el paro juvenil, si les dejaran.

Creer que el gasto público crea empleo o resuelve el paro juvenil es una pura ilusión; si quienes la difunden no son jóvenes no tiene ni pizca de gracia, que es la amarga pizca que seguramente les hará a las masas de parados que no son jóvenes en absoluto."

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