jueves, 3 de noviembre de 2011

Sobre la libertad elección en educación: La educación en casa. (Educación, Salud. 56)

Artículo sobre la libertad de educación en este caso en el seno de la familia y la situación de alegalidad o persecución que sufre desde el ámbito político, especialmente en España:

"La educación es uno de los temas más polémicos para la sociedad española. Los continuos cambios de las leyes educativas por unos y otros gobiernos han desembocado en el descontento de muchos padres, que quieren conservar la libertad para elegir qué educación desean que tengan sus hijos. Además, los continuos informes de organismos internacionales sitúan a nuestro país a la cola de los estados de nuestro entorno en este sentido y lo erigen como uno de los líderes del fracaso escolar. Por todo ello, algunos progenitores han optado por ser ellos mismos quienes eduquen a sus hijos.

Juan Carlos Vila es director de Clonlara School, una de las escuelas que imparten clases a distancia y asesoran a padres que educan a chicos de entre 5 a 18 años. Vila, quien ha trabajado como profesor en la escuela presencial y ha educado a sus hijos en casa, explica que “la diferencia fundamental con la escuela tradicional es la libertad de elección de los padres y la flexibilidad de adaptación de los programas a los alumnos. Es el colegio el que se adecua a las necesidades de los estudiantes”.

Se trata de un método que educa en el ámbito de las escuelas democráticas y realiza una pedagogía no directiva. “Nos adaptamos para prestar apoyo a las personas que educan desde casa y que no buscan un currículo completo, sino que necesitan un apoyo pedagógico respetando la flexibilidad de la que gozan”, explica.

A juicio de Vila, el problema de los colegios tradicionales es que obligan al estudiante a ajustarse al centro, con otros 25 compañeros en clase y con una enseñanza que no puede ser tan personalizada.

En cuanto a la educación impartida por padres menos formados, este profesor comenta que no necesitan más que tener unos conocimientos básicos, que mantienen de su etapa estudiantil, y afirma que no es cierto que el proceso educativo tenga que estar guiado por alguien con conocimientos concretos. Lo que ocurre es que en muchos casos es a partir de Secundaria cuando los padres deciden enviar a su hijo a los centros educativos porque hay conocimientos más especializados con los que no se sienten seguros.

Juan Carlos Vila hace referencia a dos estudios en EEUU y Holanda, que desmitifican que los padres con mayores logros académicos tengan hijos que acaben estudiando una carrera y que los progenitores sin estudios tengan hijos que no pasen de la educación obligatoria. “No existe conexión directa entre el nivel educativo de los hijos y el de los padres”, asegura y explica que “los padres también aprenden en el proceso educativo con los hijos”. Otra cosa es que los padres tengan que delegarlo en alguien porque no pueden hacerse cargo. “Es una opción, no una muestra de lo que hay que hacer”, aclara.

Niños "más responsables y sociables"

A partir de los 14 años la relación de asesoramiento comienza a ejercerse de forma directa con los alumnos, aunque la familia se mantiene como intermediaria. Desde el primer momento se potencia la responsabilidad en los estudiantes y se hace de forma gradual para que, llegados a este momento, no haya ningún problema.

Vila asegura que los niños educados de este forma son “más responsables” y alude a cómo, a diferencia de España, este tipo de cualidades se tienen en cuenta en países como EEUU o Reino Unido. En las universidades americanas, por ejemplo, se valora la autonomía del joven por encima de descompensaciones que pueden producirse en su currículo. Este profesor alude a que esta “madurez supone una mayor capacidad de asimilación de conocimientos, mejor adaptación y facilita aprender nuevos conocimientos”.

Ante las críticas sobre posibles problemas de socialización que aparecen ligados a este tipo de educación, el director de Clonlara School asegura que hay un error al concebir este sistema y explica que, por eso, ellos hablan de “educación en familia o en el hogar”. Éste dice que los niños no sólo se educan en casa y por sus padres, sino que, además, reciben el apoyo de otras personas y son instruídos en otros espacios físicos. A su juicio, son las escuelas deportivas o los cursos de arte o música los únicos que sí permiten el desarrollo social del niño.

Vila afirma que “su socialización es más amplia que la de los niños que van al colegio porque la escuela no socializa” y alude a que en el sistema español “sólo comparten un espacio físico, puesto que no pueden hablar en clase y no existe el trabajo cooperativo”. Pone como ejemplo las escuelas rurales, “donde se socializan mejor” porque hay niños de varias edades que comparten clases, más tiempo y más cosas. “El problema es la calidad y la variación de personas con las que se relacionen”.

La legislación en España

Según este profesor, España es el único país de Europa donde no está regulada la educación familiar, aunque en casos como el de Alemania, de forma prohibitiva por una ley de 1933 -en pleno nacimiento del nazismo-.

Vila comenta que mientras en países como Francia los inspectores realizan controles asiduos a estos niños, en España no existe esta posibilidad por la situación de “alegalidad” que hay. Esto supone un problema para las familias que educan en familia porque se les considera absentistas y para ello, la Administración tiene la obligación de tomar acciones. Se debe a que los términos diferenciados de “educación obligatoria” y “escolarización obligatoria” se confunden al usarlos como sinónimos, cuando uno habla de la presencia en el centro y otro de la necesidad de que el crío esté escolarizado, en el lugar que sea.

Sólo la Ley de Educación Catalana contempla un cambio legislativo en el que se habla de la posibilidad de otras formas de escolarización, sin embargo, la norma todavía debe ser desarrollada. Se han establecido como posibilidades la creación de un registro de familias que educan a sus hijos y la vuelta de los exámenes libres, al menos a partir de los 16 años.

Al parecer, y aunque este colectivo ha sido recibido en el ministerio de Educación para ser escuchado, finalmente no hubo una regulación en la Ley Orgánica de la Educación (LOE) “porque no hay un número relevante de familias y por las presiones del sector sindical del profesorado”. Se está esperando al desarrollo de la ley educativa por parte de las Comunidades Autónomas para que se incluyan estas propuestas, aunque reconocen que “va más lento de lo que esperaban”.

¿Cómo regularizar estos estudios?

En la actualidad sólo hay dos posibilidades para conseguir el reconocimiento de los estudios. Si el niño ha sido educado con el apoyo de un centro escolar de educación a distancia, que debe ser extranjero, tendrá que presentar una convalidación al ministerio de Educación, que dará su visto bueno gracias a los convenios internacionales que aseguran que España reconocerá los estudios realizados en determinados estados. Una vez realizada la burocracia, el joven tendrá que presentarse a la PAU a través de la UNED para acceder a un grado universitario.

La otra opción es que la educación se haya realizado sin ningún tipo de apoyo o asesoramiento. Entonces, el alumno tendrá que esperar a los 18 años para realizar una prueba que le servirá como certificación de su nivel de estudios, pero que no será el tradicional título de graduado escolar, y, posteriormente, hacer lo mismo con el Bachillerato o presentarse a la PAU. Estos casos son sólo unos 300 en España frente a los 1.700 jóvenes que son educados en familia y con el asesoramiento de instituciones educativas.

Un dato importante es que en los pocos casos que han llegado a los juzgados, se les ha acabado dando la razón a los padres porque aunque no acudían a clase, los niños estaban escolarizados. Vila hace referencia a que “los padres hacen lo que la Constitución les permite”."

Fuente: El Confidencial

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