miércoles, 7 de noviembre de 2012

Sobre los desahucios. (Vivienda, Burbuja Inmobiliaria. 69)

Al respecto de los deshaucios y los riesgos de rescatar a todo el mundo:

Y por supuesto y añado yo, esto va también con los rescates a los bancos, también desde el punto de vista moral, de justicia y de eficiencia y de los graves riesgos de rescatarlos con dinero público como se está haciendo. Algo que también he tratado en otros artículos.

En este artículo más sencillo, se hace eco también de lo que supone el rescate a todos los desahuciados:

"Nadie sin vivienda:

ECODES pide que entidades financieras y poderes públicos garanticen que nadie se quede sin vivienda en la que dormir, comer y vivir (aquí). Me parece bien. El problema es cómo “poner patas” a esa aspiración para que funcione de una manera justa y eficiente.

Primero, justa. Recuerdo lo que me contó un colega del IESE que visitó Argentina unos meses antes de la crisis de 2001 y habló con sesudos economistas, doctores por las mejores Universidades norteamericanas, que le contaron que habían suscrito hipotecas en dólares para comprarse su casa y que, al decirles él que, si se depreciaba el peso (como ocurrió), tendrían que pagar cifras astronómicas, que excedían a sus posibilidades, le contestaron: Bueno, estamos muchos en esa situación, ya nos sacarán de ella. No sé cuántos se metieron en España en hipotecas que excedían a sus posibilidades, pero me parece que no debemos ayudarles demasiado alegremente. Entre otras razones, porque los fondos que vayan a ellos no podrán ir a otros que los necesitarán más, y que quizás no serán tan culpables de sus propios problemas.

Y luego, eficiente. Que, para mí, significa dos cosas. Una: que, al favorecer a los endeudados que están a punto de perder su casa, no estemos favoreciendo futuras “alegrías” por el estilo de las de los economistas argentinos. Porque, sin duda, este es un argumento que frena la atención de personas con necesidades extraordinarias.

Y dos, que no olvidemos un viejo axioma de la economía: se trata de utilizar el dinero de la mejor forma posible. Por eso, al atender a una necesidad concreta (los deshaucios, en este caso), no debemos olvidar otras necesidades (sanitarias, educativas, de tercera edad, etc.). O sea: compasión con los perjudicados, sí, pero con sentido común."

Fuente: Blog IESE (Antoño Argandoña)

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