martes, 23 de julio de 2013

El Gasto, Otro Mito. (Política, Economía. 1.766)

Uno de los grandes mitos hoy es que el gasto público, el gasto gubernamental es el que impulsa el crecimiento de la economía y por tanto éste se debe incrementar e incrementar para provocar crecimiento. El problema es que esto solo se produce en el corto plazo, hasta cierto límite y bajo ciertas circunstancias, por no entrar en los efectos secundarios o en aspectos de ética de lo que esto supone:

El siguiente artículo hace referencia a este mito:

Artículo de ContraPeso:

"El gobierno no ha gastado lo que debía y eso es lo que hace que la economía no se mueva como debía —esta es una idea repetida con frecuencia ensordecedora.

Ella supone que el gasto gubernamental es un incentivo económico bienvenido por tener una relación directa en el avance económico: a más gasto público mejor le va a la economía. Se reitera en la radio, en los diarios, en las columnas como su fuera una fórmula mágica y lógica.

En lo que sigue, examino brevemente el fondo de esa idea tan martillada.

• Para que un gobierno gasta más es necesario que el gobierno retire más de los ciudadanos —es decir, según esa idea, la economía mejora conforme menos recursos tengan las personas. La idea es al menos atolondrada.

• Aún así, alguien podría argumentar que el gasto total, sea privado o público, será de igual monto en la calidad neta y que el gobierno podrá gastar esos recursos de mejor manera que el ciudadano.

Otra idea atolondrada, que va contra la lógica del incentivo que tiene el que ha ganado ese dinero para gastarlo de la manera más productiva y eficiente —la que da mejores resultados para todos. El gobierno no tiene ese incentivo.

• La elevación del gasto gubernamental con el objetivo de crear prosperidad tiene el riesgo real y presente de hacer que los gobiernos se endeuden por encima de sus posibilidades —sabiendo que las deudas públicas presentes puede sólo ser pagadas con impuestos futuros, es decir, retiros de dinero a generaciones siguientes.

• La elevación del gasto gubernamental incrementa el tamaño y la importancia relativa del gobierno en la economía —haciéndola menos estable y más sujeta a riesgos de crisis por endeudamientos imposibles de pagar.

• Parte de esa mentalidad que favorece el gasto público es una variación que solicita estimular la demanda de bienes y servicios —creyendo que si las personas tienen más dinero en sus bolsillos comprarán más y la economía mejorará.

Lo anterior confunde el problema, que no es el de una falta de demanda, sino una carencia de oferta de bienes y servicios —que es la que sí debe estimularse y si eso quiere hacerse no deben quitarse recursos a quienes realizan las inversiones.

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Es común encontrar en demasiados esa idea que asocia gasto gubernamental con prosperidad de manera directamente proporcional y directa —de forma que en la mentalidad insubstancial se proponga que la autoridad gaste más, incluyendo la posibilidad de creación de dinero.

Esa relación proporcional y directa es dudosa por otra razón: el descuido del análisis de efectos colaterales indeseables, igual al que tienen las medicinas y tratamientos médicos. Efectos como el quitar incentivos a la inversión, crear menos empleos y desperdiciar recursos escasos.

Nota del Editor

Véase, Estado de Bienestar, para entender cómo el gasto de gobierno es menos eficiente que el gasto privado.

En Lo Que no se ve, está la idea de Bastiat sobre la necesidad de ver el panorama total del incremento de gasto público.

En Gobernantes y Dinero, se explican las preferencias del gobernante para gastar en sus proyectos preferidos.

En Tuvieron Buenas Intenciones se mencionan casos concretos de gastos gubernamentales ineficientes. "

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