jueves, 29 de agosto de 2013

La Sanidad Pública no funciona. (Salud, Educación. 187)

Jorge Valín habla sin pelos en la lengua sobre el mal funcionamiento de la sanidad pública, cómo su futuro será aún peor, y cómo desde luego no es ni de calidad ni barata, siendo un monopolio empleado por los políticos para embaucar a la gente con falsas promesas empleado para comprar votos y favorecer a los lobbies.


Artículo de Negocios.com

"El Ministerio de Sanidad publicó esta semana su último informe. Los datos confirman lo que muchos hemos estado diciendo durante años: la sanidad va camino de un colapso total. No es por culpa de la crisis, los mercados ni la idiotez supina de los políticos, sino porque los sistemas colectivistas no funcionan. Veamos algunos datos.

Según el Ministerio, la espera media para someterse a una intervención quirúrgica no urgente ha pasado de 76 a 100 días de media en el último semestre de 2012, esto es, más de tres meses si tiene suerte, porque si no la tiene, puede ser uno de esos pacientes que han de esperar más de seis meses para ser operados, que solo un año, ha aumentado un 60%. La cirugía torácica y neurocirugía rondan los cinco meses de espera. Traumatología no va mucho mejor, con cuatro meses de espera.

La calidad no solo ha bajado en estos conceptos. En España, en 1995 éramos 39,3 millones de habitantes (oficiales). En 2012 tocamos los 46,1 millones. Sin embargo, el Gobierno decidió reducir, en ese periodo, las camas de los hospitales en casi un 18%. Desde 2003, el gasto hospitalario en farmacia se ha reducido un 24%. Los gastos en servicios primarios de salud han minorado un 5% aproximadamente. ¿Recortes coherentes? Parte del dinero se ha ido a la remuneración del personal que ha aumentado desde 2005 en casi un 8%.

La sanidad estatal española está controlada por el Estado en un 70%. Sus trabajadores son un poderoso grupo de presión que significan muchos votos y poder. Desde el punto de vista económico, cuando una empresa, más si es del Estado, tiene el monopolio del sector suele asignarse mayores márgenes que en una situación de libre competencia ya que marca los precios que quiere. En el caso de las empresas del Estado estos márgenes extra se desvían hacia los salarios para obtener votos. El objetivo no es el cliente o paciente, sino el trabajador en tanto es una fuente de compra de votos. Es decir, en toda empresa estatal, los clientes no son los ciudadanos, sino sus propios trabajadores ya que son los que se llevan mayores beneficios.

Pero el futuro será peor. En la próxima década el número de ancianos se va disparar ya que desde 1946 a 1964 experimentamos una explosión de natalidad. Esos primeros niños de la postguerra ahora ya llegan a los 70 años casi y a partir de esta edad el ciudadano gasta el 70% de los recursos de Sanidad. En 2020, casi un tercio de la población tendrá más de 65 años. Teniendo en cuenta que el sistema está económicamente en quiebra –tenemos un déficit sanitario de 15.000 millones y solo a Farmaindustria el Gobierno debe 9.500 millones de euros– y que se está produciendo un colapso sin precedentes, ¿qué pasará con nosotros?

Nada bueno. La sanidad pública, ni es de calidad, ni barata. A cada familia nos cuesta al año, contando déficit, casi 4.200 euros que no se guardan en una bolsita. Si usted no usa ese dinero asignado, se lo queda otro. En 30 años usted y su familia habrán pagado más de 125.000 euros a la sanidad pública y muy posiblemente les vaya a servir de poco.

Esto ocurre cuando el descuidado ciudadano se deja embaucar por las falsas promesas de los políticos y lemas fáciles como “Sanidad gratuita y de calidad”, se vuelve irresponsable, y potencia los monopolios estatales impidiendo la libre competencia dando preferencia a los empleados públicos respecto a los pacientes, que no dejan de ser clientes. El sistema estatal de salud ha de ser abolido.

Eliminar impuestos a particulares, empresas, eliminar regulaciones al sector y abrir el mercado. La sanidad no ha de ser un ministerio, la compra de votos de políticos, ni el reducto de unos lobistas, sino un servicio de la gente y para la gente. Por el camino que seguimos, el drama será bíblico.

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