martes, 25 de marzo de 2014

Casi seis años esperando una operación de hernia que se vuelve a retrasar por un historial traspapelado

Otra de las graves consecuencias de la sanidad pública, las interminables colas de espera, que provocan agravamientos de múltiples dolencias, y por supuesto (aunque de esto nunca se quiere hablar), muertes por retrasos en múltiples operaciones tras meses de espera. 
 
Un ejemplo lamentable de todo esto...

Artículo de La Vanguardia: 

"Glória Segarra lleva una década de calvario médico. Unos fuertes dolores de espalda que en principio fueron diagnosticados como fibromialgia acabaron siendo dos hernias discales por las que dice que lleva desde octubre de 2008 pendiente de operación. Casi seis años en lista de espera para ser intervenida, una situación en la que están casi 2.000 catalanes. Tras varias prórrogas y tras reconocerle desde el centro de salud que no entendían por qué aún no había sido operada, Segarra asegura que en enero de este año la derivaron del hospital Parc Taulí de Sabadell –el centro en el que debía ser intervenida- a otra clínica ante la imposibilidad de realizar la operación allí, pero que después de más de un mes de espera, la han vuelto a derivar al centro de origen. Asegura que ahora debe esperar “cuatro meses” hasta que el historial regrese al centro originario para que le puedan volver a programar la esperada operación. Al sufrimiento por el dolor y la desesperación, suma el deterioro físico: asegura que ha engordado 40 kilos por causa de la medicación y que se le ha caído parte de la dentadura por culpa de los parches de morfina que usa para soportar el dolor de las hernias. El departament de Salut de la Generalitat de Catalunya ha asegurado a este medio que tiene constancia del caso y reconoce que “hace años” que la paciente espera ser intervenida, pero no ha facilitado más detalles sobre la situación médica de Segarra ni sobre otros posibles afectados.

“Me siento muy maltratada. Me están destrozando la vida”. Son las desesperadas palabras a La Vanguardia.com de Glòria Segarra, una vecina de Sabadell (Barcelona) de 51 años que lleva casi seis esperando a que una doble operación de hernia discal acabe con sus dolores de espalda. Segarra, que trabaja de cuidadora de personas mayores, sostiene que su “tortura” empezó una década atrás porque se pasó cuatro años quejándose a su doctora de la cabecera de unos dolores de espalda que en un principio fueron diagnosticados como fibromialgia y que afirma que en parte le costaron engordar 40 kilos. “He pasado de pesar 50 kilos a 90 por la medicación que me suministraron”, lamenta. Previamente, y mientras los médicos averiguaban la dolencia que padecía, cuenta que le prescribieron unos parches de morfina para soportar el dolor, unos apósitos que no ha dejado de usar y que asegura que son los responsables de que se le haya caído parte de la dentadura.

Tras un peregrinaje médico, tuvo “suerte” y el traumatólogo del CAP Sant Fèlix de su localidad le confirmó que sus dolores eran causados por dos hernias discales que debían ser operadas en el hospital Parc Taulí de Sabadell. “Me dijeron que había tres años de lista de espera para la operación, pero después pasaron a ser cinco”, lamenta la paciente. Después de luchas y quejas, Segarra cuenta que en septiembre de 2013 el jefe de traumatología del Parc Taulí le reconoció que no sabía “que había pasado con los papeles” porque “ya debería estar operada” y le aseguró que en "dos meses" estaría intervenida. Una circunstancia que asegura que se ha repetido en por lo menos 10 pacientes más en el mismo hospital. Para agilizar el proceso, prosigue su relato Segarra, la derivaron a la clínica Vallés, un centro más pequeño de ámbito ambulatorio donde cuenta que la visitaron a principios de año y le aseguraron que “en mes y medio estaría operada”, aunque lamenta que tuvo que ser ella misma la que trasladara el papeleo al nuevo centro que la debía intervenir. Por el camino, asegura que le insinuaron que se operara por vía privada. 

Vuelta al Taulí y espera 

A pesar de que Segarra creía que su calvario empezaba a llegar al final, asegura que en la Clínica Vallés le dijeron que la complicación de su operación imposibilitaban que se le pudiese intervenir allí y se decidió que la paciente volviera a ser derivada al Parc Taulí. Pero el periplo de Segarra aún no ha acabado. Deseosa de poner punto final a un dolor que dice que ya no puede aguantar, cuenta que hace una semana telefoneó al hospital Parc Taulí para averiguar en qué estado estaba su operación y recibió el, hasta ahora, último palo: no está en lista de espera porque aún no ha regresado la documentación de la Clínica Vallés. Asegura que le han dicho que debe aguardar “tres o cuatro meses” a que llegue y que hasta que la documentación no esté allí no le pueden volver a programar la operación. A Glòria el tiempo de espera le parece excesivo tratándose de dos centros hospitalarios de la misma ciudad y viviendo en una época en que todo está informatizado.

La Clínica Vallés ha puntualizado a este medio que el 20 de diciembre del pasado año les llegó la derivación de Glòria y de varios pacientes más para ser operados de hernia discal, algo que se hace habitualmente para "agilizar" las listas de espera; que tres de ellos pudieron ser intervenidos pero que cuatro más, entre ellos Segarra, fueron derivados de nuevo al Taulí ante la imposibilidad de realizar la intervención por complicaciones añadidas. Además, afirman que el traslado de la documentación tarda "un día" y rechazan que la devolución del historial pueda demorarse meses como comenta la paciente que le aseguraron. Por ello, señalan que tienen constancia que el historial de Glòria "ya está en el Taulí".  

Para la paciente todas estas explicaciones que le han dado desde el Parc Taulí responden a una voluntad de hacer pasar el tiempo porque cree que realmente lo que sucede es que solo un doctor puede llevar a cabo la operación en este centro y “no dan abasto”. Y lamenta que cuando se ve obligada a coger la baja por los dolores la inspección de trabajo le pide que se reincorpore a su puesto porque creen que después de tantos años “si no me han operado es porque no he querido”.

Sin posibilidad de vida normal 

Segarra sufre porque cree que pronto no se podrá ni mover. Explica que también tiene las rodillas “destrozadas” de las veces que se ha caído y por eso teme que le tengan que acabar poniendo prótesis en las articulaciones, lo que sería una nueva intervención. La paciente, divorciada, tiene una hija de ocho años y recuerda apenada que cuando ésta era pequeña le preguntaba por qué no la cogía en brazos como sí hacían el resto de madres a la salida del colegio. A pesar de que intenta combatir el dolor con la morfina, asegura que hace años que no puede hacer vida normal, una situación que explica que hace tiempo que la tiene sumida en una depresión. “Me están desgraciando la vida”, concluye."

1 comentario:

  1. Es curioso que cuando sale el tema en prensa y TV todo se agiliza, aparecen los historiales perdidos, y el teléfono empieza a sonar para dar citas con objeto de tratar el tema y las palabras como "burocracia", "paciencia" , "esperar turno" se empiezan matizar.

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