sábado, 8 de marzo de 2014

Venezuela y la pesadilla del 'petroestado'

El siguiente artículo muestra la pesadilla en que se ha convertido Venezuela tras una política llevada a cabo enormemente irresponsable, desde que el chavismo se hiciera con el poder, despilfarrando los más de 380.000 millones de $ obtenidos con el petróleo (un precio que aumentó de 18$ hasta los 108$ el barril de hoy durante su gobierno, y que no les ha bastado para llevar al país a una situación económica insostenible con unas políticas destructivas que se pretenden imitar en España por un mayoritario sector del país.

Por otra parte, Venezuela es destacable con otro gran ejemplo de lo que ocurre cuando se nacionaliza un sector estratégico (como se exige y pretende hacerse aquí desde distintos ámbitos políticos). Es el caso del petróleo en Venezuela. Se nacionalizó una de las empresas más rentables en un país con las mayores reservas mundiales, siendo uno de los principales productores del mundo.


¿Cuál es la consecuencia? La de siempre. Ampliaciones de plantillas desorbitadas (nuevos empleos públicos para crear estómagos agradecidos), colocando a miles y miles de afines en dicho sector (y si era necesario quitar de su puesto a otros como ocurrió, pues se hacía y punto).
El segundo paso es despilfarrar lo producido "regalándolo" y dando la espalda a los precios de mercado (ley de oferta y demanda), reduciendo la oferta (no se invierte dichos beneficios en mejoras de inversiones que permitan una más eficiente extracción ni un incremento de la producción futura, ni siquiera en una inversión o capex de mantenimiento adecuada, porque siempre prima el corto plazo, el obtener rédito electoral de dicho dinero) y aumentando la demanda (con precios en el mercado interno artificialmente bajos que hace incrementar la demanda por encima de su demanda natural).

Esta variante de la demanda puede ser en otros casos justo la contraria, con aumentos o precios muy elevados del servicio como ocurre con otros sectores (y con el tiempo puede ser la contraria de la primera como empieza a ocurrir en el país con aumentos significativos del precio del petróleo ante su ineficiencia productiva y la enorme deuda de la compañía).

Es decir, como no hay competencia, sino un monopolio público del sector, los incentivos a mejorar ya sea en calidad o en precio o ambas se reducen o eliminan puesto que nadie más puede entrar en el mercado y llevarse a sus clientes (ejemplo de lo que ocurría en España con la telefonía cuando Telefónica era un monopolio estatal). Por otra parte, dichos beneficios se dilapidan en la mayoría de casos internamente (salarios y contrataciones enormes y muy superiores a salarios o plantillas de mercado eficiente que disfrutan una élite privilegiada a costa del beneficio del conjunto de la sociedad que debe pagarla en gran medida con mayores impuestos, más deuda (mayores impuestos futuros) o peores servicios en dicho sector o en otros (recortes o peor calidad del servicio), debido a que como al ser público, la rentabilidad no importa y los precios de mercado no interesan (la clave de la imposibilidad del éxito del socialismo como bien demostraran grandes autores como Mises, Hayek o Bohm-Bawerk), lo que provoca déficit y necesidad de obtener más recursos para su funcionamiento desde otros sectores eficientes (que a su vez les hace serlo menos...).

No me extenderé más pero todo va relacionado, es decir, dichas malas políticas y la necesidad política de contentar con lo fácil y lo "gratuito" (o eso es lo que hacen creer al pueblo), lleva a políticas inflacionistas y de control del dinero (monopolio estatal) mediante la emisión monetaria (dinero no respaldado por ahorro) para pemitir una mayor deuda estatal, manteniendo la política clientelar y una creciente dependencia del ciudadano hacia el Estado (represión financiera, destrucción del tejido industrial, incremento de las subvenciones, reducción de las libertades...) creando la necesidad de dotar cada vez al Estado de más poder y recursos para darles el maná, y haciéndoles pensar que sin dicho Estado (y políticas clientelares), no podrían sobrevivir (ahí su éxito).

Finalmente llega el desastre, pues la destrucción de capital de la sociedad lleva a la reducción de la producción y a menores salarios reales, y por tanto a menor capacidad de satisfacer las necesidades del consumidor y ciudadano...

Volviendo al caso del artículo, la consecuencia de la otrora eficiente empresa petrolera, se convierte en una muy endeudada y deficiente empresa (hablamos de una deuda que aumentó en 110.000 millones de dólares desde la llegada de Chávez) y una productividad por trabajador en niveles de 1940.

Daniel Lacalle muestra el caso experimentado en Venezuela en el siguiente artículo.

Artículo de El Confidencial:

“El petroestado recauda ingentes recursos, pero crea a su vez poderosos e irresistibles incentivos para decidir clientelarmente a la hora de redistribuir” Ibsen Martínez

En apenas dos meses, Venezuela ya registra 2.841 homicidios. Los paramilitares y la Guardia Nacional Bolivariana han provocado 21 muertos. El nivel de represión ha alcanzado cotas que generan titulares diarios en la prensa de todo el mundo.

Decía Milton Friedman que “si dejamos al gobierno a cargo del desierto, nos quedamos sin arena en unos años”. Los logros del chavismo son muy parecidos a lo que indica ese comentario del premio Nobel. Haber perdido la oportunidad generada por sus recursos naturales y hacer un sistema clientelista y subvencionado en vez de una economía moderna y desarrollada.

Hoy, Venezuela, quinto país exportador de petróleo y las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, tiene una inflación del 56% y desabastecimiento de alimentos y productos básicos provocados por una política económica irresponsable.

La política social de devaluar, gastar y endeudar ha llevado a la economía a una situación insostenible de escasez, empobrecimiento generalizado y represión.


De hecho, a pesar de haber visto los precios del petróleo multiplicarse, la deuda de Venezuela y PDVSA, su empresa petrolera nacional, aumentó en 110.000 millones de dólares desde la llegada del chavismo.

El caso de PDVSA merece analizarse. De ser una de las empresas más punteras y eficientes del sector, ha multiplicado su plantilla mientras reducía su producción un 16% desde la llegada de Chávez, y la deuda aumentaba. A pesar de haber disfrutado de unos precios del petróleo en trayectoria ascendente continuada desde que el régimen chavista llegó al poder, Venezuela tiene el triste récord de haber hundido la productividad por empleado de PDVSA a niveles de 1940 y de haber destruido su estructura financiera con una deuda que se ha disparado -un 8,4% sólo en 2013- para financiar proyectos sociales que sorprenden por las cantidades gastadas. La ineficacia en el gasto por obra completada final se puede ver claramente en los barrios sociales de las afueras de Caracas.

A la hora de analizar los supuestos logros del chavismo que muchos medios comentan, siempre hay que recordar que el país se ha beneficiado de unos precios del petróleo que han subido de 18 dólares por barril a 108 dólares. Unos ingresos extraordinarios que se han dilapidado en enormes subvenciones y donaciones políticas a naciones amigas que no han ayudado ni a cambiar el modelo productivo, ni a modernizar y desarrollar las industrias autóctonas, sino a depender aún más de los precios del petróleo, convirtiendo a Venezuela, junto a Irán, en los países que necesitan un precio del crudo más alto para equilibrar sus presupuestos (más de 100 dólares el barril).
Descontando el impacto de la inflación, que en Venezuela supera ratios de doble digito, el crecimiento real de Perú, Chile o Brasil en los últimos catorce años es más de tres veces superior al venezolano, y sólo la devaluación salvaje de Maduro de los últimos meses ha desplomado la renta per cápita de 13.000 dólares a 9.000.

La mejora de los indicadores de riqueza en Venezuela palidece cuando se tiene en cuenta la enorme renta petrolera extraordinaria que se ha generado en los últimos catorce años. Más de 380.000 millones de dólares de ingresos “distribuidos revolucionariamente”, y el porcentaje de la población que vive en la pobreza, según Cepal, sigue por encima del 29%.

El Índice de Pobreza en Latinoamérica de la Fundación Ethos sitúa a Venezuela entre los tres países más pobres tanto en hogar como entorno, mientras las economías más abiertas -Chile, México y Colombia- quedaban en los puestos de menor pobreza.

Lo explico en “Viaje a la Libertad Económica”. El modelo chavista debilita sus propias instituciones y restringe perversamente las políticas públicas a la decisión personal del líder que firma los cheques. Se crean lo que se llaman los boliburgueses, muy similares a los oligarcas.
Para Venezuela, el petróleo ha sido una bendición y una condena. La enorme renta petrolera recibida enmascara unos resultados de la política de “redistribución revolucionaria” que son mucho más que decepcionantes. Desafortunadamente, ese proceso se ha llevado a cabo con la entrega voluntaria de la libertad de muchos ciudadanos a cambio de un asistencialismo al que hoy le descubren su cara más oscura. Represión generalizada.

Apostar por un estado represor a cambio de una supuesta prosperidad lleva a no conseguirla y además encontrarse, como hoy, con la imposibilidad de salir del sueño redistributivo que se convirtió en pesadilla sangrienta. Los que critican a la oposición parecen olvidar convenientemente que las instituciones han sido tomadas y controladas por el chavismo en un proceso lento, pero inexorable, desde hace más de diez años. A pesar de ello, sigo confiando en que se permita a unos y otros buscar una solución pacífica.

Mientras tanto, los economistas de consenso en España nos quieren convencer de que tenemos que aplicar las mismas políticas. Venezuela sin petróleo.

La salida a este infierno de inflación y desabastecimiento tras años de subvenciones y despilfarro público no va a llegar de la mano de la misma fórmula. Venezuela es un país magnífico con una población capaz, valiente y emprendedora. Sea el gobierno que sea el que dirija el país en el futuro, estoy seguro de que aprenderá  que la política de devaluar, inflacionar y tirar del gasto público y de la deuda es pan –poco- para hoy y desastre –mucho- para mañana. #SOSVenezuela."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear